¿Puede ser negocio el atún rojo en el Cantábrico?
La principal empresa española del sector va probar unas jaulas sumergibles frente a Guetaria
El atún rojo siempre fue un pez cotizado, pero mucho más desde que Occidente se sumó a la moda del sushi y el sashimi. Sus precios llegan a niveles impensables, y eso ha llevado a buscar nuevas formas de explotar la especie que garanticen una mayor rentabilidad y su sostenibilidad en el tiempo, como el engorde en jaulas. Un procedimiento que se va a ensayar por primera vez en el Cantábrico, donde el cimarrón salvaje campea a sus anchas porque solo se puede pescar a caña y a los armadores locales les sale más rentable vender su cuota a los pescadores de Barbate o a los del Mediterráneo y hacer caja sin salir a faenar.
A pesar de la locura que desata este pez en Japón, donde es la base de varios platos de referencia y el creciente interés en otros países, la flota del Cantábrico no faena el atún, debido al pequeño tamaño de los ejemplares que pueden capturar. Como ocurre con los bonitos, solo se autoriza la pesca a caña, y no es fácil izar a bordo peces de más de 40 kilos (los bonitos no suelen superar los 10). Dado que el peso habitual de un atún rojo adulto puede estar entre los 150 y los 200 kilos, desde hace un par de décadas (antes, los cimarrones capturados se solían comercializar en Francia) prefieren vender la cuota a armadores de Cádiz o de otras zonas del Mediterráneo que, aunque tengan que pagarles 10 o 12 euros por kilo de cuota, van a sacarle más rentabilidad.
Que el atún rojo no tenga un papel más importante en las pesquerías del Norte que esta especie de regalo anual por la venta de la cuota, no quiere decir que no lo pueda llegar a tener, y así lo creen el centro tecnológico vasco AZTI y la empresa catalana Balfegó, líder en captura, alimentación y comercialización del atún rojo, quizá movidos por un estudio de la Universidad de Southampton en el que se advierte que el incremento de la temperatura del agua en el Mediterráneo forzará a esta especie a trasladar su zona de crianza a zonas más frías, como el Golfo de Vizcaya. De hecho, estos cimarrones pasan por aquí. Todos los años, a partir del mes de marzo, el atún rojo inicia una gran peregrinación hacia el sur. Abandona las frías aguas del Atlántico Norte para regresar al Mar Mediterráneo donde nació y proceder al desove en aguas próximas a Sicilia y a las Islas Baleares.
Diferencias entre el atún rojo y el bonito del norte
El atún rojo y el bonito del norte pueden resultar similares, ya que ambos forman parte de la misma familia de peces, los túnidos, pero no son la misma especie de pescado y entre las diferencias las más significativas están el tamaño, y el precio, todas a favor del atún rojo, y el color de la carne.
Características | Atún rojo | Bonito del Norte |
---|---|---|
Especie | Thunnus thynnus | Thunnus alalunga |
Familia | Scombridae | Scombridae |
Sabor y textura | Sabor más intenso y rico en grasas. Textura más suave y mantecosa. | Sabor suave, menos intenso. Textura firme pero menos grasa. |
Tamaño | Puede superar los 2 metros y los 300 kg. | Alrededor de 1 metro y hasta 40 kg. |
Elaboración | Crudo en sushi y sashimi, a la parrilla. | En conservas, a la parrilla, en ensaladas. |
Calorías | 184 calorías por 100 g | 144 calorías por 100 g |
Temporada | Primavera y verano | Verano y principios de otoño |
Zona de pesca | Atlántico, Pacífico y Mediterráneo | Atlántico Norte y el Mar Mediterráneo |
Precio | 48,9€ el kilo de lomo de atún rojo | Más accesible |
Pero no se trata de trasladar al norte las pesquerías que desde hace tres mil años se realizan en las costas de Cádiz. La intención de AZTi y Balfegó es instalar dos grandes jaulas acuícolas sumergibles a 3,7 millas del puerto de Guetaria (Guipúzcoa) para el engorde de peces de esta especie y llegar a producir unas 500 toneladas al año.
La estabilidad de las jaulas se va a probar durante los próximos meses (cuando más azotan los temporales) y en verano de 2025 comenzará un primer ensayo con un número limitado de ejemplares. Si la experiencia resulta positiva, a partir de 2026 se instalarán más jaulas para analizar los resultados de su engorde.
Una pesquería tradicional del sur
El atún rojo tiene una larga tradición en España, y un gran mercado internacional, que cada vez paga precios más altos por unos ejemplares cada vez más escasos. En nuestro país son cinco almadrabas y 806 pesqueros los que se reparten los 6,78 millones de kilos que está permitido capturar, y casi todos operan en el sur.
En el noroeste español únicamente se puede desembarcar atún rojo en seis puertos: los cántabros de San Vicente de la Barquera y Santander; Avilés, en Asturias; y Burela, Celeiro y A Coruña, en Galicia.
En Cantabria hay 18 barcos autorizados, con un cupo total de 140.000 kilos, y en el País Vasco, 29. En Galicia solo dos barcos se dedican a esta especie. Además, se reserva una pequeña cuantía de 27.000 kilos para pescas involuntarias en barcos boniteros y espaderos y otros 37.854 para la pesca de recreo, (un ejemplar por barco y día, hasta un máximo de dos en toda la temporada). En realidad, España solo permite la pesca recreativa de atún rojo sin muerte, por lo que los aficionados con licencia están obligados a tomar las medidas a su alcance para devolverlos vivos al mar.
Tanto en el caso de los profesionales como en el de la pesca recreativa, cada ejemplar ha de pesar al menos 30 kilos o medir 115 centímetros de largo.
Una nueva cultura pesquera
El escaso rendimiento económico que tiene la especie en la economía pesquera del Cantábrico no significa que no haya posibilidades de mejora. Este ensayo lo va a intentar, y el hecho de que sea llevado a cabo por una empresa experimentada en engorde en jaulas en el Mediterráneo es una garantía.
Su intención es capturar los atunes vivos con la ayuda de la flota local, pero para ello es necesaria una autorización expresa para usar artes de cerco, y todo el proceso será inspeccionado por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT).
Posteriormente, los ejemplares serán engordados con pescado azul del Atlántico.
“El principal desafío será determinar si es viable utilizar el arte de cerco para la pesca del atún rojo en el golfo de Vizcaya. Si se logra y el engorde en jaulas tiene éxito, este proyecto podría tener un impacto muy positivo, permitiendo revalorizar las cuotas de pesca, mejorar la calidad del producto y optimizar la gestión pesquera”, ha afirmado Juan José Navarro, director adjunto de Balfegó.
La pesca de cerco –con redes– sí se permite en el Cantábrico para la anchoa o para el verdel, pero no para el atún o el bonito, que se capturan a caña. En el Mediterráneo, sin embargo, este arte de pesca también se autoriza con los túnidos, ya que es una tradición de siglos. El proyecto de Guetaria, por tanto, introducirá dos novedades, la pesca de cerco en el Cantábrico y la utilización de jaulas sumergibles, que pueden llegar a transformar la cultura pesquera local, si el experimento tiene éxito.
Resistir las condiciones del Cantábrico
Antes de comenzar la captura de atunes, prevista para el verano de 2025, se verificará la flotabilidad, capacidad de inmersión y resistencia de las jaulas frente a los fenómenos adversos del Cantábrico, uno de los retos que debe superar este tipo de acuicultura.
“Balfegó ya gestiona una instalación similar en L’Ametlla de Mar (Tarragona) desde 2004, pero las condiciones del Cantábrico son mucho más severas, especialmente en invierno”, ha señalado Navarro. Las jaulas para el Cantábrico, que tienen un diámetro de 50 metros, están diseñadas para soportar estas condiciones y minimizar el impacto del oleaje.
En caso de temporal, pueden sumergirse a 18 metros o más para proteger tanto la estructura como los peces. A lo largo del proyecto, sensores y cámaras permitirán controlar en tiempo real la calidad del agua y la actividad biológica a su alrededor, asegurando una respuesta inmediata ante cualquier impacto ambiental.
Para que los atunes permanezcan vivos durante su captura en mar abierto, los barcos de cerco que los rodeen irán acompañados por otro barco con una jaula de transporte, a la que serán conducidos. De ahí pasarán a las jaulas sumergidas de engorde, que se fondearán no muy lejos de la costa, donde la plataforma litoral aún permite fijarlas al fondo.
El engorde (que durará semanas o meses, según el peso inicial del pez) va dirigido a aumentar su valor y resulta más sostenible, porque se necesita capturar menos ejemplares para cubrir la cuota, además de suavizar las brusquedades en las cotizaciones, ya que el mercado deja de depender exclusivamente de las capturas de animales salvajes y de las temporadas de costera. También apoyaría más actividad a la flota de cerco.