Soria: La electricidad sube pero los salarios bajan
La conmemoración del centenario de la fábrica de Ferroatlántica en Boo de Guarnizo fue un éxito: Villar Mir consiguió que viniese el propio ministro de Industria, que pudo compatibilizar el evento con una ponencia en La Magdalena. Pero al ministro le estaban esperando muchos colectivos con el hacha de guerra levantada. Los primeros, los trabajadores de Sniace, y segundo, los propios empresarios. Y, en esta ocasión, todos con el mismo o muy parecido punto de vista: las medidas que está adoptando en el campo de la fiscalidad eléctrica les están hundiendo, porque al tratarse de grandes fábricas que operan en los mercados internacionales, no tienen posibilidad alguna de trasladar las subidas a los precios de sus productos.
4.500 millones más de déficit
Soria se explicó ante los asistentes al acto del centenario de Ferroatlántica: con el escenario existente en el momento en que llegó al Ministerio, la deuda con las eléctricas por el déficit de tarifa hubiese aumentado en 2012 en nada menos que 10.500 millones de euros. Gracias a las medidas que ha tomado, el problema no se va a resolver, pero al menos va a enmarañarse más despacio, a un ritmo de unos 4.500 millones más de deuda al año.
“No hay soluciones fáciles para los problemas difíciles”, dijo el ministro, que aprovechó para recordar que entre 2005 y 2011 la tarifa eléctrica había subido un 65% sin que sus antecesores consiguiesen atajar el déficit. Él estaba obligado a subirla un 42%, algo que en su opinión, el mercado doméstico y las industrias no estaban en condiciones de asumir, y optó por una vía alternativa, recargarlo sobre algunos consumidores.
No era el mejor auditorio para explicarlo, porque en él estaba alguno de los industriales afectados y en la región hay varias empresas contra las cuerdas a consecuencia de esas decisiones. No obstante, el ministro sólo recibió algunas quejas muy diplomáticas por parte de los responsables de Ferroatlántica, una empresa que, como recordó Villar MIr “nunca ha pedido una subvención”.
El consejero delegado de Ferroatlántica le recordó que en sus empresas de Francia la electricidad cuesta la mitad, algo que resulta vital cuando la energía supone el 22,5% de los costes totales, como ocurre en la planta de Boo.
El ministro prometió explicaciones pero la que dio le dejó un poco frío al auditorio: “Aunque en costes energéticos tenemos una relación poco competitiva con nuestro entorno, y algunos deberes pendientes, en el ámbito laboral están cambiando mucho las cosas en España”. En un lenguaje mucho más diáfano: Tenéis que conformaros con pagar una electricidad muy cara, y cada vez más, porque no lo podemos resolver, pero a cambio estamos rebajando los costes salariales.
Un triste consuelo, porque lo que pretenden los empresarios es que todos los factores productivos sean competitivos. Afortunadamente para el ministro, los trabajadores no estaban presentes.