Un chalé de finales del XIX convertido en hotel

El Suite Home Pinares es el segundo establecimiento de Inycon en Santander

En la pasada década, la llegada de la temporada alta suponía también la apertura de nuevos hoteles en la región. Eso dejó de ocurrir hace tiempo, pero este verano sí habrá uno más en Santander. Un hotel de pequeño formato, promovido por la ingeniería Inycon, que ha reconvertido un chalé de la Avenida de los Infantes con 125 años de antigüedad en un atractivo establecimiento de catorce habitaciones. El Suite Home Pinares es el segundo de Inycon en Santander, donde ya tenía el Suite Home Sardinero.


La imagen clásica del veraneo santanderino está asociada a estampas que recuerdan los baños de ola del siglo XIX y comienzos del XX y a los edificios que evocan aquel pasado. De esa época es la casa familiar que Antolín G. de Rozas construyó cerca de las playas del Sardinero, en la actual Avenida de los Infantes, a pocos metros de los pinares de San Roque.

Ese edificio, de estampa decimonónica, es un buen ejemplo de la arquitectura de la época, y podrá ser utilizado ahora por los visitantes como alojamiento de vacaciones o en viajes de trabajo. La empresa de ingeniería Inycon lo ha convertido en un hotel, preservando la fachada, al tratarse de un inmueble protegido. Todo lo demás ha sido sometido a una profunda transformación para adecuarlo a su nuevo uso.

Parte del atractivo de la oferta hotelera rural reside en el pequeño tamaño de los establecimientos, muchas veces casonas adaptadas, ya que asegura un ambiente más relajado y doméstico. Esa fórmula empieza a recuperarse en Santander, donde los hoteles familiares ya tuvieron mucha importancia en la primera mitad de la pasada centuria.

Una de las habitaciones del nuevo hotel.

La ingeniería Inycon ha invertido dos millones de euros en la compra del inmueble y para transformarlo en el nuevo hotel Suite Home Pinares. El reto era adaptarse a las dimensiones del viejo chalé, que tiene 14 habitaciones, repartidas en tres plantas. Un tamaño que facilita una atención cercana a los clientes, frente a la más impersonal de los grandes hoteles.

En la planta baja se han situado la recepción, el salón y el comedor. El hotel solo ofrece alojamiento y desayuno. Terminado el buffet, unos estores accionados eléctricamente y decorados con fotografías antiguas de la ciudad ocultan la zona de servicio, convirtiendo el comedor en otro salón más para los huéspedes.

En la fachada no se podían abrir nuevos huecos pero los ventanales que tenía han sido suficientes para proporcionar una gran luminosidad a los salones y a todas las habitaciones. Las que se encuentran en la parte frontal de las plantas superiores proporcionan, además, una vista parcial de la bahía y se asoman al pequeño bosque de pinos que se encuentra junto a la iglesia de San Roque. Dos de las habitaciones, una en la parte delantera y otra en la posterior, disponen de terraza. También hay una adaptada para personas discapacitadas, con puertas más anchas para facilitar el acceso en silla de ruedas, y un baño adaptado.

Una decoración diferenciada    

Una de las características del Suite Home Pinares es la decoración diferenciada de todas las habitaciones, la misma pauta que Inycon ya empleó en el otro hotel del que es propietaria, el Suite Home Sardinero, de solo diez habitaciones.

Esta apuesta por extremar la personalización de los espacios ha llevado a combinar dos estilos decorativos en el nuevo, uno de ellos representativo de la época en que se levantó el chalet, cuyo proyecto se presentó en el Ayuntamiento santanderino en 1893. “Al tener tantos años el edificio”, señala Pedro López, fundador y gerente de Inycon, “hemos decidido amueblarlo con ese estilo, que recuerda la época que fue construido”. Para esas habitaciones más clásicas, los promotores han empleado como cabeceros los marcos que rodeaban los espejos de viejos aparadores, entelándolos. De hecho, casi el 70% del mobiliario son muebles restaurados, a tono con el proceso que se ha seguido con el propio edificio.

Las telas con que se ha vestido el hotel contribuyen a crear un ambiente cálido y acogedor. Para la confección de las cortinas, cortinones, estores y tapicerías se han elegido otomanes lisos o lino, principalmente. También se ha cuidado la lencería de baño, de tacto agradable y alto gramaje, y en las tapicerías se ha apostado por la resistencia y la facilidad de limpieza. La confección e instalación de todos los textiles ha corrido a cargo de la firma Elisa Decoración, especializada en proyectos hosteleros, corporativos y sanitarios.

Las habitaciones tienen una decoración diferenciada y desde las que dan a la fachada principal se pueden ver Los Pinares de El Sardinero y el mar.

Aunque se ha preservado con rigurosidad la fachada que tenía en la última época el inmueble de la Bajada de los Pinares, los nuevos propietarios han recuperado pequeños adornos que decoraban las molduras de las ventanas en el proyecto original.

También han conservado los pocos elementos del interior del edificio que no se habían deteriorado en exceso, como la barandilla metálica de la escalera y algunas puertas, entre ellas la que da acceso al comedor o la que comunica con el exterior por un lateral.

La parcela sobre la que se levanta el hotel tiene algo más de 600 metros cuadrados, y la zona construida unos 500. Tanto el espacio situado en la zona frontal como el de la trasera del inmueble se han destinado a aparcamiento. También se ha habilitado una pequeña terraza frente al hotel.


La rehabilitación de una fachada de 125 años de antigüedad

Uno de los trabajos más delicados ha sido la rehabilitación de la fachada del edificio, después de más de un siglo expuesta a las condiciones climáticas de la capital cántabra y al propio desgaste de los materiales. Para ello se ha recurrido a un producto que desde su empleo por los romanos ha demostrado su grandes cualidades, un mortero basado en cemento natural, más respetuoso, además, con el medio ambiente que los hechos con cemento portland. En concreto, se ha utilizado el mortero de reparación de Beissier, que distribuye Droguería Norte.

Especialmente indicado para fachadas antiguas, aporta un alto nivel de impermeabilidad, a la vez que asegura la transpirabilidad de los muros para evitar condensaciones internas. También se ha empleado una pintura con tecnología de siloxano, del mismo fabricante, con un acabado hidrófugo y muy resistente a la suciedad.


Una nueva línea de negocio

Para Inyco,n la apertura de este nuevo establecimiento supone la consolidación de una línea de negocio emprendida el pasado año, cuando reconvirtió su sede profesional de la Avenida Cantabria en un pequeño hotel. Esta búsqueda de un nuevo nicho de mercado ha sido la respuesta al deterioro sufrido por el sector de la obra pública y la edificación, al que se ha venido dedicando como ingeniería desde 1983.

Con la apertura del nuevo establecimiento, Santander no amplía significativamente su oferta hotelera, que se eleva a algo más de 5.000 camas, pero sí gana posiciones en un formato poco representado, el de pequeños hoteles, que no alcanzan las 20 habitaciones. Un tipo de establecimiento en el que la gestión se simplifica, por su tamaño y por el hecho de no dar comidas ni cenas. De hecho, los dos hoteles de Inycon están gestionados por la propia familia del fundador de la ingeniería.

Jesús Polvorinos

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