La Interprofesional quiere evitar oscilaciones bruscas en la leche
Año y medio después de su creación, la Organización Interprofesional Láctea, Inlac, se dispone a afrontar la tarea más delicada de cuantas ha acometido en su corta existencia: la creación de una fórmula que permita orientar a industrias y ganaderos a la hora de fijar el precio de la leche, evitando oscilaciones tan bruscas como las que se vienen produciendo desde primeros de año, con un descenso de ocho pesetas por litro en el precio pagado al productor, mientras ha subido en un 1,5% el precio medio de venta al público.
Para elaborar esa fórmula, Inlac tiene previsto realizar en colaboración con el Ministerio de Agricultura, un estudio que cuantifique los distintos factores que influyen en la formación del precio de la leche que se paga a los ganaderos.
La importancia de contar con un sistema de cálculo que dé estabilidad a los precios se hace particularmente evidente ante los difíciles momentos por los que está atravesando el sector productor, que ha visto como desde comienzos de año, y sin que hubiera una previa negociación con la industria, el precio del litro de leche que percibe ha descendido entre tres y ocho pesetas, según zonas y tipo de explotación, ocasionándole unas pérdidas que, según la estimación de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), superaron los 66 millones de euros (cerca de 11.000 millones de pesetas).
Este descenso en los precios ha alarmado aún más a los ganaderos, al producirse en una época del año en la que tradicionalmente suben, por ser menor la producción.
El modelo francés
El referente de Inlac a la hora de elaborar un sistema de precios es el aplicado por la interprofesional francesa. Un modelo basado en curvas de tendencias, que permite conocer con anticipación el precio aconsejable en cada momento y establecer un mínimo de venta al público y otro de compra a los ganaderos, revisables periódicamente. Un sistema que también sirve para controlar la calidad y la cantidad de la leche que se vende.
“Los ganaderos lo que quieren es estabilidad” –explica el presidente de Inlac, Tomás Díez Castañeira– “y no llevarse cada mes una sorpresa al comprobar lo que están cobrando. Nosotros pretendemos aplicar el modelo francés para que productores e industrias sepan más o menos hacia donde va a tender el precio de la leche, y puedan negociar los precios cada tres o cada seis meses”.
Las peculiaridades del mercado español
La realidad de la Unión Europea es la de un mercado excedentario –tiene que exportar el 8% de la leche que produce–, protegido –la mayor parte de la leche en polvo y la mantequilla que se consume en el interior recibe ayudas– y contingentado por medio de cuotas lácteas que limitan la producción tanto a los estados miembros como, de forma individual, a los ganaderos.
En este contexto, la situación del sector productor en España, donde el consumo es superior a la cuota asignada, debiera ser especialmente favorable. Sin embargo, tradicionalmente se pagan unos precios de la leche en el campo más bajos que en el resto de la UE y también son inferiores los precios de la leche envasada en el punto de venta.
A diferencia de lo que ocurre en el resto de la Unión Europea, la producción láctea española se destina mayoritariamente (un 60%) a elaborar leche líquida, fundamentalmente en su presentación UHT, lo que supone una escasa aportación de valor añadido. Esta circunstancia convierte el valor que la leche líquida tenga en supermercados e hipermercados en decisivo para la viabilidad y supervivencia del sector lácteo español.
El papel decisivo de las grandes cadenas comerciales en la fijación de precios hace casi imprescindible su presencia para que el modelo orientador de precios al ganadero que pretende la Interprofesional Láctea pueda ser realmente eficaz. Y eso no resultará fácil porque los centros de distribución basan algunas de sus estrategias comerciales en utilizar la leche a bajo precio como reclamo para la venta de otros productos, lo que se transmite hacia el origen y produce una caída de los precios que percibe el productor. “Hay una corresponsabilidad de la industria –reconoce Miguel Angel Vázquez de Prada, representante de las empresas en la Interprofesional– pero debida a las presiones que se derivan de una política errática que han iniciado los distribuidores con sus propias marcas blancas y que al final se traslada a la industria”. Del seguimiento efectuado por la Interprofesional Láctea de la venta de leche a bajo precio, se desprende que más del 9% de la leche ofrecida al consumidor en los estantes de las grandes superficies tiene un precio inferior a sus costes de producción.
Aunque Vázquez de Prada señala que los bajos precios no van en detrimento de la calidad del producto, advierte a las cadenas de distribución de la responsabilidad que asumen con esa estrategia comercial: “La leche –subraya– no puede ser un producto reclamo porque interviene directamente en la dieta alimentaria, hasta el punto de que la leche y los derivados lácteos suponen el 20% de los productos alimenticios consumidos en España”.
Un exceso de oferta sorprendente
El representante de la industria señala también el delicado momento por el que atraviesa el sector lácteo español en el que “sigue habiendo, aunque no tanto como antes, un exceso de oferta, sin que exista un mecanismo de regulación puro que permita sacar esa leche del mercado por otros conductos que no sean envasándola en brick”.
Esta oferta de leche sobredimensionada es uno de los factores que desequilibran el mercado lácteo español, y está causada por una producción que desborda holgadamente el límite marcado por las cuotas, que en el caso español es de 6,1 millones de toneladas. Como señalaba Victoriano Calcedo, uno de los mayores expertos, en un reciente artículo “resulta evidente que el régimen de cuotas no se respeta en España, con lo que su clásica función de mantener precios desaparece, porque al no regular la producción correctamente se resiente la cotización del litro de leche y su estabilidad… No menos de 700.000-800.000 toneladas de leche sin cuota circulan por el mercado, ausentes de las estadísticas oficiales y, naturalmente, pagadas al ganadero a menor precio”.
El panorama se complica con las periódicas importaciones de leche concentrada procedente de Francia, como la denunciada por la Federación de Empresarios Productores de Lácteos ante la Audiencia Nacional a finales del pasado año por entender que se trataba en gran medida de subproductos (permeados) que podían suponer un fraude a la salud pública. Con todo ello se dibuja un escenario necesitado de acuerdos y de mayores controles, en el que la Interprofesional Láctea está llamada a jugar un papel mediador que puede resultar decisivo para el futuro del sector lácteo y para la propia supervivencia de esta organización.