¿Por qué es tan difícil triunfar en Cantabria?
¿Por qué es tan difícil asentarse en Cantabria? Alguno de los empresarios foráneos que ha fracasado en la región lo achaca a una cierta hostilidad hacia las iniciativas llegadas de fuera, pero no hacia todas, sino hacia aquellas que tratan de encontrar clientela en el mercado local. “Nos han puesto todas las zancadillas del mundo”, asegura.
En realidad, Cantabria es un mercado muy estrecho donde es imprescindible entrar con buen pie para conseguir contratos. En una comunidad de apenas 500.000 habitantes, el tejido social es muy denso y poco permeable. Eso lo comprobó Telecyl cuando fue despojado por el Ayuntamiento de Santander de un contrato para mantener los teléfonos de consulta ciudadana, después de un error del departamento de Contratación. La empresa vallisoletana, para no indisponerse con las instituciones ante una nueva convocatoria del concurso prefirió no reclamar, pero la renuncia no le sirvió de nada. Mientras esperaba montó en Santander un gabinete de telemarketing pero ni pudo asentarse en este negocio ni consiguió recuperar jamás el contrato con el Ayuntamiento que le forzó a abrir su delegación en Santander.
Alfacel
El proyecto de Alfacel era aún más ambicioso. La compañía pretendía convertirse en el cuarto productor mundial de tripa artificial pero varios acontecimientos encadenados echaron por tierra la iniciativa, a pesar de las cuantiosas ayudas públicas y las esperanzas que se pusieron en que con esta empresa comenzase la recuperación industrial de Reinosa. La crisis económica de Rusia, uno de los principales consumidores mundiales de embutidos, unida a las enfermedades de las vacas y a la sobrecapacidad del sector hundió los precios y la fábrica cántabra no llegó a cumplir los dos años. Un proceso tan rápido como el que en su día padeció Algatecsa, una compañía de producción de agar-agar que se desmoronó después de que, incomprensiblemente, el Gobierno regional, que fue su impulsor y participaba en su accionariado, no le autorizase la corta de algas.
Ingeniería detenida
Por su parte, la empresa de ingeniería aeronáutica que trataba de crear Sodercan ha entrado en una fase de parálisis antes de ver la luz. La renuncia a última hora de Caja Cantabria a involucrarse en el proyecto le ha quitado la pata financiera imprescindible para esta aventura que podía haber introducido a la región en un mercado muy interesante, tanto por su crecimiento como por las sinergias que origina el vincularse a las altas tecnologías.
El caso de Propersa es, probablemente, el único achacable a los errores propios. La empresa vasca de planchas metálicas perforadas que se asentó en Castro Urdiales ya tuvo un serio problema nada más iniciar sus actividades, al ser acusada de utilizar procedimientos e información de la compañía de la que procedían los fundadores. Luego, los problemas económicos se sucedieron, con una gestión muy discutible, y de nada sirvió que el accionista principal implicase grandes cantidades de dinero en ampliaciones para tratar de salvar la quiebra.
La desaparecida cooperativa Tu Norte partió como una escisión de la multinacional Amway en España, dedicada a la venta directa. Una parte de los directivos cántabros de la compañía optaron por crear su propia red, con un éxito inmediato, al arrebatar gran parte de los comerciales a su empresa de origen. El proyecto no sólo era muy ambicioso, sino que tenía ramificaciones internacionales, pero la realidad es que la venta domiciliaria en España siempre ha sido limitada y cada vez es más difícil competir con las grandes cadenas de distribución y los centros de compras.
Iniciativas rurales
Una iniciativa más local, pero de importancia para revitalizar una comarca deprimida era la de Valle de Soba, constructora de estructuras metálicas (pabellones y naves ganaderas) que, a su vez creó una escuela de soldadura denominada Centro Formación Colindres, que colocaba sus alumnos en empresas de la zona. A pesar de la innegable demanda de oficiales metalúrgicos, la empresa no ha podido salir adelante, como otras muchas del medio rural que intentaron diversificar la economía de sus zonas. Con la excepción de las referidas al turismo, la mayor parte de las iniciativas que se plantearon a lo largo de los años 80 y 90 como alternativas a la ganadería de leche no han cuajado y así, se da la paradoja de que ha tenido una evolución más segura la actividad aparentemente a extinguir, la producción lechera, que todas las que se idearon para reemplazarla.