“Las reservas se retrasan cada vez más y eso crea una gran incertidumbre”

Pregunta.- ¿Cantabria tiene unas cifras de ocupación hotelera media anual del 39% frente a la media nacional del 55%? ¿Nuestros negocios se montan simplemente para sobrevivir o empieza a haber un exceso de oferta?
Miguel Mirones.- El equilibrio entre oferta y demanda ya está alcanzado. Las nuevas inversiones que se hagan en el sector tienen que ser en algo más original, en algo distinto de lo existente que permita abrir nuevos huecos en el mercado. Los hoteles convencionales de alojamiento y comida que se sigan abriendo van a tener un porvenir incierto.

P.- Pero en el sector hostelero siguen abriéndose establecimientos para operar casi exclusivamente en los tres meses de verano…
R.– Es cierto que en Cantabria todavía hay muchas zonas que basan su actividad económica en la temporada de verano ¿Hasta qué punto es rentable hacerlo así? Sólo la propia empresa lo sabe. Pero también hay que tener en cuenta que sobrevivir en el invierno es duro y quizá lo que has podido ganar en unos meses, lo puedes dejar por el camino en otros. Lo importante es conseguir el equilibrio y que la afluencia de clientes compense los gastos fijos y eso no es fácil en estos tiempos. El mercado turístico cada vez es más cambiante. Tras el 11-S –y quizá no tanto por el 11-S en sí, sino por unas circunstancias económicas determinadas– la gente retrasa mucho su decisión sobre las vacaciones, sobre los fines de semana e, incluso, sobre sus viajes de negocios. Antes, todo el mundo sabía que en julio y agosto tendría todo lleno desde bastante tiempo antes. Ahora quizá también se llene, pero no lo sabe hasta unos pocos días antes, lo cual provoca una gran incertidumbre en los negocios y no contribuye a la estabilización laboral, dado que no es fácil hacer las estimaciones sobre el personal necesario.

P.- Canarias y Baleares se han replanteado ya su modelo turístico y empiezan a reconvertir sus plazas de peor calidad por otras de un estándar más alto. ¿Cantabria debería pensar en medidas semejantes o tiene una oferta hotelera suficientemente moderna?
R.- La planta hotelera cántabra es bastante nueva. El crecimiento más significativo en el número de hoteles se ha producido en los últimos diez años y los que ya existían se han rehabilitado de una forma muy importante. Hoy el nivel que tenemos es alto o medio-alto en cada categoría. Yo creo que en Cantabria no sería tan necesario reconvertir como medir mucho las nuevas inversiones.

P.- ¿Ocurre lo mismo con los campings, que han tenido una valoración bastante negativa por parte de la revista Consumer?
R.- Los campings también han hecho esfuerzos importantes de mejora de sus instalaciones y hay varios establecimientos que han obtenido certificados de calidad. Se está tendiendo, además, a que las instalaciones fijas (mobil-home, bungalows, etc.) ocupen el 40% o el 50% de las parcelas y eso va a permitir que tengan una actividad más allá de la mera temporada de verano.

P.- ¿Por qué no acaban de despegar las ofertas de turismo alternativo, a pesar de tantos años de promoción?
R.- En gran medida sí que han despegado. Por ejemplo, con los fines de semana, algo que va unido a un cambio en el hábito social, que ha pasado de hacer un mes seguido de vacaciones a dividirlo en periodos más cortos (puentes, Semana Santa, fines de semana largos, etc.). Aquí nos falta conseguir que toda la oferta complementaria que tenemos se entronque más con el mundo turístico para ofrecerlo en paquetes, como se hace en otros sitios. Me refiero a la cultura, naturaleza, parques, museos, cuevas, etc. Se ha dado un primer paso con la creación de la Tarjeta Verde, que permite el acceso a varios de estos atractivos, pero hay que pulirla más. Yo pienso en Cantabria como un gran parque temático en conjunto. Que alguien venga a Cantabria como va a Eurodisney. La estancia media del turista de verano es de poco más de tres días. Hay que conseguir que la gente en ese periodo pueda visitar los principales atractivos que tenemos. Hoy la red viaria ya lo permite. En una hora se puede llegar a cualquier lugar de la región, en Cabárceno, Fuente De, Altamira, ir a la playa, jugar al golf, etc. Y el visitante tiene que saber que puede hacer todo ese programa antes de salir de casa.

P.– Quizá falte una empresa comercializadora…
R.- Cantur tiene que hacer este papel. Hasta ahora ha ido montado las infraestructuras en distintas zonas de la región, en parte para dinamizarlas y en otra parte para complementar la oferta turística y ha llegado a reunir un paquete importante (dos campos de golf, Brañavieja, Fuente De, etc), pero esta oferta debe ponerse en el mercado conjuntamente, como hace ya con la Tarjeta Verde, y ponerla a disposición del sector hostelero, para que ese sea el verdadero tirón de Cantabria.

P.- ¿Qué utilidad está demostrando el Consejo de Turismo?
R.- Se constituyó y ya están en marcha varias comisiones. El consejero está promoviendo reuniones sectoriales y sí que está siendo operativo.

P.- ¿Se perciben ya los efectos de la nueva Altamira?
R.- Turísticamente hablando todavía tenemos alguna duda. Lo que es indudable es que recibe a un gran número de visitantes, pero no hay ningún estudio que nos diga si vienen de fuera y pernoctan en la región o son viajeros de día, o son de aquí. Es importante hacer un estudio sobre ello.

P.- ¿Puede afectar al turismo el cierre de la cueva auténtica?
R.- Espero que en ningún caso el cierre sea definitivo porque la leyenda de las pinturas auténticas y la esperanza de verlas alimenta la ilusión de muchas personas que vienen a Santillana del Mar y, de hecho, la apertura de la neocueva ha incrementado sensiblemente la petición de visitas a la cueva original. Quitar la esperanza de conocer la cueva original sería muy negativo. Por lo que sé, los estudios que ahora se hacen no tienen por qué desembocar en el cierre definitivo.

P.- Cada verano, la hostelería se encuentra con las mismas dificultades para conseguir trabajadores y con las mismas quejas de poca cualificación. ¿Cuándo se resolverán estos problemas?
R.– No es un problema específico de Cantabria, sino que es nacional. En Cantabria la Asociación ha puesto en marcha la Bolsa de Empleo con un excelente resultado en las contrataciones, pero es cierto que no siempre el personal que llega a los establecimientos de hostelería tiene la formación que debiera tener, a pesar de que desde aquí se están haciendo cursos de formación acelerada para que esto no ocurra. Hay que tener en cuenta que a lo largo del año trabajan 8.000 personas en ellos y en los meses de julio y agosto pueden llegar a las 14.000-15.000. Esas 6.000 personas hay que sacarlas de algún sitio y la gente se defiende como puede.
El proyecto del hotel-escuela va dirigido a dar una solución más efectiva a este problema, formando gente todo el año, para complementar el trabajo de las escuelas de hostelería de Santander y Laredo.

P.- ¿Se puede hacer ya una previsión de cómo resultará este verano desde el punto de vista turístico?
R.- Sólo puedo decir que hay absoluta incertidumbre. Nunca he sido amigo de los pronósticos porque es muy difícil acertar, y este año más porque se han retrasado mucho las reservas y por las ofertas de plazas a precios ridículos que han lanzado Canarias y Baleares. No soy capaz de adivinar la incidencia que todo esto pueda tener en Cantabria y hoy por hoy, no me atrevo a aventurar cuál va a ser el balance de la temporada.

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