CASINO: Algo más que juego
Las 86.000 personas que el pasado año atravesaron las puertas del Casino del Sardinero llegaban, mayoritariamente, atraídas por el juego. Pero la mayor parte del edificio ni siquiera existía para ellos. Quienes lleguen a partir de ahora tendrán intereses más repartidos porque la empresa concesionaria Comar no sólo ha mejorado las salas de juego, sino que va a poner en explotación varias salas más para convenciones, reuniones de empresas, restauración, exposiciones… Una forma de sacarle partido a un edificio inexplicablemente desaprovechado y de garantizar una actividad suficiente durante todo el año.
Para quien lo ve desde afuera, la reparación del Casino es apenas un lavado de cara, pero en realidad ha sido una rehabilitación en profundidad y ha dado lugar a todo un cambio de filosofía comercial. Tener un casino tan grande y espectacular como el Biarritz o los que han dado lustre a la Costa Azul, en una pequeña ciudad como Santander plantea un cierto reto. Con una buena gestión, el Casino se puede rentabilizar (el año pasado proporcionó beneficios, por primera vez en muchos años) pero sus más de 6.000 metros cuadrados de superficie construida siempre resultarán excesivos para un simple centro de juego. Cuando se concibió, su carácter de club social para una Corte que lo utilizaba como lugar de encuentro a cualquier hora del día, justificaba las dimensiones e, incluso, el sorprendente hecho de que entre 1870 y 1916 se hiciesen tres casinos sobre el mismo emplazamiento, siempre con la intención de mejorar el anterior, hasta conseguir el que hoy conocemos. Ahora, una gran parte de las estancias estaban cerradas, en condiciones lamentables, o infrautilizadas.
Ninguno de los visitantes o de los jugadores podía llegar a imaginar el amenazante grado de deterioro del edificio, dado que en las zonas visitables quedaba relativamente enmascarado por las muchas capas de pintura que se habían convertido en el principal ligante de un mortero que se desmoronaba. En otros lugares fuera del acceso del público la gravedad de la situación era mucho más evidente, con grietas en los muros de carga por las que entraba un puño con holgura y muchas estancias nobles degradadas a la categoría de almacén infecto, hasta el punto que la obra se han retirado nada menos que mil contenedores de residuos.
Las oportunidades de la reforma
Comar tiene varios casinos más, en España y en el extranjero, pero ninguno en un emplazamiento tan espectacular como el de Santander, y para la empresa gallega resultaba insólito que un edificio de semejante porte y en primera línea de playa estuviese tan desaprovechado.
La imprescindible reforma, como consecuencia de su precario estado de conservación, ha sido la oportunidad para efectuar los cambios y habilitar varias salas y salones para su explotación comercial, de forma que el juego representará sólo una parte de los ingresos. Los otros llegarán de la hostelería, con una oferta de restauración de alta calidad, del alquiler de salas para reuniones, y de las visitas, cada vez más numerosas y que se popularizarán aún más cuando la gente empiece a considerar el Casino como un establecimiento más. Para romper el respeto que tradicionalmente impone, se ha creado en el interior una sala de exposiciones, inaugurada con una muestra sobre los baños de ola, que generará los primeros flujos hacia el interior del edificio.
Con estos ingredientes, y un esfuerzo por introducir las visitas al Casino en los paquetes turísticos que comercializan los touroperadores, Comar está convencida de que este año superará ampliamente los resultados del pasado año, algo por otra parte sencillo, dado que las obras perjudicaron la afluencia. El número de visitantes bajó un 2%, a pesar de lo cual, el volumen de juego creció hasta alcanzar las 2.402 millones de pesetas en fichas vendidas, lo que indica que la llegada de una clientela de mayor poder adquisitivo.
El año 2000 ha tenido circunstancias parecidas (medio año de obras) pero Comar espera recuperar muy rápidamente el tiempo perdido y cerrar el año con unos beneficios en Santander de 150 millones de pesetas, un 66% más que el pasado, teniendo en cuenta que una parte muy significativa de la facturación se produce en verano, cuando la afluencia diaria oscila entre las 700 y 800 personas, y la apertura al público de las nuevas instalaciones se produjo el 13 de julio.
Cambio en la sala de juego
La rehabilitación ha permitido recuperar el espacio del viejo cine que hasta ahora era utilizado como un mero almacén y retirar el escenario que ocupaba casi un tercio de la superficie, para lo cual hubo que reducir el muro de carga sobre el que descansaba. En sus 400 metros cuadrados (525 con el vestíbulo) se ha ubicado ahora la sala de juegos, que se encontraba en un salón casi simétrico al otro lado del hall central. Una rehabilitación exquisita que ha puesto de relieve las magníficas molduras del techo y ha recuperado muchos de los elementos decorativos preexistentes, desde las puertas de madera de incienso rematadas en ojo de buey, hasta la barandilla de los palcos, que ahora forma un gracioso anfiteatro sobre la entrada. Como en la vieja sala, una gran moqueta granate cubre el suelo, pero las lámparas art decó han sido sustituidas por arañas checoslovacas y un piano bar situado en la cabecera le quitará al salón de juegos algo del espíritu reconcentrado del anterior.
El salón tiene prácticamente las mismas dimensiones que el precedente, aunque una decoración menos abigarrada haga pensar lo contrario. Por eso, no ha variado el número de mesas de juego ni las modalidades (ruleta francesa, ruleta americana, black jack o póker sin descarte).
La sala de máquinas de premio ya había sido reformada anteriormente al pasar a ocupar unas dependencias situadas a la derecha del vestíbulo que se utilizaban como restaurante. Un espacio más desahogado que permitió reunir cuarenta tragaperras y hacer las primeras reformas estéticas al introducir dos tonos temáticos, el azul y el blanco, los nuevos colores corporativos del Casino. En esta dependencia que recuerda una bombonera, se han añadido como elemento decorativo lumínico unos cordones de fibra óptica que corren a lo largo de los dos arcos del techo cubierto de artesonados en escayola.
La nueva sala de exposiciones, como la de usos múltiples que se ha creado tras la rehabilitación, están concebidas desde la polivalencia, como los dos salones de convenciones, que también serán utilizables para bodas y banquetes.
En el renovado edificio, la hostelería estará aún más representada que el juego, ya que también contará con una cafetería y un restaurante a la carta, aún sin montar, con dos ambientes, uno de interior y otro de exterior, aprovechando una de las muchas terrazas, y defendido de las inclemencias climáticas por algún tipo de cierre transparente, aún sin decidir, y una decoración vegetal que le dará un cierto aire de invernadero.
En paralelo, una terraza de invierno y otra de verano contribuirán a popularizar el Casino y a sacar partido de unos elemenos arquitectónicos espectaculares por sus vistas sobre la Plaza de Italia y la Primera Playa de El Sardinero.
El motor gastronómico
Para José Campos, responsable de Marketing del grupo Comar, el apoyo de una oferta gastronómica tan cualificada, como la que puede ofrecer el actual concesionario, Antonio Merino, (El Riojano, El Molino, La Sardina de Plata, etc.) contribuirá a hacer del Casino un punto de referencia hostelera de la ciudad.
Una de las primeras actuaciones en las obras de rehabilitación fue la completa reforma de las cocinas, cuya situación anterior podía calificarse de tercermundista, dado que básicamente eran las que se instalaron en el edificio cuando se inauguró en 1916. Después de reconvertirlas en unas cocinas modernas de restaurante, se está acometiendo la adecuación de otra más pequeña de apoyo, que se encuentra junto al comedor, una de las pocas áreas del edificio sobre las que sólo se ha actuado levemente, con el pintado de paredes y techos y la incorporación de un parquet flotante.
Introducción en el mercado turístico
Los primeros pasos de Comar en la comercialización de su nueva oferta han ido dirigidos a los agencias de viajes y operadores cántabros, para tratar de introducirla en los paquetes turísticos, especialmente en los destinados para los congresistas, un público de alto nivel adquisitivo que tradicionalmente se ha intentado captar. A todos ellos se les invitará a conocer el nuevo Casino. A continuación se hará otro tanto en Madrid y Barcelona, las plazas que canalizan los principales flujos de turistas hacia Cantabria.
Una recuperación muy laboriosa
La reforma del edificio del Casino ha sido mucho más larga y laboriosa de lo previsto porque de la simple reparación y el pintado se pasó a un completo saneamiento estructural y a la recuperación de amplias zonas que no se utilizaban. Juan Carlos Barceló, director de la obra al frente de la empresa Sikonar optó por presentar un dossier completo de fotografías e informes que reflejaban el estado real del inmueble ante los propietarios y pidió la presencia de un aparejador del Ayuntamiento para dar fe de los problemas que aparecían a medida que se descubrían las estructuras.
La parte más visible eran los capiteles. En 1916 no había hormigón y los morteros con que estaban construidos habían permitido con facilidad el paso del agua hasta las estructuras metálicas. La oxidación del hierro provocaba una expansión que había reventado todas las figuras de forma irreversible. Al retirar la pintura de los paramentos con un decapante, el mortero se desmoronaba convertido en polvo y en el tejado unas reparaciones sui géneris habían provocado que en algunos lugares hubiese hasta tres hileras de tejas una encima de otra, un sobrepeso que había hundido parte de la estructura de madera.
La obra se inició por el tejado, con la dificultad añadida de un invierno especialmente lluvioso que demoró su conclusión. La estructura de madera se ha conservado por la calidad de las cerchas y de la ripia, pero se han sustituido las correas dobladas. Sobre ellas se ha superpuesto ahora una capa de poliuretano sobre la que reposa una uralita y, finalmente, la teja.
Todas las paredes de la fachada se han picado por completo y vuelto a enlucir, antes de concluirlas con una pintura mineralizante. Los morteros se han sustituido por hormigón, un material especialmente adecuado para el agua, que se ha utilizado también en los forjados y en los elementos ornamentales y las figuras, rehechas a partir de moldes vaciados de las existentes y en las que se ha utilizado una estructura de acero inoxidable.
De la rehabilitación estética a la estructural
La exploración realizada en la obra comprobó que la reforma de 1977 puso más énfasis en la recuperación estética del edificio que en la estructural. Una reforma que Barceló juzga de muy acertada desde el punto de vista arquitectónico, aunque como ingeniero él hubiera recomendado una actuación más profunda en un edificio que prácticamente no había sido tocado desde 1916 y que había sufrido un enorme deterioro durante los muchos años que permaneció cerrado.
Una muestra del preocupante estado de debilidad en que se encontraban los forjados, con viguetas de hierro prácticamente deshechas y bovedilla de ladrillo pulverizadas, puede comprobarse bajo las terrazas de la primera planta, un área sobre el que aún no se ha actuado ya que exige el acuerdo con la propiedad de los bajos y los establecimientos que los ocupan.
Las sustituciones han incluido la mayor parte de las carpinterías de las ventanas, sustituidas por PVC, todo el sistema eléctrico, de voz y datos, que se regula desde una sala central, y el aire acondicionado, un equipo de enorme tamaño que se centraliza sobre la sala de juego. En ese enorme ático que los jugadores difícilmente pueden imaginar sobre sus cabezas, se encuentra también toda una tramoya de maquinaria para la orientación de focos y cámaras, que permanentemente vigilan lo que ocurre sobre las mesas de juego, y una densa estructura metálica que libera al tejado de todas las cargas y las reparte entre los muros.
Para Barceló, un ingeniero que recién licenciado con 23 años se hizo cargo de uno de los tramos más significativos de la autopista Bilbao-Behovia y que desde hace tiempo vive en Santander, ha sido una obra de detalle, muy respetuosa con el edificio y con el mobiliario. Sillas y sillones lucen espectaculares tras un retapizado, al igual que las candilejas del antiguo teatro, que ahora iluminan los entrepaños de la sala de juego o los espectaculares apliques del hall principal, liberados de la purpurina para recobrar su carácter de bronce.
Para el Casino de El Sardinero, y sobre todo para el Ayuntamiento de Santander, volver a los beneficios ha sido algo más que un ligero desahogo económico. Significa cerrar una etapa realmente negra que ha durado aproximadamente una década. El origen fue un descenso en el volumen de juego, algo que ocurrió en casi todos los casinos españoles después de perder el efecto novedad que atrajo a unos jugadores no habituales y poco expertos cuya presencia fue haciéndose cada vez más esporádica.
El Casino entró en una senda de pérdidas que, al no ser restablecidas por sus dos propietarios, el Ayuntamiento de Santander y la Diputación, pronto supuso un estado de quiebra técnica. A pesar de que la ley exigía un acuerdo para restablecer el equilibrio patrimonial por parte de los dos accionistas, el mal entendimiento que por entonces existía entre Huerta y Hormaechea, al frente de ambas instituciones, y la precaria situación económica de la Diputación fue atrasando la solución del problema mientras la bola de nieve crecía imparable.
El Casino, donde rotan las presidencias, llevaba años bajo el control del Ayuntamiento, que tampoco se encontraba en mucha mejor situación financiera, y la dejadez afectaba a todos los ámbitos del negocio: 54 millones en comidas, muchas de ellas oficiales, sin pagar; más de 200 millones en talones dejados por jugadores que nunca se pudieron cobrar; un volumen de personal y de salarios difícilmente compatibles con las circunstancias del mercado…
Los accionistas aceptaron a regañadientes poner los 600 millones de pesetas necesarios para restablecer el equilibrio patrimonial (la cifra había ido subiendo espectacularmente por el transcurso del tiempo y la acumulación de unos intereses disparatados que producía un crédito vencido contratado con el BCH). Sin embargo, ni el Ayuntamiento ni la Diputación desembolsaron el dinero. Se limitaron a contratar un gerente y un equipo bien remunerado que no pudo hacer otra cosa que ver como se agravaba aún más la situación de quiebra técnica.
Con la llegada en 1995 de Martínez Sieso y de Piñeiro al Gobierno regional y a la alcaldía parecía que definitivamente se solucionarían estos problemas, como el de otras empresas públicas, tapándolos con dinero, pero las circunstancias tampoco entonces resultaron favorables. Había que reducir la plantilla, con indemnizaciones muy elevadas, y eso se convertía en una nueva losa económica. Cuando finalmente se desembolsó el dinero, quedó consumido por estas eventualidades. Para colmo, se desataba una polémica sobre la gestión del director, a la que se añadía su procesamiento por su actuación como interventor judicial en la quiebra de Sergoysa, cargos de los que recientemente ha quedado exonerado.
Privatización de la gestión
El plan de relanzamiento del Casino con un mejor aprovechamiento de la hostelería se presentó en mitad de esta polémica, hace ya cuatro años, pero con pocas posibilidades de ser atendido. Los socialistas presionaban para que se privatizase la gestión, como única vía para detener la sangría económica y el Ayuntamiento empezaba a valorar esta fórmula como la única solución para quitarse de encima un problema realmente insidioso. Pero aún había otro escollo: despedir al equipo directivo representaba una nueva sangría, dado que habían sido contratados con unos pactos de indemnización muy elevados (46 millones para el director).
A mediados de 1996 la deuda acumulada por el Casino se acercaba ya a los 1.150 millones de pesetas y los fondos propios eran de apenas 85. Todo ello en una senda de disminución de ingresos y de incremento de los gastos que en ese ejercicio añadió 218 millones a los números rojos y que forzaba a encontrar una salida inmediata, la privatización de la gestión, que el Ayuntamiento realizó tras no pocas dudas y dilaciones, a mediados de 1998. La concesión conllevaba el compromiso, por parte del Ayuntamiento, de rehabilitar el edificio, una obra que presupuestó en 130 millones de pesetas pero que, como consecuencia del pésimo estado, ha acabado costando alrededor de 600 que en parte serán sufragados por Comar.
Los resultados cambiaron casi de inmediato, en parte por la desaparición de la deuda histórica, que disipó los gastos financieros, y en parte por una mejor gestión. El Casino redujo la plantilla en 17 personas, a las que pagó 172 millones de pesetas en indemnizaciones y entró en una senda de normalidad. A pesar de que el juego sigue sin recuperarse, la empresa gallega ha demostrado que es posible obtener beneficios, una parte de los cuales servirán para que el Ayuntamiento financie su aportación a la obra.
Nuevos toldos azules.– Como ya ocurriera en la reinauguración del Casino, en 1978, Toldos Antolín, una veterana firma creada en 1940, ha instalado los toldos en las estructuras de entrada (bombonera, pasadizos, etc) pero en esta ocasión se ha sustituido el granate por el azul, el nuevo color corporativo del Casino.
Recuperación de los viejos sillones y sillas.– El tapizado de los sofás, butacas, sillas y taburetes de la sala de juego así como de los sofás instalados en la rotonda central, ha sido obra de Tapicería Bienvenido que también ha confeccionado los visillos y cortinajes.
Carpintería interior.– La empresa Artesano ha confeccionado los mostradores de recepción así como las puertas interiores, que se han decorado con molduras redondas imitando las que existían anteriormente. Artesano ha realizado también los marcos de ventanas, simulando ojos de buey, las molduras interiores en arco y los armarios despenseros.
Mármoles.– La restauración del mármol viejo y las reposiciones con nuevo material donde ha sido preciso, ha sido ejecutada por Mármoles Martín Sánchez, que además ha proporcionado diversos suelos y tapas de jardinería.
Decoración de la fachada.– La delicada tarea de realizar los moldes de las diversas figuras y motivos que adornan la fachada del Casino ha sido responsabilidad de Escayolas Ciano. El medio centenar de moldes que fueron precisos ha requerido grandes cantidades de silicona (hasta 50 kilos en las figuras de mayor tamaño). Ciano también ha llevado a cabo los adornos y elementos arquitectónicos interiores, tales como columnas, baquetones, capiteles, frisos, bóvedas, cornisas, o las pilastras estriadas que decoran la barra del bar, así como las luces indirectas que rodean la bóveda principal.
Ingentes escombros.– La empresa Trans Santander retiró nada menos que un millar de contenedores de escombros generados en la remodelación del Casino. Esta empresa, creada en 1973, trabaja regularmente para Ono y para factorías como Equipos Nucleares, Navalips o Puertas Roper.
Nuevos suelos.– La firma Esmade ha sido la encargada de instalar los nuevos suelos del Casino, con moqueta de lana en las zonas principales y pavimento de caucho y de PVC en las accesorias.
Materiales de construcción.– Los áridos, ladrillos, cementos, pegolanes, yesos, escayolas y todos los materiales genéricos de construcción, han sido suministrados por la firma Mancebo.
Nuevas canalizaciones.– Toda la fontanería y la red contraincendios es nueva y ha sido realizada por la firma Oscar Peña, que también ha realizado el recubrimiento de las cubiertas exteriores con placas de plomo y zinc.
Aislamientos.– Santander de Aislamientos se ha ocupado de recubrir los viejos cruceros con placas de yeso, así como de la realización de los falsos techos, algunos de los cuales han tenido una especial dificultad debido a la forma abovedada.
Pinturas.– El pintado de paredes y techos, ha sido obra de la empresa Pinturas Sarón, que además ha llevado a cabo los empapelados, el lacado de puertas y zócalos, y el acuchillado y barnizando de tarimas. El dorado de las cornisas y la pátina de envejecido ha sido también realizado por esta empresa.
Restauración de los apliques y lámparas.– Los apliques y lámparas de bronce han sido realizados por Arte Metal Pombo, así como el lacado de apliques exteriores y la restauración de las partes metálicas deterioradas.
Sistemas de vigilancia.– Norsegur ha instalado sistemas de seguridad y de detección de incendios, así como de la megafonía. Para evitar los incendios se ha implantado un sistema analógico de identificación punto a punto, cuya eficacia ha sido contrastada a lo largo de años en instalaciones similares que esta firma ha realizado en otras empresas de la región. El sistema, programado por ordenador, permite localizar y evaluar inmediatamente el riesgo de incendio, además de disparar la señalización de emergencia, indicando las vías de evacuación y los elementos antiincendios.
Prefabricados de larga duración.– La empresa San Javier se ha encargado de los prefabricados a partir de los moldes elaborados por Ciano. Estos elementos – que adoptan formas tan variadas como guirnaldas, caracolas, capiteles, escudos, ramos, medallones, espigas, cenefas, flores, rosetones, gárgolas, cabezas de león y de carnero, volutas y molduras– han sido compuestos a base de hormigón blanco con armadura y amarras en acero inoxidable, lo que garantiza su larga duración.
Climatización.– La instalación de los espectaculares elementos de climatización del Casino que descansan sobre la sala de juego ha corrido a cargo de la empresa Fatemic.
5.000 m2 de andamios.– Alquiden ha proporcionado el gran complejo de andamios, tanto exteriores como interiores, que ha requerido la remodelación.
Cerámicas y pavimentos.– Azulejos Delgado ha aportado los materiales empleados en el revestimientos de los baños y vestuarios, así como en el solado de la cocina y office. También ha proporcionado pavimentos de material porcelánico para distintas salas y de gres para exteriores.
Nuevas cocinas.– Las cocinas cuentan con tecnologías tan avanzadas como máquinas de vacío u hornos mixtos que permiten, indistintamente, cocer marisco, asar lechazo o elaborar repostería. Todo este material ha sido aportado por Servifrío, así como el abatidor de temperatura, una herramienta imprescindible en la restauración cuando se debe atender a un gran número de comensales. Según las normas de Sanidad, cualquier alimento que una vez elaborado no se sirva en un plazo inferior a media hora, debe ser gradualmente enfriado hasta menos de diez grados en un periodo no superior a las dos horas. De este modo se evita que se produzcan gérmenes en el proceso de enfriamiento. Servifrío ha instalado también los muebles frigoríficos. Todos los muebles de acero inoxidable han sido hechos a medida.
Accesorios de limpieza.– Los secamanos, papeleras y ceniceros han sido proporcionados por Interclym, una empresa que se dedica desde 1988 al suministro de material de limpieza y especialmente maquinaria, como fregadoras, barredoras o sistemas de aspiración industrial.
Cableado de telecomunicaciones.– La remodelación del Casino ha sido aprovechada para instalar una sofisticada infraestructura de telecomunicaciones. La empresa Ámbar ha implantado un cableado de última generación (fabricado por Lucen Technologics que da soporte a servicios de voz y datos, además de permitir la incorporación de todo tipo de tecnologías de red de alta velocidad y distribución de imagen. El sistema de cableado se compone de dos centros de distribución interconectados tanto por cables de cobre como por un cable troncal de fibra óptica, que aportan conectividad para cualquier dispositivo. La red está basada en concentradores Ethernet de última generación. Como medida de seguridad se ha dotado a la instalación de un sistema de alimentación ininterrumpida de energía eléctrica, fabricada por Merlin Gerin.