Eraso disputará la presidencia de la Caja a Enrique Ambrosio
La tranquila sucesión de presidentes de Caja Cantabria a lo largo de la última década está a punto de pasar a la historia. El pacto entre partidos, que daba la presidencia de la entidad y de la Comisión de Control al ganador de las elecciones regionales y la presidencia de la Obra Social al partido de la oposición, se ha roto irremediablemente y las dos partes rechazan tener la culpa.
El salto a la palestra del director general, Javier Eraso, que, para sorpresa general, ha sido presentado por el Ayuntamiento de Rionansa (PP) como consejero general va a poner de manifiesto la división en los próximos días, cuando ya estén elegidos todos los representantes que tocaba renovar por parte de los sindicatos, corporaciones locales e impositores y se elijan los consejeros de administración.
En función de la relación de fuerzas saldrá un nuevo presidente (Javier Eraso) o continuará Enrique Ambrosio Orizaola. En el caso de que el actual no conserve la mayoría, es más que probable que se plantee otra disputa más, la del consejero en Liberbank, el banco al que ha pasado todo el negocio de la entidad.
Las razones del PP
Javier Eraso lleva como director general de la Caja desde 2000. Nombrado por un consejo en el que tenía mayoría el PP, continuó en el cargo tras el cambio de gobierno de 2003, con un presidente de la entidad socialista y un consejo en el que podían decidir el PRC y el PSOE. Con la vuelta del PP al Ejecutivo regional, su continuidad no corría peligro pero la dirección general ha perdido gran parte de su significado. Con el traslado del negocio a Liberbank, probablemente se convertirá en una dirección territorial.
Eraso ha decidido lanzarse a la arena y el Partido Popular le respalda como candidato a la presidencia, con dos argumentos que consideran de peso: el pacto establecido por los partidos en su día debe otorgar el cargo a quien decida el PP y, por otra parte, si lo que se trata es de profesionalizar los órganos de gobierno, lo idóneo es que sea un profesional de las finanzas.
Eraso tendrá otra dirección
No obstante, la situación es muy poco habitual, dado que, por lo general, en las entidades financieras, como en la mayoría de las grandes empresas, están bien separadas las presidencias de las direcciones generales. Pero probablemente esa situación no llegaría a darse, dado que Eraso aspira a entrar en el organigrama de Liberbank que se dará a conocer en los próximos días y sus competencias futuras no tendrán que ver con el ámbito geográfico de Cantabria. Tampoco estarán relacionadas con el negocio internacional de Liberbank, porque aunque esa fue la dirección que se le otorgó al formarse el Banco Base, tras la salida de la CAM de la alianza, las tres cajas que quedaron no tienen actividad internacional alguna.
La vía elegida por Eraso ha sorprendido, dado que le ha presentado un pequeño ayuntamiento, Rionansa, cuyo alcalde es trabajador de la Caja y, por tanto, su subordinado, lo que ha añadido argumentos para quienes critican la decisión del director general.
La realidad es que, una vez tomada esta decisión, que ha cogido por sorpresa tanto a los trabajadores como a PRC y PSOE, Eraso no tenía muchas más vías si quería llegar a la presidencia. A pesar de su condición de director, no podría haber sido propuesto en la listas para ocupar uno de los puestos que corresponden a la plantilla en la asamblea, puesto que las deciden los sindicatos; tampoco podía ser incluido, por incompatibilidad estatutaria, en la lista conjunta que elaboran los partidos del Parlamento y quedaban pocos ayuntamientos por designar candidato.
Quienes apoyan a Ambrosio (PSOE y PRC) consideran que es el PP el que romperá el pacto al optar por el director como nuevo presidente, una decisión que consideran “insólita”.
Una nueva época
En realidad, ni la dirección general ni la presidencia son ya lo que eran, una vez que todo el peso del negocio se ha traslado a Liberbank desde el 1 de septiembre. Al consejo de administración de Caja Cantabria apenas le queda otro papel que el de velar por el rendimiento de su inversión en Liberbank y decidir qué hacer con los beneficios que le aporte su 14%. Una participación que, por el momento, sólo servirá para seguir manteniendo las actividades de la Obra Social aunque, una vez se resuelvan los problemas del sector financiero, quizá aporten cantidades excedentes a las que haya que buscar otro destino. En cualquier caso, una tarea no muy distinta a la que haría una fundación sin ánimo de lucro y con decisiones mucho menos relevantes de las que hasta ahora tenía que tomar el consejo.
Desde esa perspectiva, es fácil suponer que el objetivo de la candidatura de Eraso va más allá, acceder al consejo de Liberbank, ocupando el puesto que ahora detenta Enrique Ambrosio Orizaola.
Ese empeño puede resultar aún más polémico, puesto que el representante de la Caja ya fue nombrado, cuando nada hacía presagiar un cambio en la relación regional de fuerzas políticas, y no es sustituible. Los estatutos del nuevo banco indican que los consejeros son nombrados por seis años y la única posibilidad de cambiar a Enrique Ambrosio sería a través de su dimisión voluntaria, algo que, a la vista de cómo se han planteado los acontecimientos, no parece que vaya a ocurrir.
El actual presidente de Caja Cantabria se comprometió voluntariamente por escrito a dimitir de su puesto como consejero del Banco Base el día en que dejase la presidencia de la Caja pero esta decisión fue mal vista por el Banco de España, dado que creaba un precedente muy peligroso para la reforma del sector que tiene entre manos. Si los nuevos bancos volvían a repetir el esquema de poder de las cajas, con cambios cada dos años en función de los resultados electorales, el Banco de España temía que la reforma no sirviese para nada.
El fracaso del pacto que iba a crear el Banco Base, al rechazar tres de los socios a la CAM, dio lugar al decaimiento del documento firmado por Ambrosio, en el que se citaba expresamente esa operación. Cuando se tejió la siguiente fusión, que ha dado lugar a Liberbank, el Banco de España advirtió tajantemente al presidente de la Caja para que no volviese a firmar nada parecido, por lo que ahora no hay compromiso alguno de Ambrosio en ese sentido.
Trabajadores e impositores deciden
La batalla no ha hecho más que empezar y se librará las próximas semanas, pero el resultado es muy difícil de presumir, puesto que los partidos políticos sólo controlan una parte minoritaria, aunque significativa, de la asamblea general de la Caja y del consejo de administración. Las fuerzas están tan equilibradas que la presidencia dependerá de hacia donde se inclinen los representantes de las entidades sociales, de los trabajadores y de los impositores.
Por el momento, el sector que apoya al actual presidente es posible que tenga que lamentar la pérdida de un voto, ya que el representante de UGT en una lista conjunta de varios sindicatos ha sido prejubilado en el último mes y no podrá ser sustituido por otro de la misma central.
Ahora, cada uno echa sus cuentas para saber si la presidencia puede conservarla Enrique Ambrosio o quien hasta ahora era su mano derecha en la Caja, Javier Eraso. Las huestes de Eraso sostienen que cuentan con los votos suficientes para aupar a éste al cargo y advierten que, en caso contrario, no plantearían su candidatura. No obstante, la seguridad no debe ser absoluta porque matizan que “todo es negociable”.
Por su parte, los apoyos de Ambrosio hacen unas cuentas parecidas y creen que “salvo sorpresas”, las cuentas estarán de su lado. En estas sorpresas no cabe descartar que alguna fuerza sindical de izquierdas vote a Eraso, lo que podría explicarse por las complejas relaciones internas de la Caja.
El resultado, sea cual sea, se sabrá este mes.