PANORAMA INTERNACIONAL

Caos en China
Visto el caos que se organizó en EE UU tras el huracán Katrina y el que se produce en el transporte inglés cada vez que llueve, hay pocas naciones que puedan afirmar que no van a sufrir una crisis del transporte como la que está sucediendo en China como consecuencia de las frías temperaturas (…)
El gobierno ha movilizado a medio millón de soldados para limpiar las carreteras y ayudar a los viajeros. Wen y sus colegas comunistas, sin embargo, deben tomar decisiones valientes en dos áreas económicas si quieren que no se repita el guirigay de este año.
La primera es suavizar el desequilibrado sistema de control de precios pues, aunque los del carbón ya han sido desregulados, los de la electricidad todavía son fijados por las autoridades públicas. Y la segunda, acelerar los planes para mejorar las lamentables tasas de eficiencia energética (…)
En vez de construir tanto, China debería mejorar la eficacia de sus plantas generadoras de electricidad y la del consumo energético en las industrias, oficinas y hogares. Con ello, no sólo iba a descongestionar el transporte sino que también beneficiaria la economía y limitaría la contaminación del aire que afecta a una gran parte del país.
Financial Times

Incertidumbre
Dada la extrema incertidumbre de la economía americana, sólo cabe compadecer a la Reserva Federal, lo más parecido a un jugador que tiene una buena mano de cartas mientras el resto permanece impasible con cara de póquer. Llevar a cabo una política monetaria requiere tanta suerte como buen juicio.
La cuestión ahora es si los problemas en los mercados financieros producirán algún oleaje de resaca en la economía. La decisión de la Reserva de recortar los tipos de interés a un 3% sugiere que sus preocupaciones se han vuelto más intensas. Mantenerlos a este nivel va a estimular la economía durante un cierto tiempo. El riesgo es que la economía se recupere enseguida y esta medida derive en una rápida inflación (…)
La Reserva tiene más datos que nadie y, dadas las incertidumbres, la única opción es confiar en ella para que maneje los riesgos que considere necesarios. Pero el Banco Central Americano debe estar preparado para subir los tipos tan rápidamente como los ha bajado, una vez que la economía se empiece a recuperar.
Financial Times

Las reformas empiezan en casa
George Soros, el multimillonario inversor, quiere que una nueva autoridad vigile las finanzas globales para solucionar “la peor crisis en los últimos 60 años”. Y los políticos no están lejos en esa demanda. Hace una década, tras las crisis financieras que barrieron los mercados emergentes, desde Indonesia hasta Brasil, ya pasó lo mismo.
Algunos querían que el FMI se convirtiera en prestamista de última instancia y otros, incluso, abolirlo. Durante años, en la agenda de los bancos centrales y de los ministros de Hacienda de las grandes economías mundiales, estuvo la cuestión de la arquitectura financiera mundial.
El gran cambio vino de la mano de los propios países en crisis, que reforzaron sus bancos, reorganizaron su deuda externa y acumularon grandes reservas de divisas (…)
Esa es una lección que los políticos deberían tener en cuenta ahora. El origen de los problemas actuales no está en los países que pueden ser influidos por el FMI sino en los más ricos, sobre todo en los EE UU. Allí hay docenas de supervisores financieros independientes pero no hay orden en su fragmentado patio interior, lo sugiere que hay pocas oportunidades para ceder poder real a una autoridad internacional.
The Economist

¿Cómo es de buena tu empresa?
Qué maravilloso es pensar que uno puede ganar dinero y salvar el Planeta, todo al mismo tiempo. Estos bellos sentimientos van a hacer eco por los valles alpinos en la próxima reunión del Foro Económico Mundial en Davos, ya que son buenos tiempos para la llamada Responsabilidad Social de la Empresa (RSE).
El coste de esta franquicia social, les guste o no a los accionistas, ha subido y empresas como Nike, GlaxoSmithKline y Wal-Mart han tenido que cambiar sus métodos para evitar batacazos con los consumidores o las autoridades (…)
Quien diga que esto no es más que otra forma de egoísmo empresarial da en el clavo. Los problemas con la RSE vienen cuando las empresas lo sacan de quicio. Ser campeón en responsabilidad no garantiza grandes resultados financieros, como ha demostrado la reciente metedura de pata de Starbucks y Marks & Spencer.
Si las empresas tienen que vigilar los límites en la RSE, lo mismo pasa con la sociedad en general, donde el mito de que un capitalismo sin adornos no sirve al interés público va ganando sitio. La lógica de la RSE es que los beneficios no son buenos, pero la principal contribución de una empresa viene precisamente de ellos y de los productos, servicios, salarios e ideas que el capitalismo competitivo produce.
Si el negocio de los negocios deja de ser negocio, vamos a salir perdiendo todos.
The Economist

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