El Ecoparque de Mataporquera acogerá una fábrica de paneles fotovoltaicos
Por fin puede ponerse en movimiento una de las piezas claves en el plan estratégico diseñado por el Gobierno cántabro para relanzar la deprimida comarca sur, el Ecoparque Campoo-Los Valles, del que nada se había vuelto a saber desde hace dos años. Y no será como inicialmente se planteó, con pequeños proyectos experimentales de energías alternativas que, por otro lado, ya están más que probadas, sino con una industria innovadora capaz de generar un centenar largo de empleos en una zona especialmente necesitada de ellos.
La empresa cántabra Solarcan, apoyada en un socio tecnológico chino, Sky-Global, perteneciente a la multinacional Shangai Electric, va a construir una fábrica de paneles fotovoltaicos en los terrenos que se reservaron para el Ecoparque de Mataporquera. La producción prevista puede llegar a alcanzar unos 30 Mw al año para lo que precisaría una plantilla de unas 160 personas. Una iniciativa que vendrá a calmar las expectativas abiertas en Campoo por el compromiso del Gobierno cántabro, una promesa a la que, hasta la aparición de este proyecto, no era fácil dar contenido.
La incertidumbre que rodea a las plantas de biodiésel, una de las energías alternativas en las que se iba a basar el Ecoparque, había acabado por desactivar el eje principal de ese polígono energético. De hecho, el suelo en que se levantará la fábrica de paneles posiblemente sea el que inicialmente estaba reservado para la pequeña planta de biodiésel (20.000 toneladas al año), demasiado reducida para despertar el interés de algún inversor. La parcela, de 35.000 m2, ha sido cedida gratuitamente al consorcio hispano-chino por el Ayuntamiento de Valdeolea, cuyo alcalde, Angel Calderón, ha jugado un papel muy activo para atraer este proyecto industrial al municipio.
La idea inicial de los promotores de la fábrica de paneles fotovoltaicos era instalarla en el Parque Empresarial Besaya, de Reocín, pero la falta de acuerdo con Sican sobre el precio del terreno les llevó a buscar un emplazamiento alternativo que finalmente han encontrado en Campoo.
El proyecto de Instalaciones Fotovoltaicas de Cantabria, nombre de la sociedad creada al 50% por los socios cántabros y chinos, se completará con la construcción, también en Valdeolea, de la mayor huerta solar levantada hasta ahora en Cantabria: una planta de 10 Mw, que se montará con los paneles que Sky-Global produce en China, los mismos que en el futuro hará la fábrica de Mataporquera.
Una planta ensambladora
En la planta cántabra se montarán los diversos componentes de los paneles fotovoltaicos, pero la parte tecnológicamente más sensible, las células de silicio que convierten la energía solar en electricidad, se seguirá fabricando en China.
Los promotores del proyecto no descartan, sin embargo, que la planta pueda llegar a realizar actividades de I+D relacionadas con la energía fotovoltaica, más allá del mero ensamblaje de módulos. Lo que sí tienen decidido hacer desde el primer momento es completar la venta de los paneles con su instalación en el lugar de destino, que puede ser cualquiera de los muchos puntos de España en los que hay proyectos en marcha para levantar huertas solares.
Aunque la entrada en funcionamiento de la nueva fábrica se producirá después del previsto recorte de las primas a la producción de energía solar, los impulsores de este proyecto confían en que el mayor rendimiento de sus paneles, mejorado por la aplicación de seguidores solares, amortigüe los efectos que pueda tener la caída de las subvenciones, que podrían recortarse en un 30% a partir de octubre.
La energía solar se ha convertido en un fenómeno insólito en España y los campos de paneles (las llamadas huertas solares) están duplicándose año a año. Esta revolución ha estado basada en unos incentivos públicos muy altos, dado que de otra forma la energía producida no resultaría competitiva. Es evidente que con la disminución de incentivos no se podrá mantener el mismo ritmo de crecimiento, pero la progresiva mejora tecnológica de los paneles, que aumenta el aprovechamiento solar, puede compensar a los instaladores, por lo que nadie espera un descenso de las ventas de paneles.
La inversión que requiere la maquinaria para ensamblar paneles no es muy elevada. Bastará con unos dos millones de euros. Lo que aún no está presupuestado es el coste de la obra civil de la planta de Mataporquera, que estaría formada por dos naves para fabricación, de unos 2.800 m2 cada una, y por un edificio de oficinas. El elevado peso del equipo de laminación obliga a que las naves sean de una sola altura y cada uno de los pabellones albergará una cadena de producción. El complejo se completará con almacenes para materia prima y producto terminado.
Los empresarios cántabros que están detrás de este proyecto cuentan ya con canales comerciales para dar salida a los paneles que se fabricarán en Mataporquera, puesto que desde hace años vienen trabajando como distribuidores en España de Sky-Global.
La tercera huerta solar de España
El desembarco de esta sociedad cántabro-china en Valdeolea no se limitará a la puesta en pie de este proyecto industrial. En realidad, la idea de ubicar allí la fábrica de paneles vino motivada por el reconocimiento previo que habían hecho de la zona buscando los emplazamientos de la región más adecuados para una gran huerta solar. La comarca campurriana es una de las que mejores condiciones presenta. La elevada insolación de la zona, su relieve orográfico, la existencia de vastas áreas de terreno de escaso valor agrícola y la baja densidad demográfica convierten la comarca sureña en un lugar idóneo para implantar esta energía alternativa.
La mediación de la alcaldía con los propietarios de las dos grandes fincas elegidas para la huerta solar, en las pedanías de Valdeolea y Matarrepudio, allanó el camino para la puesta en marcha del proyecto, que tan sólo está a la espera de que Red Eléctrica autorice la evacuación a la red de la energía producida, lo que se haría a través de la subestación de Mataporquera. Las gestiones realizadas permiten suponer que no habrá impedimento para ello.
Los paneles se repartirían en dos zonas. La huerta solar más próxima a Mataporquera produciría tan sólo un megavatio de potencia y ocuparía unas dos hectáreas, mientras que en Matarrepudio se ubicarían los 8,9 Mw restantes, ocupando unas 18 hectáreas. El impacto visual de los 672 paneles que está previsto montar será mínimo a pesar de la amplia extensión de terreno que cubrirán, ya que el lugar elegido es una zona en vaguada a la que sería preciso asomarse para poder apreciar el parque solar.
La inversión prevista para esta macrohuerta se aproxima a los 63 millones de euros. Con ella, Cantabria no sólo se situará en el mapa solar español, sino que tendrá la tercera planta fotovoltaica más grande de las construidas en nuestro país.
El proyecto ha sido acogido con interés por la Consejería de Industria, que ha pasado del escepticismo inicial con que acogió la noticia de que unos empresarios cántabros habían conseguido atraer el interés de una multinacional china para instalarse en la región, a prestar un discreto apoyo a la iniciativa.
La fábrica puede resultar doblemente estratégica, tanto por la entrada de la región en un ámbito de negocio novedoso y de amplio recorrido, como por la elección de Mataporquera. Con ello va a insuflar vida a la iniciativa del Ecoparque que, en su enfoque inicial, basado en la construcción de pequeñas plantas de energías alternativas, no había encontrado eco en la iniciativa privada y llevaba camino de fracasar antes, incluso, de haber nacido.