La Caja concluye su plan de saneamiento en la mitad del tiempo previsto

Caja Cantabria cerró el tercer trimestre del año con unos resultados acumulados de 4.107 millones de pesetas, casi un 91% más que en el mismo periodo del año anterior. La entidad, que no ha puesto el énfasis en la cifra de beneficios sino en el saneamiento, no tiene intención de presentar unos resultados superiores a los 5.000 millones de pesetas al finalizar el año y cualquier cantidad que sobrepase esta cifra previsiblemente la utilizará para provisiones, a pesar de que a estas alturas del año ya se han destinado 7.000 millones con este fin.
Javier Eraso presentó unas previsiones de resultados muy modestas poco después de hacerse cargo de la entidad, lo que podía entenderse como una falta de ambición. Su escenario de 3.500 a 4.000 millones de pesetas de beneficio anual, en realidad, estaba condicionado por fuertes incertidumbres que poco después empezarían a quedar despejadas. Por una parte, la inspección del Banco de España, que ya había obligado a reclasificar alrededor de 4.000 millones de pesetas de créditos como dudosos, lo que obligaba a incrementar fuertemente las dotaciones, por otra, la evolución negativa de la cartera de deuda. Las circunstancias empezaron a cambiar muy pronto gracias a un regalo inesperado. La fortísima revalorización bursátil de Indra permitía no sólo rentabilizar una inversión muy polémica, sino que liberaba más de 4.000 millones que la Caja había tenido que provisionar un año antes al hundirse la cotización de este valor.
La inspección del Banco de España también ha terminado, y la cifra de créditos dudosos ha quedado establecida en torno a los 11.000 millones de pesetas (3,9%) que sigue estando bastante por encima de la media del sector, si bien una parte muy significativa es el riesgo que la entidad ha tomado con Sniace (3.500 millones de pesetas).
La buena evolución del año y la aportación de la cartera de valores, que a pesar de las iniciales resistencias de Eraso a considerarla como una de las principales fuentes de resultados, continúa siéndolo, ha permitido cambiar sustancialmente el escenario, hasta el punto que el periodo de dieciocho meses que el director calculó para el saneamiento de la entidad ha quedado reducido a nueve. A 30 de septiembre ya se ha alcanzado una cobertura del 100% de las posibles insolvencias y se ha generado un colchón añadido de reservas en un fondo de garantía que el Banco de España impuso el pasado año a las entidades financieras en función de su inversión crediticia. Las dotaciones realizadas por la Caja a este fondo en el último trimestre están muy por encima del coeficiente exigido y este excedente podría alcanzar los 1.500 millones de pesetas al final del año. Una garantía para los resultados, si se tiene en cuenta que, al contrario de lo que ocurre en las grandes entidades, la Caja no tiene inversiones estratégicas de las que aflorar plusvalías en momentos de apuro.
El margen ordinario de la Caja en los nueve primeros meses del año ha sido de 16.838 millones de pesetas, un 54,3% más que en el mismo periodo de 1999; el margen de explotación se ha multiplicado por cinco y los resultados antes de impuestos han crecido un 90,9%, con una aportación significativa de las operaciones financieras, ya que la entidad ha conseguido una rentabilidad del 15% en sus inversiones en renta variable, muy jugosa si se tiene en cuenta que la evolución de la Bolsa en lo que va de año es negativa. La Caja, en estos momentos tiene unos recursos propios de 31.100 millones de pesetas.

La polémica

La entidad ha pasado un año con un perfil muy bajo y reconcentrada en su saneamiento, prácticamente sin campañas comerciales. Eso, sin embargo, no ha supuesto una merma de su volumen de negocio (los depósitos han crecido un 11,8%) y ha mejorado moderadamente los costes (-1%). La estrategia comercial empieza a desperezarse ahora, con el afloramiento de varias promociones que van a ir desde lo genérico y tradicional (regalos para las libretas de ahorro) hasta productos para colectivos muy concretos, unit links, etc.
La política de voluntario oscurecimiento ha dado menos resultado que la de saneamiento, como consecuencia de la batalla dialéctica librada entre los editores de los dos periódicos de la región, cuya munición han sido sendas operaciones de la entidad. Tanto el caso Canpisa como el del Lobos Cantabria, que se han beneficiado de sendas quitas, responden al interés de la Caja de sanear su cartera de créditos. El primero –una operación que tras la polémica es cada vez más improbable– pretende implicar a los accionistas de la fábrica de piensos con nuevas aportaciones y asegurar la viabilidad. En el segundo caso, la Caja ha dado también por perdidos cerca de 300 millones de pesetas a cambio de cortar definitivamente su vinculación con el equipo de baloncesto, donde se veía envuelta en una espiral muy preocupante. La oferta realizada al accionista mayoritario no es diferente a la que meses antes había realizado a un club de Granada que negoció la adquisición del equipo.
Dos decisiones que se han presentado como un mal necesario y que han demostrado que no ha desaparecido otro de los problemas históricos de la entidad, las filtraciones de información al exterior, que se ha venido utilizando como un arma arrojadiza contra la propia entidad.

Las estrategias de negocio

A pesar del desembarco en la región de varias cajas foráneas, que tratan de mantener vinculada a clientela propia y, sobre todo, aprovechar las promociones inmobiliarias que financian para conseguir nuevos clientes entre los compradores de las viviendas, Caja Cantabria sigue decidida a no abrir oficinas fuera. Su política exterior va a centrarse en dos estrategias: Internet (ya hace 60.000 operaciones al mes, a pesar del escaso énfasis que ha puesto en la difusión pública de este servicio) y Bancantabria Servicios Financieros, especialista en leasing y renting, que hace la mitad de sus operaciones fuera de la comunidad.
En el terreno interno, los esfuerzos se van a polarizar en mejorar la penetración de la Caja en las empresas y en captar un volumen de fondos de inversión muy superior al actual, con una gestión externa.

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