Un impulso a la rehabilitación del Río de la Pila

Las iniciativas emprendidas para la renovación urbana y social del Río de la Pila y de su entorno cuentan con otra pieza más que añadir a los trabajos de rehabilitación. Aprovechando el espacio liberado por el derribo de un viejo inmueble municipal que había en la calle que da nombre a ese tradicional barrio santanderino, el Ayuntamiento ha construido un centro cívico para uso de los cinco mil vecinos que habitan en esa zona de la ciudad. Gracias al funicular recientemente construido, también se lo dará a parte de los que viven en General Dávila. Con los centros ya inaugurados y los que están en ejecución, el Ayuntamiento sumará siete repartidos por la ciudad.
La diferencia estética entre el cochambroso edificio preexistente y el moderno inmueble que lo sustituye ilustra el salto de calidad que ha dado el barrio en este proceso de renovación de su tejido urbano. El edificio demolido, que en los años cuarenta fue utilizado como local de ensayos por la Banda de Música municipal y tiempo después por el Servicio de Limpieza, ha dado paso a un funcional y sobrio inmueble, diseño de los arquitectos Pucho Vallejo y Conrado Capillas, en el que destaca el imaginativo aprovechamiento de la cubierta. En esa terraza, los diseñadores han creado un pequeño auditorio, con suelo y graderíos de madera, que permitirá la celebración de conciertos o actos culturales cuando la climatología acompañe. El aforo no es muy grande, unas 80 personas, pero supone una alternativa interesante a los habituales salones de actos.
Los 680 m2 del nuevo edificio se reparten entre esta cubierta y las cuatro plantas. Para aprovechar al máximo la superficie útil, las escaleras y ascensores se han desplazado al lado norte, lo que libera grandes espacios diáfanos en cada planta. En la tercera se habilitará una pequeña biblioteca dotada con una decena de ordenadores para consultas en la Red. La planta inmediatamente inferior albergará el despacho para la dirección del centro y tres más al servicio de las asociaciones de vecinos o para la gestión de las actividades que allí se desarrollen. La planta primera será la más polivalente, una sala de usos múltiples, capaz de acoger desde talleres y conferencias hasta la proyección de películas, con un aforo que puede alcanzar los 90 asientos. Dos grandes ventanales le proporcionan una gran luminosidad, al igual que ocurre en la tercera planta. Por último, la planta baja acogerá una ludoteca, con una pequeña sala de informática en la que se impartirán cursos orientados a familiarizar a los niños con el uso del ordenador.
Lo más notable de la imagen exterior del edificio son las celosías de aluminio que protegen la fachada acristalada, destinada a dar la máxima luminosidad al inmueble.
La promotora del edificio es la Sociedad de Viviendas y Suelo (SVS). Es la primera vez que esta empresa del Ayuntamiento actúa fuera del ámbito de la promoción de viviendas de protección oficial y la encomienda ha sido un éxito. La obra fue licitada en 971.000 euros, pero finalmente le ha costado al Ayuntamiento 752.000, la cantidad en que se la adjudicó ECC, una cifra a la que habrá que añadir el coste del equipamiento.

Una red de centros cívicos

El nuevo Centro Cívico del Río de la Pila viene a sumarse a los que están siendo impulsados por el Ayuntamiento santanderino, un programa de dinamización de los barrios en el que juega un papel importante la Fundación Marcelino Botín, que ha aportado un millón de euros para llevarlo a cabo.
Desde 2008 se han construido los centros de Camarreal (Peñacastillo), María Blanchard, El Alisal, San Román y Nueva Montaña; está prevista la construcción de un centro cívico en Cazoña, cuya financiación correrá a cargo del Gobierno de Cantabria, y otro en el solar cedido por Telefónica en la calle Cisneros (Numancia) a cambio de la autorización para construir viviendas en los solares que ocupaban sus antiguas centrales de General Dávila y la calle Arrabal.
El objetivo final del Ayuntamiento es triplicar los centros cívicos con que contaba Santander, pasando de cuatro a doce, en reconocimiento al importante papel que juegan en la cohesión urbana. El recién construido en el Río de la Pila ayudará, además, a revitalizar un barrio que sufrió un absoluto deterioro, tanto por el mal estado de su muy antiguo parque de viviendas como por la aparición de una cierta conflictividad. Un proceso que ha comenzado a revertirse gracias al plan estatal para la revitalización de edificios ubicados en zonas urbanas degradadas, a la mejora de las comunicaciones y a iniciativas ciudadanas privadas como ‘El Río Suena’, que busca promover la cultura de calle, la renovación de la oferta hostelera y el lavado de imagen de un barrio que conserva un sabor propio en una ciudad no muy sobrada de señas de identidad.

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