‘Luchar contra el céntimo sanitario fue muy duro’
P.- Es empresario desde muy joven. ¿Fue una elección personal o simplemente siguió el destino que estaba escrito para usted?
R.- No me considero un empresario por vocación. De pequeño, como todos los niños, quería ser policía (ríe) y, después, no tenía muy claro a qué dedicarme. Así que no recuerdo haber sentido grandes ambiciones profesionales. Eso sí, tenía muchas ganas de trabajar y de independizarme desde el punto de vista económico, no familiar, ya que con mis padres vivía muy a gusto. Asumí como algo normal empezar a trabajar en el negocio familiar. Estudié Empresas y, no hace tantos años, me licencié en Económicas y en Administración y Dirección de Empresas (LADE), porque siempre había tenido la espinita clavada de acabar los estudios superiores.
P.- ¿Cómo recuerda sus primeros años en el mundo de la empresa?
R.- Al principio, mi trabajo no tenía nada que ver con las estaciones de servicio. Además, era el benjamín del grupo y cualquiera de mis compañeros me sacaba 20 años. La empresa familiar a la que me incorporé, Evemal, fue fundada por mis padres en 1967 y se dedicaba a la distribución de productos de limpieza en tres comunidades autónomas: Vizcaya, Asturias y Cantabria. Por entonces, tenía que viajar mucho a Madrid y a Barcelona, porque nos relacionábamos con empresas similares a la nuestra, compartiendo proveedores comunes, la mayoría de fuera de Cantabria. Ése fue el origen de la creación de agrupaciones de compras en los años 90, una iniciativa que por entonces no existía y que dio origen a varios grupos dedicados a los productos de limpieza.
P.- Evemal fue absorbida en 2008, cuarenta años después de su fundación. ¿Por qué abandonaron el sector de la limpieza?
R.- Con el paso de los años, Evemal fue ganando proyección nacional hasta que la vendimos a una firma de capital riesgo, propiedad de una empresa del Ibex 35, que desgraciadamente no llegó a funcionar como esperábamos por la llegada de la crisis económica. Nosotros continuamos un tiempo como socios, pero luego nos desvinculamos por completo porque teníamos otros proyectos.
P.- Imagino que se refiere a las estaciones de servicio. ¿Cómo da el salto hacia el mundo de las gasolineras?
R.- Paralelamente a Evemal, en el año 1992, habíamos abierto una nueva línea de negocio, la que surgió con las estaciones de servicio, a raíz de la liberalización del monopolio del sector petrolero. En ese cambio también tuvo mucho que ver nuestra relación con uno de los proveedores con los que trabajábamos entonces, Fina Ibérica, una firma que vendía lubricante y carburantes. Esa empresa, tras una serie de compras y de cambios en el mercado, acabó sumándose a la red de Cepsa. Nosotros abrimos nuestra primera estación de servicio en Tremañes (Gijón) en 1994 y, un año más tarde, presentamos un proyecto de estación de servicio en Cantabria y abrimos la de Ruente, que fue la primera del grupo en nuestra comunidad. Marcó un hito en nuestra trayectoria, porque en aquella época abrir una estación de servicio era casi misión imposible…
P.- No es la única que poseen en Cantabria. ¿Cuántas gestionan en la actualidad?
R.- Tres. En 1999 conseguimos abrir una nueva en el área de Reocín, la segunda en Cantabria y nuestro buque insignia, porque se encuentra en un lugar emblemático y tiene una cafetería y un hotel de tres estrellas, con 31 habitaciones. Después, en el año 2000, un año muy movido, se incorporaron otras estaciones, como la de Chateau La Roca, en Sancibrián, y llegamos a un acuerdo de colaboración con Shell para abrir dos más en Avilés (San Agustín y Villalegre) y en La Florida, en la Cuenca Minera. Nuestro grupo se llama IPC (Iniciativas y Proyectos de Cantabria) y además de gestionar estaciones de servicio tiene otras actividades, como alquiler de inmuebles, para lo que en su día obtuve el título de agente de la Propiedad Inmobiliaria.
P.- Desde hace seis años preside la Asociación Regional de Estaciones de Servicio de Cantabria. ¿Le gusta representar los intereses del colectivo al que pertenece?
R.- La faceta asociativa es muy importante en mi vida profesional. Ahora llevo seis años centrado en la presidencia de las estaciones de servicio pero antes estuve otros siete u ocho años en la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE), desempeñando distintos cargos como tesorero, vocal o vicepresidente. Yo pienso que si la vida ha sido generosa contigo –y conmigo lo ha sido– tienes el deber de devolverle algo a la sociedad.
P.- En los últimos años, las gasolineras han estado muy presentes en los medios por conflictos como el ‘céntimo sanitario’ o la subida del precio de la gasolina… ¿Cómo lo ha vivido usted?
R.- La Asociación Regional de Estaciones de Servicio de Cantabria cuenta con una andadura de más de cuarenta años, ya que procede de los tiempos de los sindicatos verticales, pero es verdad que nunca ha sido tan visible como en los últimos años. Ahora tenemos una participación muy activa en la Confederación de Empresarios de Cantabria y mayor presencia en los medios porque nos ha tocado vivir épocas muy complejas. Podría decirse que hemos sido protagonistas sin querer serlo.
P.- De todos esos conflictos sectoriales a los que ha tenido que enfrentarse, ¿cuál ha sido el peor?
R.- La lucha que más me ha afectado a nivel personal ha sido, sin duda, la del céntimo sanitario, porque soy una persona que rechaza las injusticias. Ver cómo los vehículos dejaban de parar en las gasolineras de Cantabria para ir a repostar a las comunidades vecinas ha sido muy duro, no solo por mí, sino por todos mis compañeros. Hace tres años que pertenezco al comité ejecutivo de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio y desde allí también estamos luchando mucho en beneficio del sector.
P.- ¿Y cómo viven ahora la mayor caída del precio del petróleo en los últimos seis años?
R.- El precio del petróleo afecta a las petroleras pero no a las gasolineras. La gente confunde los términos, como ocurre con banqueros y bancarios. Nosotros somos gasolineros, no petroleros. Por tanto, que el precio del petróleo haya bajado nos beneficia porque el cliente está más contento y podemos comprar mejor, ya que cargar un camión de 33.000 litros en 2016 cuesta un 20% menos que a principios del 2015. En realidad, no nos influye tanto, ya que el precio del producto sólo supone un 40% del total. El otro 60% son impuestos y, al final, eso es lo que somos, recaudadores de impuestos.
P.- A lo largo de su vida empresarial se ha embarcado en varios proyectos de sectores muy distintos. ¿Es necesario ese dinamismo para ser un buen empresario?
R.- Lo que creo es que hay una cosa en la que no se nos educa y es en el fracaso. En España, al que no le va bien en un proyecto, es apartado. Sin embargo, la clave para triunfar es reconocer ese fracaso a tiempo para poder cerrar página y seguir trabajando.
P.- Aquí y ahora: ¿Hay algún reto empresarial que le mantenga ilusionado?
R.- Sí, hay un nuevo proyecto en el que creo y con el que estoy muy implicado. Se trata de ‘Red Cantabria’, una iniciativa creada para agrupar a 18 estaciones de servicio de Cantabria con el fin de ofrecer a cualquier persona la posibilidad de repostar en una gasolinera de la región. Para nosotros es muy importante haber logrado reunir a casi una veintena de estaciones cántabras en una sola red y ahora estamos desarrollando herramientas, como un software, una tarjeta de crédito y una app móvil, para que el cliente cuente con todas las comodidades.
P.- Con tanto ajetreo, ¿le queda tiempo para hacer algo que no sea trabajar?
R.- Tengo tres hijos, una mujer, un perro, un gato y hasta tres peces… así que todo es cuestión de agenda. Me gusta tenerlo todo bajo control y organizarme la semana para poder ir al gimnasio o hacer deporte, ya que me encanta el golf, el esquí, el tenis, el bodyboard… Vivir en Santander es una suerte, porque soy muy aficionado al mar y siempre que puedo voy a la playa a bañarme o a dar un paseo con la marea baja. Eso me sirve para resetear y recobrar las fuerzas.