Los alternadores ya no le seducen a Bosch
Los motores de arranque y alternadores cada vez son más pequeños, para ahorrar peso, lo que no impide que cada vez sean más potentes o incorporen adelantos para reducir el consumo de combustible de los coches, como los sistemas Start/Stop. Pero su margen de mejora ya no es significativo y Bosch es una empresa innovadora. Por eso cree que puede vender este negocio, o una parte, si encuentra un socio que sea capaz de abrirle otros mercados con un amplio margen de crecimiento. En los que ahora opera, las ventas de automóviles se han estancado y las compañías del sector han de conformarse con reponer los vehículos que el mercado retira.
Los alternadores de la compañía alemana equipan la mitad de los coches que se fabrican en Europa y difícilmente llegarán a tener una cuota mayor, porque las marcas ensambladoras evitan quedar en manos de un solo proveedor. En cambio, la entrada de un socio bien implantado en Asia o en Estados Unidos puede darles un buen empujón. De hecho, fuentes de la empresa confían en que una operación de ese tipo podría llegar a generar más actividad en Treto de la que ahora tiene.
Sea quien sea el comprador, dan por descontado que la planta no corre peligro. Estuvo en trance de desaparecer hace una década, cuando los alternadores que fabricaba se habían quedado obsoletos y Bosch tenía que decidir a cuál de sus fábricas adjudicaría los de nueva generación que debían sustituirlos. Un cierre que hubiese tenido unas consecuencias dramáticas para la economía cántabra ya que se trata de la mayor factoría de la comunidad por volumen de empleo (700 trabajadores) y mueve a muchas otras empresas auxiliares de automoción que han nacido o crecido a su vera.
Bosch Treto competía con su fábrica hermana de Cardiff y la pugna la perdió la británica, por inferior productividad. Treto consiguió los nuevos alternadores y eso le ha dado vida para una larga temporada, puesto que siguen siendo los productos más avanzados del mercado. Incluso si el nuevo propietario –o copropietario– decidiese hacer una reestructuración, Treto, que sigue siendo la planta líder para la fabricación de los alternadores Midline y Efficiency Line, tendría una clara ventaja sobre los otros doce centros de producción del grupo.
Cinco millones de aparatos al año
La planta cántabra fabrica cinco millones de aparatos al año, que se distribuyen en treinta países, y ha conseguido unos índices de eficiencia y calidad muy elevados, lo que no impide que deba medirse permanentemente con las otras fábricas de esta división de Bosch, que suma 6.500 empleados.
Robert Bosch funciona en este terreno como cualquier gran multinacional, en la que sus plantas no solo compiten con las de marcas rivales sino también con otras de su misma compañía. No obstante, es una empresa atípica. Fundada por un obrero socialista alemán, Robert Bosch, nunca ha perdido la fidelidad a sus orígenes, a pesar de las enormes dimensiones que ha adquirido el grupo, y es gobernada por una fundación en la que junto a los herederos del fundador (que conservan una participación) se sientan por los representantes de su corporación industrial, un grupo de directivos que toma este tipo de decisiones estratégicas. Como fundación sin ánimo de lucro no puede repartir dividendos, algo que se ha convertido en una ventaja, ya que reinvierte más que sus competidores, especialmente en I+D+i. El resto de los beneficios lo emplea en obras sociales.
La empresa nunca deja al azar el futuro de las que han sido sus plantas y sus trabajadores. Aunque ya no resulten estratégicas para el grupo, Bosch no suele desentenderse de su destino. Eso no evita que haya cundido la preocupación entre los trabajadores de Treto, que temen la posibilidad de caer en manos de un fondo de inversión, sin especial vinculación al sector industrial, una situación mucho más incierta que seguir en el seno de una de las empresas líderes mundiales en innovación e imagen de marca.
La dirección trata de disipar estos temores, dando por sentado que Bosch elegirá un comprador con todas las garantías. Tampoco el poderoso sindicato alemán IG Metal (dos de las plantas están en ese país) se ha mostrado dispuesto a admitir incertidumbres.
La venta, en todo caso, no será inmediata, porque en algunas de las plantas afectadas se fabrican varios productos y será necesario hacer previamente una segregación de los negocios, lo que unido a todo el proceso negociador no llevará menos de un año.