Un campus universitario privado en el Parque Tecnológico
La historia del Parque Científico y Tecnológico de Cantabria ha experimentado este otoño un cambio significativo. Y no porque se haya instalado en él una empresa puntera en el ámbito de las nuevas tecnologías sino por la llegada de una universidad privada. Desde el pasado mes de septiembre 350 alumnos de la Universidad Europea del Atlántico se han sumado a los cientos de trabajadores que acuden cada día a este recinto empresarial, añadiéndole una nueva dimensión, la de la enseñanza universitaria.
Estos 350 alumnos, matriculados en ocho carreras, son la avanzadilla de lo que será ese centro privado cuando pueda desplegar la totalidad de la oferta educativa que tiene prevista: 14 grados en enseñanzas que, según lo exigido por el Gobierno de Cantabria para autorizar su apertura, no se solaparán con las que se imparten en la Universidad de Cantabria. Cuando esas titulaciones, actualmente en proceso de homologación por la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación, Calidad y Acreditación) puedan ser ofertadas, el campus abierto en el Parque Tecnológico llegará a tener 2.000 personas, entre estudiantes, docentes y trabajadores. Es, al menos, el resultado que busca este proyecto, en el que Funiber ha invertido 16,5 millones de euros.
Llegada polémica
La apertura en Cantabria de una universidad privada ha supuesto también la reactivación de una polémica que ya ha surgido en otras comunidades. Y es que la enseñanza universitaria atraviesa en España por una situación paradójica. A la vez que surgen dudas sobre la viabilidad de muchos centros universitarios públicos y se recorta en su financiación, se ha venido produciendo un notable incremento de la oferta privada. De ahí que cuando en 2011 el Gobierno anunció el proyecto de Funiber, en el marco del programa de captación de inversiones InverCantabria, la iniciativa fuera acogida por el rector de la Universidad pública, José Carlos Gómez Sal, o por la portavoz de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, Adelaida de la Calle, con dudas sobre su necesidad.
Las objeciones de la Universidad de Cantabria se recogieron en un informe destinado a la Consejería de Educación, en el que se alertaba de que no se contemplaba el desarrollo de másteres. Una vez corregido, el proyecto de Funiber recibió la aprobación de la Consejería y en julio de 2013 el Parlamento cántabro aprobaba –con la oposición del PSOE, que expresó sus dudas sobre la consistencia docente, científica y financiera de esta iniciativa– la ley que daba luz verde a esta universidad privada.
Una oferta complementaria
La elección de Cantabria por parte de Funiber tiene que ver con escasa oferta universitaria privada en el norte de España y con el hecho de que la pública, aunque tiene un amplio abanico de titulaciones, tampoco las cubre todas. Existe un alumnado que se ve obligado a desplazarse a otras ciudades para cursar estudios a los que no pueden acceder en las universidades públicas de sus regiones.
La centralidad geográfica de Cantabria, en el eje de la Cornisa, sitúa a la nueva universidad en disposición de atraer a estudiantes de otras comunidades próximas que quieran cursar algunas de las especialidades que ofrece. Una elección que ha venido determinada por la necesidad de diferenciarse de la oferta que ya tiene la Universidad de Cantabria, entre otras razones, porque matricularse en un grado del centro privado cuesta 5.500 euros al año y no tendría sentido competir con una oferta académica más barata, por mucho que hayan subido las tasas en la universidad pública.
Las 14 titulaciones que tiene previsto impartir la Universidad Europea del Atlántico se reparten entre dos Facultades (Ciencias de la Salud y Ciencias Sociales y Humanidades) y una Escuela Politécnica.
Los ocho grados con los que ha iniciado su actividad son los de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte; Nutrición Humana y Dietética; Psicología; Administración y Dirección de Empresas; Traducción e Interpretación; Periodismo, Publicidad y Relaciones Públicas y Comunicación Audiovisual. A ellos se unirán el próximo curso Ciencia y Tecnologías de los Alimentos, Lenguas Aplicadas, Ciencias Políticas y de la Administración, Ingeniería Informática, Ingeniería de Organización Industrial e Ingeniería de las Industrias Agroalimentarias.
Las más demandadas en este primer curso han sido Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, Psicología, Traducción e Interpretación y Nutrición Humana, especialmente la primera, para la que ha tenido que crear tres grupos en los que acomodar a los 120 alumnos.
La respuesta que ha encontrado Funiber a su oferta de titualciones ha sido lo bastante alta como para cumplir sus expectativas en cuanto al número de alumnos matriculados, a pesar de no haber podido poner en marcha todos los grados previstos en su auténtica carrera contra el reloj, tanto para acabar el edificio en plazo como para conseguir acreditar sus titulaciones, algunas de las cuales –como las ingenierías– tendrán que esperar al año que viene por no haber obtenido aún el visto bueno de la ANECA.
Un edificio a la medida
Para poder comenzar este curso, los gestores de la Universidad del Atlántico necesitaban tener al menos ocho grados acreditados y tener las aulas preparadas. Tampoco esto último ha resultado fácil y se han visto obligados a planificar los trabajos de construcción del edificio. Mientras en la mitad del inmueble ya se desarrollan las actividades académicas y administrativas, en la otra mitad se continúa trabajando para habilitar nuevas dependencias, que irán entrando en funcionamiento a medida que haya que albergar las restantes titulaciones.
El edificio tiene 16.500 m2 y está dividido en siete plantas, de las que solo cuatro sobresalen de la rasante. La mayoría de las aulas, con capacidad cada una de ellas para 40 alumnos, están situadas en las plantas menos uno y menos dos, pero el diseño del edificio, dotado con un gran patio inglés, facilita la iluminación natural de todas las aulas.
Uneatlántico propone que los alumnos pongan en práctica desde el primer curso los conocimientos que adquieren y se han montado instalaciones que reproducen los entornos laborales a los que se incorporarán en el futuro, como laboratorios de fisiología, tecnología alimentaria, bromatología o biomecánica. También cuenta con estudios de radio, plató de televisión, un centro de traducción e interpretación y laboratorio de idiomas, además de un salón de actos con capacidad para 400 personas, biblioteca, cafetería y una sala de exposiciones que estará abierta al público.
Uneatlántico ha creado, además, un Centro de Investigación y Tecnología Industrial, a través del cual los profesores y alumnos participan en proyectos de investigación de nuevos productos, servicios o modelos de negocio.
A medio plazo, la nueva universidad tiene previsto construir una residencia de estudiantes en otra parcela del PCTCan que ya ha adquirido, con 4.000 m2 de edificabilidad, porque uno de los objetivos con los que nace es el de atraer a estudiantes iberoamericanos, un área geográfica hacia la que Funiber se orientó desde el primer momento y a la que podrá ofrecer nuevos servicios ahora que ya cuenta con una Universidad propia en Santander.