Un escenario de vanguardia

Con notable retraso sobre el calendario anunciado –aunque oportunamente puntual a la cita electoral– y con sobrecostes que han encarecido fuertemente el presupuesto inicial, la obra del Palacio de Deportes de Santander ha llegado por fin a su término. Más de seis mil personas asistieron el pasado 20 de abril al primer evento deportivo celebrado en el nuevo recinto –un partido de la liga Asobal entre el Balonmano Cantabria y el Ciudad Real–, lo que significó un hito histórico en Cantabria donde nunca había tenido la posibilidad de congregarse tanta gente para asistir a una competición deportiva de sala.
El espectacular diseño del Palacio lo convierte en uno de los referentes arquitectónicos más emblemáticos de la ciudad. Esta apuesta por una estética mucho más audaz de lo que suele ser habitual en Santander, unida a la imagen también innovadora que tendrá el futuro Museo de Cantabria, concentrará en la Vaguada de las Llamas los edificios más vanguardistas de la ciudad.
Más discutible es la conveniencia de que en una misma zona de Santander se concentren tres instalaciones –Campos de Sport, Palacio de Exposiciones y Palacio de los Deportes– dedicadas a la celebración de actos multitudinarios, con los problemas que esto puede generar en la fluidez del tráfico.

Deporte y algo más

El nuevo Palacio de Deportes no sólo es la infraestructura deportiva más importante de la comunidad, sino que jugará un papel clave en la celebración de numerosos eventos, sustituyendo a la Plaza de Toros como recinto capaz de albergar actos con gran afluencia de público.
Buscar la máxima ocupación posible para esta infraestructura será a partir de ahora el cometido del Instituto Municipal de Deporte de Santander, que se hará cargo de la gestión del edificio. El Palacio estará abierto no sólo al deporte de élite –el Balonmano Cantabria podría jugar todos sus partidos en el Palacio en vez de hacerlo en el pabellón de La Albericia–, sino también al deporte base y escolar.
Aunque está concebido para citas deportivas, también estará al servicio de otros espectáculos y el ocasional arrendamiento a la iniciativa privada ayudará a financiar su mantenimiento.
Antes de la inauguración oficial, que tendrá lugar el próximo 28 de mayo, se han venido celebrando algunos eventos deportivos que han servido para descubrir y corregir las deficiencias de una obra bastante compleja.

Capacidad para 10.000 espectadores

El Palacio de Deportes se ha construido en una parcela municipal de 43.162 metros cuadrados de la Vaguada de Las Llamas. Su superficie total es de 13.525 metros cuadrados, y la superficie útil de 12.240 metros.
El nuevo edificio cuenta con un aforo de 6.290 asientos, de los cuales 1.986 son de gradas móviles que se pueden retirar de la pista mediante un mecanismo hidráulico. Esto permite que para determinados eventos se puedan añadir sillas, aumentando la capacidad a casi 10.000 espectadores.
La pista central, de 44 x 22 metros, está dotada de un lucernario que la ilumina de forma natural. A pie de pista se han instalado seis vestuarios para equipos y cuatro de árbitros.
Dos marcadores electrónicos multideporte colgados de las vigas metálicas principales serán visibles desde cualquier punto del graderío y dos redes laterales motorizadas situadas tras las porterías de balonmano y fondos de las pistas de tenis, sirven de protección para el público.
El perímetro del edificio está recorrido en su parte inferior por un muro cortina acristalado.
Entre las instalaciones técnicas destacan el aire acondicionado individual debajo de cada asiento, un sistema avanzado de iluminación y sonido y un circuito cerrado de televisión con cámaras fijas ubicadas en los puntos de acceso y en el interior del recinto. Todas las instalaciones están controladas por ordenador.
En la construcción del Palacio se han tenido en cuenta también las necesidades de los medios de comunicación para las retransmisiones deportivas, para lo que se ha habilitado una cabina sobre la pista dotada con todos los recursos técnicos necesarios.
El recinto cuenta con accesos separados para público, deportistas y actuantes. La entrada por la vertiente de El Sardinero permite, además, el acceso hasta la pista de camiones para el montaje de escenarios.
El Palacio de Deportes alberga también un club municipal que será gestionado por el Instituto Municipal de Deportes, con un gimnasio de 400 metros cuadrados de superficie, dos saunas y dos bañeras de hidromasaje. En la zona de vestíbulo, junto a la cafetería, está prevista la creación de un museo del deporte en el que estarán representados los deportistas de élite que ha tenido Cantabria a lo largo de su historia.

Una ejecución azarosa

La historia de la ejecución del Palacio de Deportes ha abundado en rectificaciones técnicas que han dilatado la conclusión de una obra que debía haber terminado en marzo del 2001.
El primer paso para la puesta en marcha del Palacio se había dado en mayo de 1997, con la presentación del proyecto al Consejo Superior de Deportes, buscando una financiación que había sido ofrecida ocho años antes y que, quizá por la demora de Santander a la hora de acometer el proyecto, finalmente no se logró, por lo que el Ayuntamiento tuvo que afrontar el proyecto contando con sus propios recursos y la ayuda del Gobierno regional. Esta limitación de medios llevó a desestimar proyectos más ambiciosos en los que se contemplaba la construcción de una pista de atletismo.
Tras conseguir el suelo donde se levantaría el Palacio de Deportes mediante una permuta de terrenos en la zona de Valdenoja, en marzo de 1999 se adjudicaba su construcción a la UTE formada por Ascan, Obrascon y Huarte con un plazo de ejecución de 22 meses. El presupuesto de la obra ascendía a 2.016 millones de pesetas. Los arquitectos que resultaron ganadores del concurso de ideas, Julián Franco y José Manuel Palao, fueron también los encargados del elaborar el proyecto y de la dirección técnica.
Los problemas que planteaba la ejecución del proyecto no tardaron en aparecer. El terreno donde se había decidido ubicar el recinto, una zona de marisma que había venido siendo utilizada como escombrera, no tenía la consistencia adecuada, como era fácil imaginar, y se autorizó un primer reformado de obra para asegurar la cimentación que elevó el presupuesto inicial en 400 millones de pesetas.
Un segundo, y mas importante problema, se planteó, avanzada ya la ejecución del proyecto, con la fórmula elegida para la cubierta: un llamativo e innovador sistema de planchas de acero inoxidable que confiere una singular imagen al recinto, pero que acarreaba también problemas de estanqueidad que no se habían previsto de forma suficiente. El proyecto inicial no había contemplado la necesidad de una doble cubierta para prevenir humedades, cuya ejecución exigió en 2001 la aprobación de un segundo modificado que encarecía la obra en 1.360 millones de pesetas.
Con las sucesivas modificaciones, el presupuesto de la obra, fijado inicialmente en 2.000 millones de pesetas, ascendía ya a 3.800. Los errores de imprevisión cometidos en el diseño del proyecto y la inadecuada estimación de sus costes, provocaron las críticas del Grupo Municipal Socialista por el encarecimiento de una obra que, a pesar de no contar con más equipamientos de los anunciados, veía duplicarse el presupuesto inicial.
Por su parte, el Ayuntamiento anunciaba su intención de buscar financiación externa para sufragar ese sobrecoste, bien mediante fondos europeos o recabando la ayuda del Gobierno regional.

Más de 27 millones de euros

Precisamente la escasa financiación externa que había recibido esa infraestructura, con 900 millones de pesetas de la comunidad autónoma sobre un total de 3.800 y ni una sola peseta del Consejo Superior de Deportes, ha sido también motivo de reproche para la oposición. Según el Grupo Municipal Socialista, el Palacio de Deportes de Santander es uno de los pocos de todo el país que no han contado con fondos de ese organismo estatal.

Un nuevo aparcamiento

Además de los 900 millones de pesetas aportados por la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes, el Gobierno cántabro se ha hecho cargo de la adecuación de los espacios exteriores y la urbanización del entorno, en la que ha invertido 2,2 millones de euros (366 millones de pesetas). El proyecto ha sido redactado por los autores del propio Palacio de Deportes, buscando la unidad conceptual de todo el conjunto. El objetivo es disponer de una superficie de 11.664 metros cuadrados en el entorno del Palacio.
Será en las proximidades del nuevo vial que conectará la penúltima glorieta de la S-20 con la Glorieta de Galicia, a un centenar de metros del Palacio, en donde se construirá el aparcamiento de 700 plazas que el Ayuntamiento pretende incluir dentro del Plan de la Vaguada de Las Llamas para ser financiado por el Ejecutivo autonómico.
El aparcamiento podrá ser utilizado tanto por los asistentes a los actos que se celebren en el Palacio como por los estudiantes y profesores de la Universidad y los visitantes al campo del Racing o del futuro Parque de Las Llamas.
Lo cierto es que, sin contar el coste del futuro aparcamiento, ni el precio del suelo –estimado en 600 millones de pesetas–, la obra integral del Palacio de Deportes asciende a 25 millones de euros a los que hay que sumar los 2,1 millones de euros de inversión en equipamiento; en total, algo más de 4.500 millones de pesetas.

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