Nada es como parece

TOMA EL DINERO Y CORRE.- La empresa sueca Boliden, ha puesto en nuevo un brete al Gobierno. El primero fue la rotura de la balsa de decantación que a punto estuvo de acabar con Doñana, y ahora al anunciar su abandono de la explotación después de haber recibido varios miles de millones de pesetas en ayudas públicas. Si ya resultó discutible que recibiese la subvención pública antes de hacerse cargo de la completa reparación económica de los daños ambientales, la decisión de suspender pagos de la compañía sueca después de haber recibido una suma tan importante para su reflotamiento es un golpe muy fuerte para el erario y para la credibilidad ministerial. El anuncio del ministro Piqué de que se le pedirán explicaciones es más revelador aún de la impotencia y el desconcierto del Ejecutivo.

MAS VULNERABLES QUE NUNCA.- Hay cosas que no se entienden bien. Una de ellas es el hecho de que un muchacho de una barriada de chabolas de Manila pusiera en jaque a 21 millones de ordenadores de todo el mundo con el virus informático I Love You que, a pesar de su aparente ingenuidad, podía extraer toda la información que tenían dentro. Ahora, otro hacker oriental es capaz de entrar en el software mejor protegido de Microsoft, allá donde no han podido llegar ni siquiera los jueces norteamericanos, y el problema no es que queden desvelados los secretos de la arquitectura en la que se basan todos los programas de la empresa, sino la posibilidad de que haya provocado agujeros en el código fuente, lo que supondría para el asaltante el disponer de un auténtico caballo de Troya cabalgando a lomos de los programas que luego se instalarán en los ordenadores de todo el mundo.
¿ESPIRITU DE CONCERTACION?.- ¿Sirve de algo una negociación de concertación a la que no se ha llamado al principal sindicato? Habrá opiniones para todos los gustos, pero no deja de ser sorprendente lo ocurrido en Cantabria. Si lo que de verdad se pretende es la paz social y el consenso sobre algunas políticas socioeconómicas no parece de recibo que el Gobierno regional convoque únicamente a CC OO y no haga otro tanto con UGT, por mucho que este sindicato abandonase la concertación anterior. Con esta lógica no sólo no se aproximan posturas, sino que se consolidan frentes cada vez más enconados, exactamente lo contrario de lo que representa el espíritu de la concertación.
EL DERECHO A CONTAMINAR, EN VENTA.- La cumbre medioambiental de Kioto introdujo algunas novedades que ahora van a ser ratificadas por la UE y entre ellas la posibilidad de comerciar con el derecho a contaminar. Un país, una región o una empresa tiene consolidado un derecho a emitir CO2 en función de sus actuales parámetros y tendrán que seguir una senda de reducción. Si una industria va más deprisa, puede revender a otra más remolona sus derechos excedentes de contaminación. Si va más despacio, tendrá que comprarlos. Aparentemente, es un despropósito, pero si se piensa con un poco de detenimiento se comprobará que es uno de los pocos planteamientos realmente inteligentes y novedosos que salen de este tipo de reuniones. La empresa que se implique más en la política medioambiental puede conseguir un dinero añadido, sin tener que recurrir a la permanente subvención estatal, y la que se esfuerza menos ya sabe que tendrá que pagar a otra, por lo que cabe deducir que cambiará de actitud.
PUBLICIDAD SIN CONTROL.- La saturación publicitaria en las pantallas de TV españolas ha llegado a tal extremo que los propios anunciantes han puesto el grito en el cielo. Hay cadenas que consumen el 34% del tiempo en anuncios, algo difícil de entender cuando hay una normativa tajante que establece los límites de la publicidad. Por algún motivo, en España no se han cumplido nunca las leyes que afectan a las televisiones (¿tantas cosas tendrán que agradecerles les gobiernos?) y así no es de extrañar que se ofrezcan capotes como el del PP asegurando que la autopromoción no es publicidad o pidiendo a los anunciantes informes más precisos, cuando quien debiera hacerlos es el propio Ejecutivo.

EL FRACASO DE HANNOVER.- La Expo de Hannover ha acabado en medio del desinterés general. A pesar de las connotaciones del año 2000, la convocatoria no ha encontrado eco ni dentro ni fuera de Alemania, y eso ha quedado patente en la baja afluencia de público. Ocurrió algo semejante con la Expo de Lisboa y tanto la una como la otra han acabado por revalorizar el éxito de la celebrada en España en 1992, visitada por casi 40 millones de personas, una cifra astronómica que difícilmente se volverá a alcanzar en ningún otro país. La Expo alemana sólo ha atraído a 17 millones de personas, a pesar del extraordinario esfuerzo que hizo la organización en las últimas semanas, y ha perdido nada menos que 208.000 millones de pesetas, seis veces más de lo previsto, algo que los periódicos españoles apenas han comentado, a pesar de los ríos de tinta que originaron los 16.000 millones de pérdidas en nuestra Expo.

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