Nada es como parece
OCHO MESES PARA PAGAR.– Las empresas subcontratistas del sector de la construcción tienen un problema muy grave por la tendencia de las grandes compañías a retrasar los pagos cada vez más, pero, a su vez, las grandes constructoras también lo sufren, sobre todo en sus filiales de servicios urbanos. En el mes de septiembre, la espera media para cobrar de los ayuntamientos a los que prestan servicios como la recogida de basuras era de ocho meses y hay poblaciones donde están cobrando con un retraso de 14 meses.
LA CATASTROFE DE LOS PLANES DE PENSIONES.– Los planes de pensiones de los países desarrollados han perdido en estos meses nada menos que 2,6 billones de euros, una cantidad estratosférica que indica hasta qué punto la crisis de los bancos ha acabado por contagiar los patrimonios particulares. La mayor parte de estas pérdidas son consecuencia de la caída de las bolsas, pero también del descenso de valor de otros activos, como los inmobiliarios. El asunto ha llevado a algunos expertos a pedir la intervención de los gobiernos, lo que daría lugar a una paradoja más de las muchas que estamos viviendo en estos días, que las pensiones privadas también acabasen por ser de responsabilidad pública.
LOS BANQUEROS EUROPEOS LO TIENEN PEOR.– Quizá por la reiteración con que Angela Merkel ha manifestado su opinión de que resulta inmoral pagar indemnizaciones multimillonarias a los banqueros que han dejado sus entidades en bancarrota, los gobiernos europeos están actuando con criterios mucho más severos que el norteamericano en este terreno. Allí donde entran los estados con aportaciones de capital, salen los ejecutivos y, aunque no salgan con lo puesto, sí se van sin los bonus. Claro, que cobrarlos en estas condiciones resultaría un sarcasmo. Así que los consejeros de los británicos RBS, HBOS y Lloyds y los máximos ejecutivos del grupo francobelga Dexia, han tenido que renunciar a sus bonus, que en este caso, podía haberse denominado ‘malus’.
UNA GOTA EN EL OCEANO.– En España nadie renuncia a nada. El ex presidente de la inmobiliaria Colonial, que fue cesado el 22 de julio, siete meses después de su contratación, reclama a la empresa una indemnización de 4,6 millones de euros. Habrá pensado que, con la deuda que arrastra Colonial, lo suyo apenas se va a notar.
GENERAL MOTORS, DE SALDO.– Los analistas han puesto el precio objetivo de la acción de General Motors en un dólar, lo que significa que cualquiera con una fortuna media podría quedarse con la mayor compañía de automóviles que ha conocido la historia, un gigante cuyas ventas superaban al PIB de más de la mitad de los países del globo y que no hace tanto cotizaba a 66 dólares por acción. La compañía ha tenido que pedir ayuda de forma dramática al Gobierno de EE UU en forma de créditos blandos. Así que, por si no fuera pequeño el esfuerzo para el rescate de las entidades financieras, ahora llega el turno de otros sectores productivos.
LOS SINDICATOS SE HACEN PRONUCLEARES.– Hubiese resultado impensable hace algunos años, pero ha ocurrido: los sindicatos UGT y CC OO van a secundar a la CEOE en la petición al Gobierno de que reanude el programa nuclear, de forma que esta energía vuelva a cubrir un tercio de las necesidades españolas. Eso supondría la construcción de una decena de nuevas centrales nucleares.
LAS IMPORTACIONES AHOGAN LA INDUSTRIA DEL BIODIESEL.– A finales de 2007 había en España 24 plantas de biodiésel. Ahora son ya 44 y, en función de los proyectos en marcha, a finales del próximo año las fábricas serán 67. El proceso es inversamente proporcional a la actividad de cada una de ellas, puesto que, como consecuencia de las importaciones de biodiésel de países como EE UU donde está subvencionado, las plantas españolas están funcionando a una media del 16% de su capacidad. En el bioetanol, el combustible ecológico que se mezcla con gasolina y no con diésel, la situación es algo menos delicada ya que a lo largo de este año no se ha abierto ninguna fábrica nueva –la de Sniace sigue en espera– y los productores españoles están trabajando al 47% de su capacidad.
COBRAR POR RECOGER EL PAPEL USADO.– La brusca caída de los precios del papel y del cartón recuperado, a consecuencia del descenso en la demanda ha provocado que las empresas de recogida se replanteen el negocio, ya que el precio no compensa, siquiera, los gastos del transporte. La patronal del sector cree que, en lugar de pagar por este papel usado a las empresas que lo generan, debiera cobrar por ir a recogerlo, como hacen los gestores de otros residuos. Dado que la normativa legal obliga a las compañías a gestionar el papel usado, no tendrían otro remedio que pagar.