JOSÉ GOMEZ OTERO, presidente de Pymetal

El congreso, que por problemas organizativos ha sido aplazado, será la primera ocasión en que empresas y asociaciones empresariales de todo el país se reúnan para afrontar los cambios del sector metalúrgico, hacer examen de conciencia y prepararse para encarar las nuevas exigencias de los mercados.
Uno de los motivos centrales de congreso será la formación. “Hace falta formación de base pero no es menos necesaria la formación continua. Constantemente hay que estar actualizando tus conocimientos y los de tus trabajadores porque de lo contrario no puedes soportar el envite de la competencia», dice José Gómez Otero, presidente de Pymetal Cantabria.
«Tenemos que trabajar más, mucho más, en la especialización y por otro lado en la formación», añade Gómez Otero, «y es que cuando una empresa se plantea crecer, el primer problema que se encuentra es la carencia de personal cualificado, lo que no es una carencia del sector sino de la sociedad cántabra. No tenemos personal o suficientemente cualificado».
Las demandas de los empresarios metalúrgicos al Gobierno Regional son concisas y precisas: Formación y suelo industrial dotado: «Y, como mucho, que facilite los trámites administrativos a la hora de la instalación o ampliación de una empresa. La Administración administra fondos públicos y sólo tiene la obligación de impulsar y apoyar cualquier iniciativa empresarial, como se viene haciendo en los últimos cinco años. El resto es cosa de las empresas».
Pero, en su opinión, la necesidad de una ordenación del suelo es urgente. «Lo que creemos que tiene que hacer el Gobierno regional es definir dónde van a estar y cuáles van a ser las zonas industriales, no los polígonos, que vienen sirviendo de alguna manera pero que no son la salida más correcta», matiza. «Debería haber dos zonas industriales en esta región en la que se concentrara la mayor parte de la industria, y un buen ejemplo es lo que se hizo en Burgos, con dos zonas diseñadas en los años 70 que concentran el 90% de su industria, y similar es el caso alavés. Dos polos como eje, con buenas comunicaciones y luego sí que son necesarios pequeños polígonos para ubicar a las pequeñas empresas de servicios, no a la empresa industrial», explica.
Gómez Otero recuerda a la Administración que es necesario abordar un plan que reordene y apoye las áreas industriales. «Esa es una asignatura pendiente del Gobierno. Dos zonas industriales situadas en áreas atractivas podrían facilitar la instalación de nuevas empresas que perfectamente pueden venir del País Vasco o de Europa. Y es que, si mañana se quiere instalar una empresa que necesita 25.000 metros cuadrados no los tiene y si los consigue quizá es junto a una papelera… Esta no es la solución. Hay que crear sinergias».
Una corriente de empatía económica que a su juicio contribuiría a elevar la tasa de bienestar de la región. «La industria crea riqueza de forma directa e inducida, como es el caso de Robert Bosch Treto o del grupo Mecobusa-Fundimotor, y sería deseable más industria de ese tipo en la región, que genera tantos puestos inducidos como los directos”.
Para Gómez Otero es necesario crear el hábitat necesario para la industria, y aún hay carencias básicas, como las comunicaciones, aunque sostiene que «la Administración no lo está haciendo mal”.

Solución: competitividad

Asociaciones y empresas también tienen deberes que hacer: «Para que seamos punteros, debemos lograr mercados fuera de nuestras fronteras, porque huelga decir que la industria del sector no puede vivir del mercado local. Hay que abrirse a España y sobre todo a Europa, que es nuestro mercado más próximo y con más demanda», reflexiona Gómez Otero y aporta su receta personal: «Hay que estar preparados tanto en medios productivos como en medios humanos, con un desarrollo tecnológico avanzado, una solvencia económica que permita acometer planes de inversión de una forma inmediata y un desarrollo de producto permanente dentro del plan, con un grado de colaboración muy estrecho entre la dirección y los trabajadores».
La receta de Pymetal para que Cantabria –»un puntito dentro del mercado europeo»– se convierta en un entorno “con muchas posibilidades y una paz social atractivas para los inversores, es ir especializándonos. Debemos tomar conciencia de que por ahí va el camino para dar un producto de más calidad y con un precio competitivo».

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