Aurora González. ZAPATERIAS BERTTA Y DULCCINEA:
En su negocio se rezuma gusto, sofisticación y amor por el trabajo bien hecho. Aurora González abrió su zapatería en Muriedas en 1992, en plena crisis económica, cuando todo parecía indicar que no saldría adelante y menos vendiendo calzado de lujo en una población eminentemente industrial. No sólo consiguió asentar su negocio, al que denominó Bertta, sino que comenzó a atraer clientes foráneos que prácticamente desconocían Muriedas. Más tarde abrió Dulccinea. En sus escaparates están las mejores marcas del país y su lema es “calidad, comodidad y diseño”. La empresaria cántabra apuesta por el fabricante español (“tenemos que ayudarnos entre todos”) y por el zapato de tacón: “Es el más elegante que hay”, afirma con rotundidad.
Pregunta: –¿Por qué se introdujo en el mundo de la zapatería femenina que es tan competitivo?
Repuesta: –El calzado siempre me ha gustado mucho. Para mí, forma parte de la moda, me encanta. A pesar de la crisis, en 1992, me decidí y aposté por este negocio. Desde el comienzo tuve la convicción de que debía estar basado en la calidad, en la comodidad y en el diseño.
P.– ¿Por qué tomó la decisión de abrir una zapatería de lujo en Maliaño y no en Santander o en Torrelavega, como parecería más lógico?
R.– Hubo varias razones. En primer lugar, porque soy nativa del valle de Camargo, en todo el valle ya somos 25.000 habitantes y notaba la falta de una zapatería de estas características. Además,
gracias al boca a boca, también tengo clientes de Santander, de otros lugares de la provincia, de Bilbao, de Madrid… Y, en aquel momento, el precio de los locales en Santander me parecía carísimo.
P.– El diseño en el calzado se asociaba tradicionalmente con Italia, pero usted ha apostado por las marcas españolas. ¿Tanto han cambiado los tiempos?
R.- En la zapatería tengo marcas como Pura López, Sara Navarro, Uad Medani o Rocío Mozo y aunque, por supuesto, también tengo muy buenas marcas italianas, a mí, personalmente, me gusta mucho el diseño español y apuesto por él en todos los sentidos. Además, los españoles tenemos que ayudarnos.
P.– ¿Cómo consigue que los fabricantes de prestigio le hagan algunos modelos propios?
R.- Fabricar un zapato es muy complicado. Lo que consigo, en algunas ocasiones, es que me diseñen el zapato como yo lo quiero. Cuando me presentan el modelo puedo hacer variaciones. Selecciono muy bien la piel, el forro; me arriesgo en el diseño con líneas que no se ven en ningún sitio y con un colorido especial.
P.– ¿Por qué fideliza tanto a sus clientes?
R.– Tengo claro que para mí una cliente es un tesoro y que cada vez que entra por la puerta me está haciendo un favor. Siempre intentamos que encuentren un ambiente familiar y agradable. Nunca importa el tiempo que tengamos que invertir en cada una.
P.– ¿Es una tienda elitista?
R.- No somos una tienda elitista. En mi negocio hay gama media-alta pero abarcamos a todo tipo de público. También disponemos de una línea de calzado específico para bodas y otros eventos especiales y dedicamos un escaparate sólo para novias.
P.– En tiempos de crisis cabe suponer que comprar zapatos caros no es una prioridad.
R.- No son tan caros. La media de precio en mi establecimiento puede ser de ciento y pico euros. En cuanto a la crisis, claro que la he notado, porque los clientes, en vez de comprarse tres pares, se compran dos.
P.– ¿Tiene alguna dificultad específica el vender zapatos?
R.– Sí, sin duda. En primer lugar, el zapato tiene que sentar perfecto en el pie y, en segundo lugar, se trata de un negocio que precisa de una importante inversión cada temporada, y tenemos dos temporadas al año. Y todo esto sin contar con que el IVA sube ahora dos puntos.
P.– ¿Plano o con tacón?
R.- Depende del momento. De todos modos, no hay duda de que el tacón es más femenino y tiene más glamour.
P.–¿Por qué no vende zapatos de caballero?
R.- Los tuve, pero el caballero no es tan consumidor como la mujer, ni mucho menos.
P.– Otra de sus tiendas es ‘Dulccinea’, que está dirigida a un público al que le cuesta encontrar un zapato de diseño que sea cómodo.
R.-Sí, la abrí hace un año en la calle Cervantes de Santander. Muchas mujeres tienen los pies delicados y se ven obligadas a llevar calzado de señora mayor. En mi establecimiento hay una gran variedad de estilos para que puedan ir calzadas de una forma moderna y cómoda. No obstante, es un género difícil de encontrar porque apenas existen diseñadores que fabriquen zapatos de ancho especial.
P.– No nos podemos olvidar de los bolsos. ¿Son tan importantes como los zapatos?
R.– Sí, por supuesto. Aquí sí que me decanto por el bolso italiano, que es cómodo, tiene un diseño muy original y está muy bien hecho.
P.– ¿Usted cuál lleva?
R.– Para mi uso personal, me encantan los bolsos de piel de serpiente de pitón y los modelos italianos de Braccialini, con un diseño muy simpático y alegre.
P.– ¿Tiene el relevo generacional asegurado?
R.– En el negocio trabajan, aparte de las empleadas, mi hija Lorena y ahí es donde probablemente tenga el relevo.