Mensajeros de la Paz abre en Roiz su segunda residencia cántabra
El centro de mayores de Roiz tendrá 60 plazas
Después de años de espera, Valdáliga va a contar con una residencia para mayores. Mensajeros de la Paz, la organización creada en 1962 por el Padre Ángel García, abrirá el próximo mes de octubre un centro geriátrico en Roiz, la capital de Valdáliga. La nueva residencia contará con 60 plazas concertadas y será, tras la de Molledo, el segundo centro que Mensajeros de la Paz gestione en Cantabria.
Si las previsiones se cumplen, a mediados del próximo mes de octubre Valdáliga podría ver cumplido un objetivo que viene persiguiendo desde hace seis años, el de contar con una residencia para sus mayores. Mensajeros de la Paz da los últimos pasos para que el atractivo edificio construido en Roiz abra sus puertas a 60 residentes. Se dará así respuesta a una demanda histórica de ese ayuntamiento que, como toda la Cantabria interior, cuenta con un elevado porcentaje de personas mayores, que se veían obligadas a buscar plaza en residencias alejadas de su entorno.
La de Valdáliga será la segunda residencia que Mensajeros de La Paz gestione en Cantabria (en 2009 abrió otro centro en Molledo), y su apertura contribuirá a paliar el déficit de plazas en residencias que aún padece Cantabria, y que se hace notar especialmente en las zonas más pobladas, como el arco de la bahía santanderina o la comarca del Besaya.
Sin embargo, el camino hasta lograr abrir una residencia en ese núcleo rural no ha sido fácil. Y no solo por la necesidad previa de contar primero con el compromiso de la Administración regional para concertar un número de plazas que garantizase su viabilidad. También ha habido que superar el problema que supuso la renuncia, por motivos económicos, de la promotora inicial.
El proyecto nació en 2011 y las obras fueron adjudicadas a la compañía Residencia Valdáliga que, afectada por la crisis económica, acabó quebrando y no pudo acometer la construcción del centro geriátrico. La idea no se retomó hasta 2015, cuando se hizo cargo del proyecto Mensajeros de la Paz, que lo ha llevado a buen puerto.
La residencia tiene unos 2.300 metros cuadrados construidos y se levanta en una parcela cedida por la Junta Vecinal de Roiz. El terreno ocupa una superficie de 6.381 metros cuadrados en el barrio de La Cocina, junto a las antiguas escuelas.
A cambio de la cesión, Mensajeros de la Paz gestionará la residencia durante 60 años, al cabo de los cuales pasará a manos del Ayuntamiento.
Las 60 plazas con las que cuenta el nuevo centro son concertadas, y es fácil prever que se completarán en breve plazo, teniendo en cuenta las necesidades que hay tanto en Valdáliga como en los municipios cercanos.
Hasta ahora, los ancianos o las personas en situación de dependencia que viven en esa zona se veían obligados a trasladarse a residencias situadas en San Vicente de la Barquera, Carrejo o Puente Nansa. Con la apertura de este nuevo centro podrán seguir vinculados al entorno en el que han desarrollado su vida, aunque muchas veces la elección de una residencia depende más del lugar de residencia de los familiares próximos que del propósito de no alejar a los mayores de sus raíces.
30 nuevos empleos
El tamaño relativamente pequeño de la nueva residencia es óptimo desde el punto de vista de su gestión y de la comodidad de los residentes. No solo permite una atención más personalizada sino que se sitúa en el umbral en el que la empresa gestora se ve obligada a contar con un completo equipo de profesionales, desde auxiliares, hasta fisioterapeutas, psicólogos, ATS, cocineros o trabajadores sociales.
Entre unas y otras especializaciones, la nueva residencia de Valdáliga contará con una plantilla de 30 personas, algo que redundará en la calidad de la atención que se prestará a los residentes. Un aspecto en el que Mensajeros de la Paz hace especial hincapié, tal y como subraya el gerente de la asociación en Asturias y Cantabria, José Luis Campos: “Al margen de que la gestión se lleve a cabo con profesionalidad, nunca se debe perder la perspectiva de que son personas mayores y de la calidez y el cariño con el que deben ser tratados. Nuestros centros son abiertos, sin horarios de visita, porque queremos que sepan que es su casa”.
Este empeño en que el residente se sienta cómodo se refleja en las características del edificio. En vez de limitarse a cumplir los requisitos de espacio que fija el ICASS para las habitaciones y dependencias comunes, la residencia de Roiz se ha planteado con unas medidas generosas. Dispone de 36 habitaciones individuales de entre once y quince metros cuadrados (la ley únicamente exige 8) y 12 dobles, de entre 17,5 y 22 m2 (la norma pide 16).
También se benefician de esa mayor amplitud las zonas comunes (salones, comedores y salas de terapia), que suman 355 metros cuadrados de superficie, cuando se exige 270 (4,5 por persona).
La selección de personal que integrará la plantilla comenzará en breve, y la intención del director del centro, David García, es entrevistar a las 300 personas que aspiran a alcanzar un puesto de trabajo en esta nueva residencia. Una de las prioridades que se tendrán en cuenta es que esos futuros trabajadores residan en zonas no muy alejadas.
Un pequeño hotel
El centro ha sido diseñado también para proporcionar a sus residentes diversos lugares en los que poder encontrar una cierta intimidad. Destaca especialmente el salón de la primera planta, un luminoso espacio totalmente acristalado ubicado en el ángulo que forman las dos alas del edificio y que ofrece una visión despejada del bucólico entorno de la residencia. También en esa planta existe una pequeña galería, orientada hacia el sur, que le proporciona al residente la posibilidad de encontrar un espacio más privado.
La complicada topografía de la parcela ha obligado a disponer en diferentes cotas los tres volúmenes del edificio, que forman una ‘L’ (dos alas para albergar los dormitorios y un área central que acoge las zonas comunes y las de servicio).
En la planta semisótano se sitúan el acceso del personal y de los vehículos de carga, así como los almacenes, cuartos de instalaciones, lavandería, farmacia, vestuarios y una capilla. La entrada principal está en la planta baja, donde se ha creado una gran plaza ajardinada, así como un aparcamiento de 22 plazas para visitantes. Además del amplio hall, se concentran en esta planta la zona administrativa, el salón, el comedor, las áreas de terapia, enfermería y cocina, así como 18 habitaciones individuales, que tienen salida directa al jardín. El resto de habitaciones se sitúan en la planta superior, así como el salón acristalado y un espacio habilitado para comedor.
El resultado es un edificio armónico, adaptado al terreno y al entorno rural en el que se enclava, con una estética y materiales modernos que, sin embargo, engarza bien con la arquitectura tradicional de los inmuebles cercanos.
El centro, construido por Rotedama, ha sido diseñado por el gabinete de arquitectura Aparicio & Zubía, que han contado con las aportaciones que ha hecho Mensajeros de la Paz desde su experiencia en la gestión de otras residencias para facilitar la funcionalidad del edificio.
Tres décadas gestionando residencias
La Asociación Mensajeros de la Paz fue fundada en Asturias en el año 1962 por el Padre Ángel García. Aunque comenzó preocupándose principalmente por la protección a la infancia, su actividad fue extendiéndose progresivamente a otros grupos con riesgo de exclusión social, como mujeres maltratadas o inmigrantes. Su dedicación a la asistencia a los mayores se remonta a treinta años atrás y, en la actualidad, gestiona ya cerca de un centenar de residencias en diferentes puntos de España.
A partir de ahora, la Asociación Edad Dorada, con la que Mensajeros de la Paz se ha especializado en la gestión de centros para mayores, va a contar en Cantabria con dos residencias (Molledo y la nueva de Valdáliga). Un número relativamente pequeño si se tiene en cuenta que en Asturias regenta ya seis centros. Por eso, aunque no tiene ningún otro proyecto, la necesidad de residencias en nuestra región hace que no sea descartable su presencia en nuevas iniciativas.
Déficit de plazas
La demanda de plazas en residencias para mayores se ha vuelto a disparar tras unos años de relativa calma. Y no porque la necesidad no existiera, sino porque la crisis económica había atemperado las solicitudes. Según las cifras hechas públicas por el ICASS, son más de 400 las personas pendientes de acceder a una residencia para mayores en estos momentos. Y aunque esa necesidad sea más aguda en las zonas de la comunidad más habitadas, iniciativas como la de Mensajeros de la Paz en Valdáliga no solo ayudan a aliviar la presión, sino que resuelven este problema allí donde se suscita, sin que haya que desarraigar a la población para prestar un servicio tan básico como proporcionar la atención adecuada a nuestros mayores.
Jesús Polvorinos