Transferencia de conocimiento y de investigadores
Uno solo viaja rápido, pero en equipo se llega más lejos”. Seguramente está máxima evocada por el catedrático de Óptica de la UC Francisco González sea la que mejor resuma el espíritu con el que, junto al también catedrático Fernando Moreno, viene impulsando el grupo de investigación en este área desde 1982. Un campo de conocimiento que, en su vertiente aplicada, ha resultado imprescindible para que conocidas empresas de la región hayan desarrollado productos innovadores que les han permitido seguir creciendo en sus mercados. Aunque si se les pregunta a ambos investigadores, tan satisfechos están de esos logros como de otro mucho más difícil de conseguir, que personas que se han formado en su Grupo dirijan ahora los departamentos de I+D creados por esas empresas.
Investigación óptica para nuevos productos
La primera colaboración entre este grupo investigador y el tejido industrial cántabro se produjo con Hisbalit, un fabricante local de mosaicos vítreos que necesitaba un control exacto del color para sus teselas. El hecho de que este Grupo de Óptica, del departamento de Física Aplicada, estuviese especializado en cómo se modifica la forma en que se percibe la luz al incidir en superficies rugosas le permitió aportar a Hisbalit pautas para analizar los cambios de los colores primarios en el proceso de fabricación.
Esta misma empresa le planteó años después otro problema para el que necesitaba su ayuda. Se trataba de lograr un producto fosforescente, una búsqueda que desembocó en una patente y un mosaico ya comercializado (Starlight) que se ha utilizado, entre otros lugares, en la estación de ferrocarril de Utrecht, en Holanda.
Este hallazgo sobre fosforescencia se aplicó en otra conocida empresa cántabra, Textil Santanderina, que buscaba también un tejido con esas características. También en este caso esta investigación aplicada se concretó en una ropa patentada que hoy forma parte del catálogo de la firma de Cabezón de la Sal.
Proyecto biotecnológico
Las colaboraciones del Grupo de Óptica también se extienden al campo de la biotecnología. La empresa Cellbiocan, una spin-off de la Unidad de Genética Molecular del Hospital Universitario Valdecilla, perteneciente al Grupo Tirso, inició hace tres años la búsqueda de biosensores que sirvan para la detección del material biológico canceroso en la sangre, tanto para un diagnóstico precoz como para el seguimiento de la enfermedad durante la terapia. El conocimiento que el Grupo de Óptica había desarrollado sobre nanotecnología, le convirtió en el socio más adecuado para llevar a buen término esta investigación, con la colaboración de un centro tecnológico del País vasco, con el que han formado un consorcio. El proyecto está ya muy avanzado y se encuentra en la fase de puesta en marcha de un prototipo con ensayos clínicos.
Son ejemplos de la transferencia de conocimiento hacia el tejido empresarial de amplio espectro, pero siempre relacionados con algún aspecto de la luz. “Nuestro nicho de trabajo está en cómo la luz interacciona con materiales microestructurados o nanoestructurados; ahí hemos focalizado nuestro trabajo y en todos los aspectos que se derivan de ellos”, explica el profesor Fernando Moreno.
Patentes para el Ejército norteamericano
El alcance de sus trabajos llega también a instituciones tan insólitas para un grupo investigador español como el Laboratorio de Investigación del Ejército Norteamericano (U.S Army Research Laboratory). El contacto establecido en 1989 por Fernando Moreno, durante un año sabático en Inglaterra, con un miembro de ese laboratorio se ha traducido en una colaboración que en los últimos cuatro años ha supuesto un aporte financiero para el grupo de unos 200.000 dólares. Los investigadores de la UC aportan a la institución norteamericana su conocimiento en temas como el desarrollo de tejidos biocidas o antibacterianos, y en procesos fotocatalíticos, con materiales que al recibir la luz puedan generar reacciones químicas como la obtención de agua a partir del hidrógeno y el oxígeno de la atmósfera. En su larga colaboración con este laboratorio, el Grupo de Óptica ha generado un par de patentes que son propiedad del Ejército norteamericano.
Transferir investigadores
Este grupo de investigación está compuesto actualmente por diez personas (dos catedráticos, dos profesores titulares, un estudiante de doctorado y el resto becarios o estudiantes contratados). La captación de fondos públicos o privados es la clave para la sostenibilidad de su trabajo, pero el esfuerzo tiene su prolongación más allá del ámbito de la propia universidad, porque una de las cosas que más enorgullece a los directores de este grupo es que su relación con empresas como Hisbalit o Textil Santanderina ha dado lugar a la creación de un departamento interno de I+D en ambas compañías, para los que han contado con investigadores procedentes del grupo. “Es el éxito completo –subraya Fernando Moreno– llegar a conseguir que personas que has formado aquí estén en esas empresas, porque la transferencia de conocimientos está muy bien, pero la de personas es mucho más difícil”.