Un innovador complejo hotelero de lujo se levantará junto a la Ría de Ajo
Los 19 apartamentos turísticos buscan potenciar la singularidad del lugar y apuestan por la sostenibilidad
Las iniciativas hosteleras no decaen por mucho que la pandemia haya trastocado las previsiones de muchos empresarios. Está a punto de iniciarse en Ajo la construcción de un grupo de apartamentos turísticos de lujo que combinará un diseño innovador y sostenible con unas irrepetibles vistas a la Ría para ofrecer una experiencia singular. Promovido por un grupo de inversores particulares, su intención es estar en el mercado el próximo año.
El penúltimo recodo de la Ría de Ajo hacia el interior es uno de los parajes más singulares de la costa de Cantabria. Allí donde la lengua de agua se ensancha con cada pleamar y se funde con unas mieses feraces entre las que, desde hace unos meses, destacan las multicolores pinturas hechas por Okuda en unos antiguos silos ganaderos que quedaron sin uso. En ese entorno se va a construir un llamativo e innovador grupo de apartamentos turísticos, de distintos propietarios pero con una gestión conjunta.
La urbanización está compuesta por 19 apartamentos de lujo, de 69 metros cuadrados cada uno, distribuidos en nueve bloques dobles y uno sencillo, cada uno de ellos con un acceso individual.
La finca ha sido adquirida por un grupo de promotores particulares que mantienen en lo sustancial el proyecto elaborado en su día por el arquitecto Jaime Carceller, con algunas actualizaciones, como la utilización de la aerotermia o el aprovechamiento de la energía solar.
En los edificios contrastarán las líneas casi cúbicas de su estructura con la decoración semiorgánica de algunas fachadas, recubiertas con planchas serigrafiadas con motivos abstractos que se confunden con el entorno.
Este enmascaramiento en el paisaje se verá reforzado por el hecho de que los edificios van encajados entre las formas naturales de las rocas del terreno y la vegetación de la finca, que se extiende en ladera hacia la Ría, una circunstancia que se aprovecha para que cada apartamento tenga un gran frontal acristalado en la orientación el sur –donde se encuentra la Ría– y ninguno vea interrumpidas sus vistas por los otros edificios. De hecho, se aprovecha la vegetación y las sinuosidades para que las zonas de uso de los edificios ni siquiera se vean entre sí.
El conjunto tendrá más notoriedad de noche, como consecuencia de los reflejos que las luces ambientales provocarán en las piscinas de pocos centímetros de agua que cubrirán algunas de las terrazas. El escalonamiento del terreno añadirá un cierto efecto cascada a este juego de agua y luces.
A su vez, el contorno de la urbanización estará delimitado por un pequeño curso de agua, que se deslizará por las rocas, y se moverá en circuito cerrado gracias a un impulsor alimentado por energía solar.
El conjunto se remata, en la parte superior, con un edificio común, en el que se instalarán la recepción y un restaurante, cuya explotación adjudicará la comunidad de propietarios a un grupo hostelero de prestigio.
Alquileres combinados con uso privativo
La promotora, denominada Ribera Sur –ese va a ser el nombre comercial del futuro establecimiento turístico– tiene previsto sacar a la venta los seis apartamentos que no están adquiridos por los socios iniciales.
El régimen turístico al que se acoge el establecimiento establece una explotación mixta. Los apartamentos se alquilarán durante la temporada, lo que según el plan de negocio debe servir para amortizar buena parte de la inversión, y el resto del año serán utilizados por sus propietarios.
La inversión supera los tres millones de euros pero Sonia Castellanos y Luis Pando, representantes de la comunidad, se muestran convencidos de que su efecto sobre la zona va a ser mucho más importante de lo que esta cuantía parece indicar. “Cantabria busca posicionarse en el turismo de lujo, pero para conseguirlo son necesarias instalaciones de lujo, y en un entorno tan extraordinario como este, nos creíamos en la obligación de hacer un proyecto realmente singular”, explican. “Es un lugar relativamente cercano al golf de Pedreña, a treinta minutos de Santander y de Bilbao, muy próximo a Laredo y Santoña… Está junto a una de las rías más bonitas y más naturales del norte de España y, al mismo tiempo, al borde mismo del pueblo”. “Es un paraje idílico, y como tal pretendemos tratarlo”, añaden.
La comunidad de propietarios tramita la concesión de un embarcadero en la Ría, para lo que ya cuenta con una autorización inicial, en donde la propia urbanización dispondrá de canoas.
La urbanización se empezará a construir esta primavera, con la intención de que los apartamentos estén disponibles para la campaña turística de 2023, que también será el inicio del próximo Año Lebaniego.
Más información: Teléfono 34 649 324 143