Perdidos por Cantabria
Cada vez son más los famosos que pasan por la región, aunque por lo general se alojan en lugares discretos del interior
Pasan desapercibidos pero eso no quiere decir que no estén. Son los veraneantes top que se acercan a Cantabria cada verano sin dejar más constancia que alguna aparición en la feria taurina de Santiago o una foto en las redes sociales. Por lo general, huyen de los grandes hoteles y se alojan en casas rurales de lujo, donde su intimidad es más fácil de defender, o visitan a amigos cántabros, como hicieron el pasado año dos de los componentes de la mítica banda mexicana Maná, al acudir a Santoña para encontrarse con su amigo, el periodista de El País Jesús Ruiz Mantilla y con su madre Conchita, exgerente del Hotel Rex y expresidenta de las Mujeres Empresarias de Cantabria. Por aquella casa de la playa de Berria desfila cada verano media redacción del periódico, empezando por Carlos Boyero, el crítico de cine más temido por los directores.
Por las playas de Cantabria ya ha pasado este año Shakira, que acudió con sus hijos a la casa de Oyambre en la que ya estuvieron el pasado año con Piqué. A la cantante colombiana parece que no le trae malos recuerdos ahora que el matrimonio ya no está unido, y ha aprovechado el aislamiento del lugar para que sus retoños tomen unas clases de surf.
La infanta Cristina se decantó por el otro extremo de la región. Tras intervenir en un curso de la UIMP como representante de una fundación de La Caixa, se fue discretamente con sus hijos a una playa de Santoña. Curiosamente, en el Palacio de La Magdalena hay unas habitaciones reservadas para la Familia Real (se respetaron con la reforma, cuando el edificio ya era propiedad del Ayuntamiento de Santander), que apenas se han usado en todos estos años, porque ningún miembro de la Familia Real ha mostrado empeño en ello.
También aprovechó su paso por la comunidad el cantante colombiano Sebastián Yatra, que, tras ofrecer un multitudinario concierto en Torrelavega, disfrutó de las vistas de Santander. Un paisaje que no dudó en compartir con los casi 30 millones de personas que le siguen en Instagram. Algo parecido hizo el cantautor Andrés Suárez tras actuar en La Magdalena.
Muchos de los personajes conocidos que vienen a la región cada verano es porque tienen sus raíces en ella, como la cantante Sofía Ellar –que explica en su biografía de Instagram que, aunque nació en Londres y vive en Madrid, se siente cántabra–, la influencer María Pombo, o el presentador de televisión Juan Pablo Carpintero, actualmente en el programa ‘Aquí la Tierra’.
Otros famosos que nada tienen que ver con la región acuden a conocerla, como la modelo y contertulia televisiva Alba Carrillo; Vikika Costa, la influencer de fitness más relevante de España (con un millón de seguidores en su cuenta de Instagram) o el también modelo Jaime Astrain.
El cantante David Bustamante, con residencia en Madrid, se escapa a su San Vicente de la Barquera natal siempre que puede. Y si antes venía acompañado de la asturiana Paula Echevarría, ahora lo hace de la bailarina rusa Yana Olina, su actual pareja. Recientemente han aprovechado la boda del hermano del cantante para pasar unos días, de lo que han dejado constancia en sus redes sociales.
Ana Botín, presidenta del Banco Santander, y su marido, Guillermo Morenés, atraen a muchos grandes empresarios a su casa de Carriazo (Ribamontán al Mar), donde pasan muchos fines de semana. Si alguien pensaba que la sucesora de Emilio Botín iba a estar más distanciada de su tierra de origen que su padre, se equivocó por completo. No solo acude la región con más asiduidad que él, sino que cada vez se siente más vinculada, y no pierde la oportunidad de demostrarlo en sus redes sociales.
En la misma zona que Ana Botín, tiene una casona con una gran colección de coches antiguos el expresidente de Sacyr, Luis del Rivero, que estudió Caminos en la Universidad de Cantabria y se casó con una cántabra.
Por su parte, la familia Royo-Villanova lleva varias décadas veraneando en Santoña, donde tienen una casa familiar. Si bien la royal Carla Royo-Villanova, casada con el príncipe Kubrat de Bulgaria, todavía no se ha dejado ver por la zona, su hermana menor Vega ya ha compartido varias instantáneas en algunos de sus rincones favoritos.
La Feria taurina de Santiago tiene un público fiel que acude cada año a Santander, desde Los del Río al empresario madrileño de salas de fiesta y ganadero Pedro Trapote, los hosteleros Lucio Blázquez, de Casa Lucio, y Rogelio Gómez (Trifón), de la Flor de Toranzo de Sevilla, o el cronista Alfonso Ussía, que pasa largas temporadas en Comillas.
También tiene casa en Comillas el empresario madrileño Jacobo Corsini Muñoz de Rivera. De hecho, su hija Laura –creadora de la marca de ropa Bimani–, acaba de celebrar su matrimonio en esta localidad. La ceremonia religiosa se celebró en la Iglesia de San Adrián, en Ruiseñada, y la celebración posterior en una casa particular llamada el Palacio de la Torre.
El enlace ha sido calificado como ‘la boda del verano’ por las revistas de moda y del corazón, que no han escatimado páginas con las fotos de las invitadas más jóvenes. Dado que la contrayente había diseñado todos sus vestidos, la boda se ha convertido en la pasarela de su nueva colección, una idea que a buen seguro imitarán otros.
Quienes también tienen una impresionante segunda residencia en esta villa son el matrimonio formado por Jacobo González-Robatto (exejecutivo de Banco Popular y expresidente de Nueva Pescanova) y María Pilar Perote (vicepresidenta de la Fundación Científica de la AECC). También hace escapadas a este domicilio familiar, su hijo Coco Robatto, senador de VOX.
Tampoco perdona un verano en esta zona el periodista Miguel Ángel Aguilar, que posee una casa en Ruiloba. El entorno de Comillas atrae a muchos otros periodistas conocidos, como el exdirector de El País, Joaquín Estefanía, que pasa cada vez más tiempo en la región, o el recién nombrado presidente de la Federación de Asociaciones de Prensa, Miguel Ángel Noceda, todos ellos con algún tipo de vinculación familiar con Cantabria.
No es periodista pero este año ha estado en los medios de comunicación más que nadie Antonio Resines, que desde que superó el Covid, después de unos meses dramáticos, no ha dejado de conceder entrevistas en su casa de Comillas, donde ha permanecido durante la convalecencia.
Liébana es otra elección recurrente. Alicia Hernández, más conocida como ‘Ali Promesas’ –por ser la cofundadora y directora creativa de la marca Dolores Promesas– descubrió la comarca por casualidad y cayó rendida a sus encantos, por lo que compró y reformó una casa a la que acude habitualmente.
Los famosos ponen de moda los lugares
La presencia de personajes con notoriedad social se convierte en un activo de primer orden para cualquier destino turístico. Desde que la Corte española optó a comienzos del siglo pasado por San Sebastián y, más tarde, por Santander, está perfectamente comprobado el efecto encadenado que producen estas visitas. Allá donde iba el Rey iba la Corte y aquel lugar al que iba la Corte se ponía de moda entre las clases pudientes e, incluso, medias.
El resultado era una eclosión turística de la zona, en la que, de la noche a la mañana, aparecían instalaciones de ocio de alto nivel (en Santander: el Club de Regatas, el Club de Tenis, el Golf de Pedreña, el Hotel Real, el campo de Polo, el Casino…). Hoy, no hay Corte, y los reyes procuran repartir su tiempo de vacaciones por varios lugares, aunque no resulta fácil evitar que el epicentro sea Mallorca, donde ya hay una infraestructura montada. Quizá por eso, el rey Felipe se esforzó en junio en visitar ocho autonomías, entre ellas Cantabria.
Nadie duda de la importancia de que la Familia Real escoja un lugar u otro para pasar unos pocos días de vacaciones, porque esa capacidad de prescripción que tienen los personajes más notorios le llega al público por muchas vías: reportajes en las televisiones y la prensa del corazón, información en las redes sociales…
Todo ello contribuye a poner de moda un destino turístico, porque los expertos de marketing saben muy bien que se construye con la aspiración de amplias capas sociales a hacer aquello que hacen los ricos o los famosos. Si ellos, que tienen muchas opciones, han elegido ese destino, por algo será…
Los precios seleccionan a la clientela
El Gobierno de Cantabria no hace campañas selectivas dirigidas a públicos acomodados, pero lo cierto es que esa selección turística también la acaban produciendo los propios precios de los establecimientos. Los hoteles de la región se han encarecido algo más de un 40% en apenas dos años, según las estadísticas del INE, y ese umbral deja fuera a muchas familias, que han de buscarse otros destinos turísticos más accesibles.
El salto que se ha producido en las tarifas no ha mermado la ocupación. Por el contrario, los hoteles están casi al completo este verano y en el ámbito rural, y el representante de una agencia especializada en el alquiler de casonas y palacios confesaba a comienzos de julio que “todo aquello que tenemos en Cantabria de más de mil euros la noche [la casa completa], está lleno hasta septiembre”. Una demostración de que hay movimientos cíclicos, y los palacetes de veraneo del interior, como el que tiene en Molledo el presidente de Técnicas Reunidas, Juan Lladó, que parecían haber perdido el interés de las generaciones actuales, vuelven a estar de moda tras la pandemia.