MARÍA DEL MAR BOLADO, EMPRESARIA DEL AÑO EN CANTABRIA

Fue campeona de España de tiro con arco en 1987 y quizá por esa dedicación nunca llegó a ejercer el Derecho, que había estudiado. Un año después abrió en Santander una tienda especializada en su deporte, pero las multinacionales están más interesadas en las disciplinas mayoritarias y ante la dificultad para conseguir algunos repuestos acabó por fabricar ella misma las cuerdas de los arcos. Hoy se ha convertido en la principal exportadora de Europa. Su marca, Stringflex es perfectamente conocida por los tiradores y en su fábrica de Igollo nunca hay stocks. Es consciente de que necesita proceder a una ampliación, porque ahora se ve obligada a mantener cerrada la lista de clientes. La Asociación de Mujeres Empresarias de Cantabria acaba de distinguirla como Empresaria del Año.

P.– En 1988 abrió en Santander una tienda en la que vendía todo tipo de material para el deporte con arco pero usted fue más allá y se convirtió en suministradora de sí misma. ¿No resulta un poco sorprendente?
R.– No encontraba repuestos con facilidad. Sobre todo, había carencia de cuerdas e igual que me pasaba a mí, le pasaría a otras tiendas y a otros arqueros. No había fabricantes a nivel industrial.
P.– Pero no fue hasta que se trasladó a Igollo de Camargo en 2003 cuando pensó en lanzar su propia marca.
R.– Sí. Dispusimos de unas instalaciones más amplias y decidimos que era una buena oportunidad.
P.– Stringflex, el nombre de su marca, significa algo así como cuerda flexible. ¿Por qué ese nombre y en inglés?
R.– En inglés, porque casi todo nuestro mercado está fuera de España y lo de la flexibilidad se refiere a que nosotros nos adaptamos a lo que la tienda o el arquero necesite. Cada país demanda un tipo de cuerda diferente: a los italianos les gusta con menos hilos; a los alemanes que sean negras; a los ingleses, siempre de color blanco…
P.– En 1987 ganó el Campeonato de España de tiro con arco. Dos décadas después la reconocen como la Mujer Empresaria del Año en Cantabria. ¿Acertar en la empresa también es cuestión de puntería?
R.– Es un proceso más lento que el de la alta competición. Han sido muchos años de esfuerzo y de trabajo en los que hay que estar renovándose y adaptándose a un mercado que cambia constantemente.
P.– ¿Con que dificultades se ha encontrado?
R.– A la gente, sobre todo en España, que una mujer haga cuerdas le resulta algo anecdótico, como la que hace pasteles. He tenido que luchar para dar una imagen de seriedad y profesionalidad. En cambio, con los clientes y proveedores nunca he tenido ningún problema.
P.–¿De qué materiales están hechas las cuerdas?
R.– Puff.. De miles. La mayoría se fabrican con fibras de poliéster, desde los de iniciación que se hacen de Dacron a otro tipo de combinaciones más complejas. Son materiales muy técnicos. Además, hay que tener en cuenta los distintos tipos de forros, de construcción…
P.– ¿Dónde consigue la materia prima?
R.– Viene de Estados Unidos, donde solo hay dos fabricantes. Curiosamente, uno a sesenta kilómetros del otro.
P– La mayor parte de su producción la vende por Internet. ¿Cómo consiguió que la marca comenzase a ser conocida?
R.– Fuimos patrocinadores del campeonato del mundo en Nimes (Francia) en el 2003. Allí pusimos una tienda en donde demostramos que también existíamos físicamente.
P.– ¿Y por qué cree que los deportistas y las tiendas empezaron a confiar en sus cuerdas?
R.– Las tiendas, porque saben que lo que pone en la etiqueta se corresponde con las propiedades de la cuerda y el arquero, porque tiene la certeza de que la cuerda ha pasado por un control de calidad. En una competición, si se te rompe una cuerda, tienes un tiempo determinado para cambiarla. El arquero tiene que tener la seguridad de que la nueva cuerda va a tener las mismas dimensiones que la anterior, para no alterar su ritmo en la competición, y otros fabricantes no le dan esa seguridad.
P.– ¿Cuántos metros de cuerda salen cada día de su empresa?
R.– No lo sé, nosotros trabajamos en pulgadas. Cada bobina de cuerda son unas 68 pulgadas y trabajamos unas 300 cuerdas al día.
P.– Hasta ahora, la fabricación ha estado dominada por los coreanos.
R.– Sí pero nosotros cuidamos más la fabricación y los acabados. Cada una de nuestras cuerdas pasa un control de calidad. Además, nos dirigimos al mercado de la alta competición, mientras que los coreanos van al de iniciación.
Las cuerdas de arco que salen de la fábrica de Igollo han sido utilizadas por el equipo nacional francés; por la sueca Petra Ericsson, algunos arqueros de Estados Unidos o Juan Carlos Holgado, medalla de oro de la Olimpiada de Barcelona. Ellos encontraron el impulso que necesitaban y María del Mar Bolado su hueco como empresaria.

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