Muere Armando Álvarez, creador de uno de los mayores grupos europeos de plásticos

Armando Álvarez, fundador del grupo que lleva su nombre, fallecía el 6 de julio en su residencia de Santander a los 89 años, de los que dedicó 60 a la creación y consolidación de una de las empresas familiares más importantes de España, con una plantilla directa de 2.000 personas, la mitad de las cuales trabaja en Cantabria.
Nacido en 1925 en Santa Ana, una pequeña localidad cercana a Oviedo, Armando Álvarez fue uno de los máximos ejemplos del empresario hecho a sí mismo. Casado con la santanderina Ana María Ribalaygua y padre de seis hijos, llegó con 18 años a Cantabria con la intención de permanecer un mes para comprar apeas de eucalipto para las minas de carbón de Asturias, a las que surtía su padre, pero pronto se quedó al frente de todas las operaciones de compra de arbolado en la región. Poco más que un niño, el entonces Armandín se convirtió pronto en uno de los principales contratistas de la madera.
A partir de 1953 fue ampliando sus actividades en el sector forestal y en el de la comercialización y transformación de madera. El negocio creció rápidamente incorporando otros mercados, como la producción de bidones metálicos, aunque el verdadero origen del actual grupo industrial se produjo en 1964, cuando comenzó a producir plásticos con la fundación de Aspla en Torrelavega, cuyo Ayuntamiento le nombró Hijo adoptivo en 2013.

La llegada del plástico

Alvarez, de rostro risueño y un punto pícaro, recordaba con frecuencia cómo su negocio de envases de maderas corrió el riesgo de irse al traste a comienzos de los años 60 cuando un ingeniero de Solvay recién llegado de una fábrica francesa del grupo belga le informó de que un material nuevo, los plásticos, dejarían fuera de juego sus bidones de madera en muy poco tiempo. De hecho, la fábrica de Solvay en Barreda pronto se subió a ese carro y Álvarez no tuvo más remedio que ponerse a pensar cómo reinventarse para no perder a su principal cliente.
Con pocos conocimientos sobre el nuevo material y ninguna experiencia en su manejo, su empresa empezó a hacer experimentos con poco éxito hasta que finalmente consiguió un envase de plástico lo suficientemente sólido como para contener los corrosivos productos alcalinos que fabrica Solvay, que durante muchos años sería su socio en el negocio del plástico y su gran plataforma de crecimiento. Esa reinvención le permitió estar, desde muy temprano, en una actividad que tendría muchísimo desarrollo, la de los plásticos, y que rápidamente superó en facturación a los negocios tradicionales de la empresa, la madera y los envases metálicos.

La expansión

A partir de 1977 se inició la expansión de Álvarez fuera de Cantabria con la compra de dos compañías del sector en Barcelona y Sevilla (Reydesa y Reyenvas), a las que siguieron otras más Cataluña, Madrid, Valencia, Murcia, Almería… Se trata de Silvalac, Industrias Gráficas Castells, Plásticos Vanguardia, Rafia Industrial, Solplast, Sotrafa y Macresac, en muchas de las cuales buscaba complementariedades para los productos que salían de las fábricas principales.
El grupo Armando Álvarez tiene ahora 14 plantas repartidas por todo el territorio nacional y recientemente ha adquirido otra más en Texas, Estados Unidos, una factoría que factura 35 millones de dólares, tiene una plantilla de 70 personas y produce 15.000 toneladas de polietileno al año. Esta compra, que probablemente no sea la última en el exterior, indica la intención del actual presidente, José Ramón Álvarez, hijo del fundador, de acercar los centros productivos a las áreas geográficas de venta, para reducir costes de transporte y evitar las barreras tácitas que en muchos mercados encuentran los productos importados.
El 36% de la producción del grupo se reparte ahora por 80 países de todo el mundo, y sus clientes son las principales multinacionales del sector de la alimentación, que utilizan las láminas de plástico para sus envasados; las empresas químicas; las papeleras; los fabricantes de productos de higiene personal y las cooperativas agrarias especializadas en cultivos bajo plástico. Hay pocos sectores a los que, directa o indirectamente, no lleguen los filmes industriales, agrícolas o envases rígidos que fabrica el grupo en Torrelavega o en alguna de sus filiales.
Álvarez consiguió mantener sus negocios originales, pero nunca dejó de diversificar en busca de nuevas oportunidades, con una política de reinversión permanente basada en la modernización de equipos productivos y en el desarrollo de nuevos productos. «Siempre iba renovando todas las instalaciones para seguir creciendo, hasta llegar a ser el líder nacional en transformación de plásticos y estar entre los tres primeros de Europa», ha destacado el Grupo en su comunicado. En la empresa se ha alcanzado un alto grado de profesionalización y a pesar del crecimiento, nunca se ha perdido la impronta del fundador, un gestor muy personalista que ha estado al frente del negocio durante 60 años, «cercano siempre a la gente y dando ejemplo permanente de trabajo».

El grupo hotelero

Álvarez también presidió y modernizó con éxito el grupo hotelero de la familia Ribalaygua, con los emblemáticos hoteles Bahía, Sardinero y Hoyuela, todos ellos en Santander. Los tres fueron reconstruidos por completo, en un proceso que se dilató más de lo que su presidente pretendía. En 1991 inicio la reforma del Hotel Bahía, en la que se produjo un dramático derrumbe que marcó al empresario. Unos años después transformaba por completo el Hotel Hoyuela, en la Avenida de los Hoteles, y finalmente, cuando el Plan General de Santander por fin se lo permitió, acometió la reconstrucción del tercero, el Hotel Sardinero, en la Plaza de Italia y muy próximo al anterior.
El grupo familiar también es propietario de los bajos del Casino de Santander, que están en proceso de desalojo, para acometer una reforma completa que consolide el edificio y le devuelva la apariencia inicial, transformada por los distintos negocios que allí se instalaron.
«Don Armando dejó una empresa sólida, llena de proyectos y con el futuro asegurado tras realizar una sucesión sin fisuras en su hijo José Ramón Álvarez Ribalaygua, actual presidente del Grupo», subraya la empresa, que sigue siendo gestionada desde su sede tradicional de Torrelavega.

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