Barcos a gas

Las mejores idea surgen muchas veces en un momento de ocio. Por ejemplo, la que le vino a la cabeza a José Antonio Sainz, observando cómo un barco cargaba combustible en el Puerto deportivo de Pedreña mientras el contador del surtidor marcaba una factura astronómica. Sainz, un profesional en instalaciones de gas, conoce el ahorro económico que supone el uso del GLP en los automóviles, así que la pregunta surgió sola: ¿Por qué no aplicar a la náutica lo que ya se hace en la automoción? El paso siguiente era investigar el modo de transformar los motores de las embarcaciones, tal y como se hace en los coches, y conseguir el respaldo de una petrolera.
Sus contactos profesionales con Repsol le facilitaron el acceso a las oficinas centrales en Madrid de Repsol Butano, la división responsable del autogás. Para su sorpresa, se encontró con que su iniciativa de intentar obtener una homologación para la transformación de motores de barcos sería, de lograrlo, la primera de ese tipo en toda España. Pero primero tenía que conseguirlo.

Un surtidor en Raos

Tras orientarse en el pequeño laberinto burocrático de quién ostenta las competencias en ese tema, Sainz formuló ante Capitanía la petición de una homologación específica que le permitiera poner en marcha su proyecto para adaptar los motores de las embarcaciones al uso del GLP.
Para pasar la prueba se enviaron dos motores transformados, de 50 y 150 caballos, a unos laboratorios de Barcelona, donde fueron sometidos a controles de emisiones, de potencia y de acústica. No tuvieron problemas para superarlos, dado que son menos contaminantes, el gas aumenta la potencia en 15 CV y son la mitad de ruidosos que los de gasoil, algo que puede ser muy valorado por los practicantes de la náutica. Con los motores ya testados, solo queda montarlos en una embarcación para que Capitanía dé el visto bueno.
El sistema diseñado para los barcos es bifuel, es decir, que utiliza ambos combustibles. La adaptación de los motores se hará sin sacar la embarcación del agua, lo que ahorra muchos costes y va a requerir unas cinco horas de trabajo, lo que se tarda en colocar los inyectores, el depósito y el cableado.
Después habría que tramitar la certificación del motor adaptado que, con el acuerdo al que se ha llegado con la firma que pasa la inspección técnica de barcos, podrá agilizarse sustancialmente, hasta el punto de que en dos días el propietario de la embarcación la tendrá legalizada y lista para su uso.
Para el desarrollo de este proyecto y los gastos que lleva aparejados, Sainz ha contado con la colaboración de Repsol Butano, que planea construir en Raos un surtidor de GLP. Para motivar a los propietarios de embarcaciones a utilizar el gas, la operadora tiene previsto, además, financiar a un año y sin intereses, los costes de transformación (unos 1.600 euros) e incentivar estas adaptaciones mediante cheques regalo para el consumo de este combustible.

La proyección del Mundial de Vela

La celebración en Santander del Mundial de Vela, puede ser un estupendo escaparate publicitario para la promoción del GLP en la náutica. Los veleros van acompañados de lanchas zodiac y para el Mundial de Vela los organizadores prevén contar con una cincuentena de estas lanchas motoras.
Hay indicios de que desde el CAR se estudia la posibilidad de transformar sus motores para que puedan utilizar gas. También las delegaciones de algunos países han pedido un servicio de autogás en las instalaciones. Una oportunidad de promocionar este sistema que, a buen seguro, no pasará desapercibida para las petroleras.

Transformación de coches

La colaboración de Sainz con Repsol no se va a limitar a los barcos, aunque éste sea el aspecto más novedoso. El interés que empieza a despertar el autogás como combustible alternativo en automóviles también ha animado al empresario cántabro a abrir un taller en la gasolinera que Repsol tiene en Las Portillonas, dentro del municipio de Camargo. En Ecogas Motor, que es el nombre de la nueva empresa –en la que tiene como socio a Angel Gómez, fundador de Estructuras Monterrey–, se llevarán a cabo las transformaciones de todo tipo de motores de combustión para adaptarlos al sistema bifuel, de manera que puedan utilizar indistintamente GLP o gasolina. Para promocionar este nuevo nicho de mercado, y dependiendo de la flota que el cliente vaya a adaptar, Repsol regalará cheques de autogás que pueden oscilar entre 500 y 3.000 euros. El taller ya parte con una demanda de trabajo importante, porque antes de abrir tiene 26 clientes a la espera, uno de ellos con una flota de once coches de gasolina que quiere transformar.
La reciente homologación de sistemas que permiten utilizar GLP en motores diésel, abre también interesantes posibilidades para las flotas de transporte, que pueden combinar el autogás con el gasoil, reduciendo así la factura de combustible. Una opción muy atractiva para los transportistas profesionales, para los que el coste del gasoil supone el principal gasto de sus cuentas de explotación, agravado por el hecho de que, desde que se inició la crisis hace cuatro años, el precio de este combustible ha experimentado un alza del 67%.
Si a eso se le une la reciente alerta lanzada por la Organización Mundial de la Salud sobre los efectos cancerígenos que tienen los humos de combustión del gasoil, parece clara la necesidad de potenciar el uso de combustibles alternativos, y en esa carrera el viejo gas de automoción (una mezcla de butano y propano licuado, aunque también se usa gas natural), puede convertirse en la alternativa más ecológica y con más futuro.

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