La Ley Antitabaco noquea al Farias
Si el consumo de Farias sirviera para medir el éxito de las campañas antitabaco, Sanidad debería felicitarse. Nada menos que un 50% ha caído la venta de este icono del puro nacional en los cuatro primeros meses del año. El motivo no está en los consejos médicos, ni siquiera en la subida de impuestos que ha aumentado su precio, sino la entrada en vigor una de las leyes más rigurosas de Europa en la regulación del consumo de tabaco que prohíbe fumar en lugares públicos. El Farias, que reinó en los bares durante décadas, se ha encontrado la puerta cerrada y, por eso, sus ventas se han resentido más que las de los cigarrillos. En realidad, el batacazo afecta a todos los cigarros puros, cuyo consumo suele asociarse a celebraciones o a los momentos de asueto que tienen lugar en bares o restaurantes.
El avance en la lucha contra el tabaco tiene esta contrapartida menos deseable, la de afectar a fábricas como la que Altadis tiene en Cantabria, donde se fabrican puros y puritos y que afortunadamente había reorientado su principal actividad hacia el mercado exterior, donde Imperial Tobacco, la propietaria de Altadis tiene mucho que decir.
Menos producto nacional
La queja de la tabaquera viene a unirse a las muchas que ha dejado oir el sector hostelero desde que entró en vigor la Ley Antitabaco, que dice tener una menor asistencia de clientes y una menor recaudación con los que entran, al permanecer menos tiempo en el local.
Lo cierto es que la subida de impuestos sobre el tabaco –un 15,8% para los puros, puritos y minis, las labores que se fabrican en la planta de Altadis en Entrambasaguas–, unida a la entrada en vigor el 2 de enero de la prohibición de fumar en todos los lugares públicos, ha supuesto una caída del 35% en las ventas conjuntas de Farias, Dux y Entrefinos, las marcas que la factoría cántabra produce para el mercado nacional.
El descenso más acusado es el de los Farias Superiores, que entre enero y abril han reducido su venta a la mitad, con especial incidencia en las cajas de 25 y 50 cigarros, las destinadas a la hostelería. En el segmento de puritos también se dan cifras significativas, con caídas del 42% en Entrefinos, el 31% en Farias y un 21% en la marca Dux. La única gama que crece en el mercado de cigarros (puros) es la de minis, donde Altadis posee la marca Coburn, un cigarrito de capa natural a un precio muy atractivo incluso para el consumidor afectado por la crisis.
La caída del Farias Superior se refleja en la parada de la mitad de las veinte máquinas que se dedicaban a su elaboración. Otras líneas de productos nacionales han pasado a producir marcas que están destinadas al mercado extranjero. Son estas labores de exportación las que están llamadas a asegurar el futuro de la fábrica cántabra, que se ha convertido en una pieza clave de la planificación estratégica de Imperial Tobacco.
Un giro hacia el exterior
Afortunadamente, el declive del mercado nacional, que hubiera hecho muy problemática la continuidad de la factoría, ha venido a coincidir con la incorporación de Altadis al gigante inglés, que adquirió en 2008 el grupo formado por las antiguas tabaqueras española y francesa.
En el proceso de integración de Altadis con Imperial Tobacco, la suerte se alió con la fábrica cántabra, probablemente por ser la más moderna, al concentrarse en ella todas las elaboraciones de puros y puritos que hacían las plantas de Estrasburgo (Francia) y Bristol (Reino Unido), que Imperial decidió cerrar. Este giro estratégico supuso un salto muy importante en la producción de la planta de Entrambasaguas, que ha pasado de elaborar 387 millones de cigarros en 2008 a los 893 millones previstos para este año y de 28 marcas a 40.
Los productos que elaboraba Altadis en Cantabria tenían como único destino el mercado nacional, mientras que ahora están presentes en más de 30 países, entre los cuales se encuentran casi todos los europeos, además de Israel, Turquía, Emiratos Árabes y Kuwait en Oriente Medio; Nueva Zelanda y Tahití, en Polinesia; Hong Kong y Macao en Asia; y Sudáfrica y Marruecos, en África.
Aunque el salto en el empleo no haya sido equiparable al de la producción, también es relevante y Altadis ha pasado a reunir una de las mayores plantillas de la región. Los 241 trabajadores fijos que tenía cuando Imperial Tobacco adquirió la planta se han convertido en 278, a los que hay que sumar 34 operarios eventuales.
Dos nuevas áreas
Para hacer frente a la absorción de las fabricaciones que se hacían en Bristol y Estrasburgo, se han añadido nuevos almacenes y áreas de trabajo a las naves de Entrambasaguas, que ya ocupaban una superficie de 32.000 m2.
Parte de los 4.500 metros cuadrados que se han construido recientemente han permitido ampliar los almacenes de tabaco en rama, materiales auxiliares y producto terminado. Nada tan evocador de ese mundo de sensaciones que es el tabaco como pasear por esos amplias naves donde, entre olores especiados, se apiñan los fardos de materia prima en rama, con envolturas tradicionales que delatan a simple vista su procedencia: las hojas de palmera (yagua) para el de origen cubano y los diversos tipos de arpillera que envuelven el tabaco indonesio o el procedente de la República Dominicana.
Dentro de la ampliación se incluye un nuevo edificio destinado exclusivamente a la expansión del tabaco interior que lleva el cigarro, una técnica que sólo se emplea en los destinados a los consumidores británicos.
Otro espacio aloja un almacén aduanero, donde los envases de cigarros que han sido elaborados en Cuba son preparados para ser redistribuidos en distintos países, con la colocación de las etiquetas y las advertencias sanitarias que exige la legislación de cada país. Al ser productos destinados a la reexportación, que no van a ser vendidos en España, pueden permanecer en este almacén durante cuatro meses como si estuviesen en territorio franco, es decir, sin tener que someterse a los impuestos y aranceles nacionales. A través de este depósito aduanero, llamado ‘Promocigar’, se mueven 80 millones de cigarros al año y se gestionan las comunicaciones telemáticas con Aduanas.
La actividad exportadora de la fábrica de Altadis demuestra que no todos los escenarios son tan hostiles al tabaco como el europeo o el norteamericano. De hecho, el mercado asiático ha pasado a convertirse en el principal cliente de los cigarros que se elaboran en la fábrica cántabra y sobre esos mercados se asienta el futuro de una industria.
El director de la planta de Entrambasaguas, José Ramón Suárez, reconoce que ha sido su tabla de salvación: “Si nuestra fábrica dependiera de las marcas nacionales, nuestra supervivencia estaría seriamente comprometida”. Una apertura al exterior en la que ha resultado decisiva la adquisición por Imperial Tobacco, la misma que para otros ha significado el cierre.