Alsa reacciona contra las tarifas del Alvia

La patronal de los autobuses canalizará la reclamación de Alsa y de otras compañías contra la agresiva política de precios que ha comenzado a aplicar Renfe con la entrada en vigor de los nuevos trenes Alvia. Aunque el tramo de vía de alta velocidad sólo llega a Valladolid, afecta a numerosas relaciones, entre ellas las de Madrid-Santander y a otras ciudades del Norte de la Península, donde ALSA está muy implantada.
De lunes a sábado, la empresa de autobuses oferta 320 plazas entre Madrid y Santander, de las que vende una media de 170. Los domingos llega a las 420 plazas, de las que ocupa una media de 300 y ha habido ocasiones, como en los recientes puentes de noviembre y diciembre, en que Alsa ha llegado a vender 700 billetes en un solo día para este trayecto, con convoyes formados por nada menos que siete autobuses en algunos horarios.
La puesta en servicio de los vuelos de Ryanair con Madrid fue el preludio de una nueva competencia para los autobuses que no cabía presumir. Por primera vez, el avión podía competir en precio en el trayecto Santander-Madrid, donde hasta ahora las diferencias eran abismales. Pero sólo es un avión al día, aunque tenga 180 asientos.
Lo que tampoco cabía presumir es que pocas semanas después, ocurriría lo mismo con los trenes de alta velocidad. Un servicio más rápido y más cómodo iba ser, obviamente, un competidor más duro, pero la batalla que se iba a dirimir en el terreno de la calidad, ha pasado también al precio. Renfe ha puesto un precio político a la alta velocidad, con un encarecimiento mínimo de los billetes, y no ha dudado en introducir los criterios que emplean las compañías aéreas más agresivas en la venta anticipada. Quien compre las plazas de un Alvia por Internet con suficiente antelación puede obtener descuentos de hasta un 60%, lo que significa que puede hacer el trayecto Santander-Madrid por 16,90 euros, la dos terceras partes de lo que cuesta un billete de autobús convencional (25,78 euros). Incluso la tarifa ‘Estrella’, con un descuento del 40% que Renfe aplica a todo el que compre el billete con una semana de antelación, ya resulta más barata que el autobús.
Las empresas de autocares, con Alsa a la cabeza, sostienen que la compañía ferroviaria sufraga esa política de descuentos con las ayudas públicas que recibe del Estado, por lo que tienen la intención de denunciarla por competencia desleal.
Renfe se defiende asegurando que los 2.600 millones de euros que recibirá del Estado hasta 2011 para compensar su déficit de explotación tienen una duración definida y, por tanto, van dirigidas a establecer las estrategias que le permitan sobrevivir sin subvenciones a partir de esa fecha. Un argumento que no convence a las compañías de autobuses, la más afectada de las cuales es, hasta el momento, Alsa, fundada por la familia asturiana Cosmen y propiedad ahora de la multinacional británica National Express. La entrada en servicio del corredor de alta velocidad Madrid-Valladolid perjudica claramente a sus líneas entre la capital del Estado y la Cornisa Cantábrica, las más rentables, ya que el tren no sólo ha pasado a ser más rápido que el autobús, al reducir su tiempo de viaje en una hora, sino que también puede ser más barato.
A la lista de damnificados pronto se sumará Avanza, la segunda compañía del sector. Será en el mismo momento en que se abra el corredor de alta velocidad con Levante y eso es un motivo más para que la patronal Fenebus se muestre predispuesta a batallar con Renfe.

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