Cantabria será la sede del segundo grupo lácteo de España
Una de las primeras cuestiones que se encontró sobre la mesa Angel Agudo al ser nombrado consejero de Economía fue la necesidad de asegurar la continuidad de la planta de Iparlat en Renedo. Directivos de esta firma y representantes de las cooperativas de ganaderos vinculadas a ella le plantearon en su despacho las difíciles circunstancias por las que atravesaba, en parte por no haberse cumplido los compromisos adquiridos por el Gobierno de Martínez Sieso.
La situación se ha revertido por completo cuatro años después, aunque el apoyo que el actual Gobierno está prestando a esta empresa ha creado algún recelo en otros competidores. Pero lo cierto es que la Consejería de Economía se ha apuntado un tanto. La amenaza que pendía sobre los más de cien trabajadores de la fábrica y para los ganaderos que entregan la leche se ha disipado y ahora se plantea una expectativa ilusionante: la planta de Cantabria va a ser la cabecera del nuevo grupo Lactiber, una compañía formada por la asociación de Iparlat y las cooperativas andaluzas Covap, al 50%.
La primera decisión de Lactiber ha sido la elección de Cantabria para construir una planta envasadora que ocupará 40.000 m2 en el futuro polígono de La Pasiega, que será el mayor de la región. La fábrica procesará, en una primera fase, 200 millones de litros de leche, el doble de lo que actualmente se envasa en Andía Lácteos, a la que sustituirá.
La intención es trasladar esta fábrica, cuyas instalaciones han agotado su capacidad de expansión, al nuevo recinto industrial en 2010, lo que requerirá una inversión de 35 millones de euros.
La implicación del Gobierno regional
Para llegar a este punto, el Gobierno cántabro no sólo ha hecho frente a los compromisos heredados incumplidos, sino que ha accedido a conceder nuevas ayudas y se ha implicado a fondo. El primer gesto fue la entrada de la empresa pública Sodercan en el accionariado de Iparlat en febrero de 2004. Esta iniciativa fue secundada por dos cooperativas cántabras, Virgen de Valvanuz y Valles Unidos del Asón, que seguían los pasos de SAM, asociada a Iparlat desde 1999.
Sodercan también aceptó financiar un préstamo de 3,6 millones de euros a Iparlat y aumentó su participación en la firma para conseguir que el 10% del accionariado perteneciese a socios cántabros. Para eso, llegó hasta el 8% del capital, quedando el 2% restante en manos de las tres cooperativas mencionadas. No obstante, Sodercan no tiene vocación de permanencia y sus acciones deberían servir como futura puerta de entrada en Iparlat para otras cooperativas cántabras.
Del acuerdo con Iparlat también formaba parte la creación de la marca de leche ‘Altamira’, cuya propiedad pertenece al Gobierno regional, como imagen de calidad de la leche producida en Cantabria, y la subvención para instalar en la planta de Renedo una línea de envasado en cartones de brik, ya que hasta ese momento la fábrica sólo podía presentar el formato tradicional de botella de plástico.
La alianza de Iparlat y Covap
El acuerdo entre Iparlat y Covap, los dos grandes grupos cooperativos vasco y andaluz, es la respuesta al fuerte proceso de concentración experimentado por el sector lácteo en estos últimos años. Ya a finales de 2004 se produjo una primera aproximación entre ambos que desembocó en una asociación para unificar la producción de marcas blancas, las rotuladas con los nombres de hipermercados o grandes cadenas comerciales.
Quedaba abierta la puerta para un proyecto de mayor calado y este paso es el que finalmente se ha dado en Cantabria, con la creación de Lactiber y el proyecto industrial que lo acompaña.
La nueva empresa contará con la ventaja de que Iparlat y Covap están presentes en prácticamente todo el territorio nacional, con plantas envasadoras en Andalucía, País Vasco, Cataluña y Cantabria. A ellas se podría unir en el futuro Galicia, donde Lactiber proyecta construir su segunda factoría. La cooperativa gallega Feiraco ya estuvo interesada en sumarse al acuerdo de comercialización firmado por Iparlat y Covap en 2004, aunque no llegó a entrar.
Separación de los activos previos
La integración de estos grupos se ha producido, según el presidente de la nueva empresa, José Manuel Goikoetxea, manteniendo cada una de las cooperativas los activos que ya tenía y compartiendo en Lactiber todos los que se creen a partir de ahora. El primero de ellos será la nueva fábrica de La Pasiega.
También pasan a Lactiber, cuya sede estará en Renedo, los 600 trabajadores que reúnen ambas firmas y los 2.200 ganaderos suministradores, muchos de ellos pertenecientes a Agrocantabria, la entidad en la que se han fusionado cuatro cooperativas ganaderas de la región (SAM, Siete Villas Meruelo, Virgen de Valvanuz y Cuenca del Besaya), algunas de las cuales ya estaban vinculadas a Iparlat.
La trascendencia que este proyecto puede tener para los ganaderos cántabros reside en que su producción equivale a casi el 50% de la materia prima láctea que produce la región. Esto puede crear una cierta tensión en los precios de recogida de la leche, ya que tal volumen sólo puede obtenerse atrayendo a proveedores de otro envasador, pagando mejor, o importándola de otras regiones.
Nuevos productos
La construcción de la planta de La Pasiega comenzará el próximo año y estará activa dentro de tres. En ella se envasará, además de la clásica leche UHP (esterilizada) en botella o en brik, las leches enriquecidas, atendiendo a la creciente demanda de productos más saludables. Un departamento de I+D tendrá como misión desarrollar nuevas gamas.
La aplicación de los avances tecnológicos va a permitir sensibles mejoras ambientales. En la nueva fábrica ya no serán necesarios tres litros de agua por cada litro de leche que se envasa –los que ahora se necesitan en las instalaciones de Renedo– sino uno y medio. Al disminuir el consumo también se reducirán los vertidos y las nuevas técnicas de envasado disminuirán más aún la carga orgánica.
Todo eso dará lugar a que la nueva fábrica genere la cuarta parte de las emisiones contaminantes de la actual Andía Lácteos, a pesar de duplicar su tamaño.
En lo que no habrá modificaciones es en el empleo directo. Los 110 trabajadores que componen su plantilla serán suficientes para atender las necesidades de las nuevas instalaciones. Si se notará, sin embargo, la influencia de Lactiber en la demanda de más servicios y suministros, lo que propiciará la creación de empleo indirecto, y en el hecho de tener la cabecera de un gran grupo, una ventaja tan notoria como difícil de cuantificar.