Los aerogeneradores van a tardar

Aunque Iberdrola, la compañía que se ha puesto en marcha más rápido, ya tenga en tramitación cuatro de los cinco parques eólicos autorizados en su demarcación, no podrá tener los molinos levantados este año ni el próximo, por mucho que el consejero de Industria, Juan José Sota haya asegurado que en 2012 habrá parques en funcionamiento. El proceso administrativo es demasiado largo como para permitirlo. Por lo pronto, esos proyectos tendrán que superar la estimación de impacto ambiental, pasar a información pública y esperar el consiguiente periodo de alegaciones, contestación de las mismas… Como mínimo, entre ocho y nueve meses para superar esta fase, aunque a nadie le extrañará si consume año y medio.
El caso de Iberdrola es atípico, puesto que antes de convocarse el concurso ya tenía todas las mediciones reales de viento realizadas en la concesión que le ha sido adjudicada. Los demás empezarán ahora a hacer ese trabajo, y la ley nacional exige al menos un año de mediciones, lo que indica que la mayoría de los proyectos habrán de esperar este tiempo antes de realizar cualquier otro trámite, a no ser que existan mediciones realizadas por terceros en esos lugares y opten por adquirirlas. Además, se encontrarán con el obstáculo de que los bancos y las cajas de ahorros no parecen dispuestos a dar dinero para estos trabajos previos, aunque se peleen por financiar la instalación de los molinos propiamente dichos.

Revisión del Plan

Mientras tanto, el Gobierno cántabro está tramitando la revisión del Planergen, el Plan Energético de Cantabria, para adaptarlo a la potencia real que ha adjudicado, cinco veces superior a la planeada. En realidad, nadie puede asegurar con rotundidad que esa adaptación sea imprescindible, puesto que el Plan no es una ley, sino una orientación de la política energética global. De haber tenido carácter imperativo, ahora deberían estar construyéndose los gasoductos previstos para el abastecimiento de plantas de ciclo combinado que finalmente no van a construirse, lo que resultaría absurdo.
La contestación del Ministerio de Medio Ambiente a la modificación del Planergen se produjo en diciembre, de forma que ya se puede hacer el informe de sostenibilidad ambiental del nuevo Plan, que a su vez requerirá al menos 45 días de exposición pública, contestación de alegaciones, etc. Puede darse la paradoja de que esta tramitación lleve un año entero, lo que prácticamente anularía su virtualidad, dado que el Plan actual (2006-2011) decae en diciembre.
Con semejante preámbulo administrativo es imposible que ningún parque eólico pueda estar aprobado antes de enero de 2012. Y eso sólo supondrá que ha superado la primera barrera, ya que a partir de ese momento se va a enfrentar con la tramitación municipal, que se iniciará con la solicitud de licencia. Como todos los molinos se instalarán en suelo rústico, será inevitable el paso de los papeles por la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo (CROTU). Un proceso muy tedioso y largo, si ha de valorarse cada proyecto, aunque quizá pueda resolverse por una vía más rápida, –todos a la vez– a través del Plan de Ordenación del Territorio, ya muy avanzado.
Tras superar la declaración de impacto ambiental y la calificación del suelo, los adjudicatarios de las concesiones podrán solicitar la prima que el Ministerio de Industria concede a los productores de energía eólica, inscribiéndose en el Registro de Preasignación. Es el final de la carrera, pero no podrán cruzar la meta brazos en alto, porque está cerrada. El Ministerio tenía previsto un cupo de 1.700 Mw eólicos anuales hasta el 2013 y, como consecuencia de una cierta manga ancha para no constreñir un sector estratégico, ha acabado acumulando en ese pre-registro nada menos que 8.000 Mw.

Ni pronto ni tarde

Es probable que algunos de esos parques que están a la espera no lleguen a construirse, por problemas económicos, ambientales, arqueológicos o de otra índole, como ocurrió con uno autorizado hace años en Valdeolea, pero, por muchos que decaigan, todo hace suponer que ese pre-registro no se abrirá antes de 2013.
Así que, aunque corran, las empresas que han resultado adjudicatarias del concurso cántabro no tendrán posibilidad alguna de obtener las primas hasta entonces y, por tanto, es muy poco verosímil que levanten los molinos y menos aún que los pongan en funcionamiento.
Pero peor será llegar tarde, porque, si el cupo se reabre a comienzos de 2013, es probable que quede saturado de inmediato.
En una carrera con tantas incertidumbres, los técnicos dan por seguro que apenas se podrán instalar la mitad de los molinos previstos (alrededor de 600-700 Mw) y después de superar un proceso administrativo largo y conflictivo, hasta el punto que el factor más prededible de todos los que influyen en este negocio acabará por ser el propio viento, a priori el más incierto.
Los proyectos que se acogieron al decreto del Gobierno Martínez Sieso en el año 2000 ya sufrieron este rosario de incidencias. Tantas que once años después solo se ha materializado uno de ellos. Otro previo, que se iba a levantar en Valdeolea (el parque Ornedo), nunca llegó a contruirse al aparecer en los estudios arqueológicos de la zona un castro que obtuvo la calificación de Bien de Interés Cultural.
Otro que llegó a un avanzado estado de tramitación fue el de ‘Pico Jano’, cuyo plan director fue denegado. Los promotores hicieron posteriormente unas modificaciones para tratar de conseguir su autorización y ahora están en fase de estudio, pero es probable que se deniegue, por la actual moratoria.
Por muy llamativo que resulte el Plan Eólico, casi todo lo que puede ocurrir ya lo hemos visto con anterioridad. Aunque tuvo mucha menos repercusión en los medios, el decreto de Martínez Sieso del año 2000 dio paso a una auténtica catarata de proyectos: 27 parques eólicos compuestos por 661 aerogeneradores (más o menos los que se prevén ahora) aunque la potencia era bastante menor (593 Mw en total) y también la inversión, 460 millones de euros. Las cifras hubiesen podido ser muy superiores pero el Gobierno se asustó ante la avalancha y al año cerró la puerta decretando una moratoria, en la que no sólo se impedía la presentación de nuevos proyectos, sino que se suspendía la tramitación de los planes directores de aquellos que tenía sobre la mesa. Sólo tres habían conseguido escapar con vida, dos de ellos completos y un tercero a medias. En total, seis parques eólicos. El resto de las solicitudes quedaron finalmente denegadas.
De aquella primera oleada tan bruscamente interrumpida sólo se ha construido el parque denominado Cañoneras, cuya segunda fase se ha completado recientemente. En julio de 2008 consiguieron la autorización administrativa los parques La Costana y Campo Alto (propiedad de Iniciativas Eólicas), Somballe y Lantueno (de la empresa Boreas Eólica, que en la actualidad forma parte de Gas Natural) y queda en tramitación el parque denominado Zalama, que no parece fácil que pueda culminarla con éxito. Los cinco suman 113,6 Mw de potencia.
A este escenario hubiesen tenido que sumarse los 300 Mw del Plan Energético elaborado por el gobierno de coalición PSOE-PRC en 2006, pero casi en el momento de presentarse, el Plenercan comenzó a desajustarse, al decaer la posibilidad de instalar una de las centrales de ciclo combinado previstas. Por otra parte, el Gobierno de Rodríguez Zapatero reorientó la política energética claramente hacia las renovables y, en 2007, el nuevo consejero de Industria, Javier del Olmo, empezó a mostrar que habría cambios significativos. Del Olmo encargó un estudio a la Universidad sobre las posibilidades reales del territorio de Cantabria de cara a la energía eólica y, de forma simultánea, se lanzó a una sucesión de declaraciones en las que dejaba caer objetivos cada vez más ambiciosos: 800 Mw, 1.200, 1.500…
El estudio, dirigido por el catedrático Antonio Cendrero, acabó por delimitar unas 10.500 hectáreas (aproximadamente el 2% de la superficie regional) con un buen régimen de vientos y sin demasiadas afecciones ambientales, arqueológicas o poblacionales, de las que se podían obtener entre 1.200 y 1.900 Mw, en función de la tecnología utilizada.

Compromisos industriales

El Gobierno, consciente de que en estos momentos las primas que se conceden por la producción de energía eólica hacen que este sector mantenga una alta rentabilidad independientemente de la coyuntura, decidió aprovechar el reparto de zonas explotables para conseguir unas contraprestaciones, especialmente importantes para las zonas rurales, donde casi nunca surgen proyectos empresariales de importancia.
Entre esos proyectos hay instalaciones industriales, plantas de biogas e iniciativas de todo tipo que, en algún caso, ya deberían haberse iniciado, puesto que en varias de las propuestas se estipulaba la inmediata construcción. Además del medio rural, del Plan también debe beneficiarse la empresa reinosana Gamesa-Cantarey, a pesar de haberse quejado amargamente de no haber conseguido ninguna adjudicación. Varios adjudicatarios se han comprometido en el concurso a adquirir los molinos que fabrica.

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