La diversificación llega a la empresa más veterana

Si los gustos del consumidor cambian, sería suicida para cualquier empresa no acompañarle en esa evolución y el hecho de que una firma familiar se haya mantenido viva a lo largo de seis generaciones dice mucho de la capacidad de adaptación a esos cambios de quienes la han gestionado a lo largo de tanto tiempo.
Nada menos que 140 años han pasado desde que Máximo Bolado creó la bodega que lleva su nombre y el declive del blanco de solera en el que se forjaron las raíces de la empresa ha puesto en movimiento a los descendientes del fundador para buscar nuevos nichos de mercado. A los tradicionales vinos de La Nava asolerados, que continúan teniendo en Cantabria fieles aficionados, se ha unido en los últimos años la representación de bodegas tan afamadas como la de Julián Chivite o la más reciente incursión en el campo de la distribución alimentaria, con comidas preparadas que complementan la extensa gama de vinos con la que Máximo Bolado llega a un gran número de establecimientos hosteleros de Cantabria.

El buque insignia

Tras jubilarse César y Alfonso Obregón, bisnietos del fundador, y adquirir todas las acciones su hermana María Esther, el objetivo de los nuevos gestores familiares fue relanzar la empresa, que no sólo no se ha vendido como por error se informaba el último número al incluirla en una larga relación de transacciones, sino que ha ampliado horizontes, incorporando a su catálogo una marca de gran prestigio que ahora es su buque insignia. Sabedores de que Bodegas Julián Chivite buscaba nuevo distribuidor para Cantabria, el gerente de Máximo Bolado, Asís Martínez-Peñalver Obregón, convenció a la firma navarra para que depositara su confianza en ellos, avalados por el largo historial de la bodega cántabra y en su extensa cartera de clientes.
La propuesta de Máximo Bolado coincidió con el interés de la firma navarra por cambiar el modelo de distribución que había mantenido en Cantabria hasta ese momento. En vez de una gran distribuidora, en la que serían una marca más, prefirieron apostar por una empresa de menor tamaño pero bien arraigada, para la que serían su principal referente. El éxito de esta fórmula en otra zona del Noroeste animó a los responsables de Julián Chivite a dar este paso en Cantabria, donde las redes comerciales de Bodegas Máximo Bolado llegan a cualquier punto de la región, excepto Liébana.
Además de los vinos elaborados en Navarra, Chivite es propietaria de una de las más clásicas bodegas riojanas, Viña Salceda, una denominación de origen con gran predicamento en Cantabria. La distribuidora cántabra cuenta entre sus referencias con otras tres bodegas de Rioja, además de vinos de Cigales, Rueda y manzanilla. Con todos ellos cubre una buena parte de la extensa gama de gustos a los que se ha habituado el paladar del consumidor español, que ahora puede disfrutar de una variedad de vinos inimaginable hace pocos años.

Una apuesta por los platos preparados

El empeño por diversificar la centenaria firma ha ido aún más lejos y la empresa santanderina se ha embarcado en una prometedora aventura para comercializar lo que en el sector se conoce como productos de quinta gama, platos ya cocinados que quedan listos para el consumo tras un simple paso por el microondas.
Los platos, envasados en atmósfera controlada y pasteurizados, se distribuyen refrigerados y tienen una vida útil de unos 90 días. El fabricante es la empresa bilbaína Tecnogourmet, que elabora una gama amplísima de puddings, ensaladas, legumbres, verduras y pastas, así como diversos guisos de carne y pescado, con precios que oscilan entre los 1,6 euros de una ración de 300 gramos de judías verdes con jamón, hasta los seis euros de un bacalao al pilpil. Los formatos, a su vez, oscilan entre los 2,5 kilos y la ración para una sola persona, lo que hace que resulten una solución para muchos establecimientos hosteleros que no tienen cocina o necesitan complementar lo que ellos mismos elaboran.
La distribución de estos platos precocinados se realiza en los mismos canales que los vinos y en tiendas especializadas en alimentación pero Máximo Bolado se está planteando el reto de cómo llegar de manera más directa hasta el consumidor final, sabedor de que a estos productos les espera un largo recorrido en los hogares.

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