Antonio Fernández Rincón, presidente de la Cámara de Comercio de Torrelavega:

P.– ¿Por qué se creó una Cámara de Comercio en Torrelavega existiendo ya una regional?
Antonio Fernández Rincón.– La de Santander se abrió unos años antes pero los comerciantes de Torrelavega achacaban un cierto trato desigual en algunas actuaciones; pero sobre todo fue por la pujanza industrial y comercial de Torrelavega y el ahínco que pusieron determinados comerciantes. Aquel proceso estuvo marcado por las características del comerciante de Torrelavega, que no es que sea mejor ni peor pero sí diferente, más reivindicativo, más asociativo.

P.– ¿Qué queda del protagonismo industrial que tuvo Torrelavega en aquella época?
A.F.R.– Torrelavega en su momento lideró la segunda revolución industrial; aquí se instalan las grandes empresas y todo lo que alrededor de ellas pende, pequeñas y medianas empresas de un arraigo importantísimo, como Talleres Obregón, ya desaparecido, Talleres San Miguel, Talleres Arozamena, grandes talleres en su momento. A través del tiempo se va perdiendo esa identidad y desde la Cámara estamos intentando devolver a Torrelavega ese papel industrial, o por lo menos que nos lo creamos en la ciudad. Porque hay un discurso de ciertos sectores que ha difuminado la imagen de Torrelavega. Eso le ha perjudicado a la industria, porque ha habido planes industriales de expansión, en los que se ha requerido el apoyo de las administraciones públicas para poder ampliar y mejorar, y por miedo a esos discursos no ha podido ser. Aquí se ha perdido un poco de vista a la industria, se la ha mirado de forma negativa en muchísimos casos, cuando gracias a ella estamos manteniendo el tipo muchísimo mejor, aun estando mal, que en otros sitios.

P.– ¿En qué medida se ha modernizado o renovado el tejido industrial?
A.F.R.– La comarca sigue dependiendo de las grandes industrias. Uno de los problemas que hay es que, en el momento es que no necesitan tantos servicios o tienen que reducir costes, las empresas que dependen de ellas caen en cadena. Aquí tenemos varias importantes que han caído en los últimos seis meses porque no se ha generado nada nuevo. Nuestros foros en la Cámara se hacen para decir que Torrelavega quiere seguir siendo industrial, porque en Alemania o en Suiza se tiene que saber que Torrelavega es una ciudad en el norte de España que quiere ser industrial, que aquí puede venir cualquier empresa mediana o pequeña. Tenemos que vendernos en Europa como una ciudad industrial.

P.– ¿Con qué argumentos?
A.F.R.– Tenemos una tradición de muchísimos años, gente formada, una situación estratégica en el norte de España y un puerto a diez minutos, sin olvidar el de Requejada. Yo siempre he pedido que Torrelavega sea un referente en temas de logística. Para completar la imagen de ciudad industrial le falta buscar logística; hay muchísimas empresas en Europa que están deseando poner algo en España y Torrelavega, por su ubicación estratégica, debiera tener ese protagonismo.

P.– ¿Cómo ve el futuro de empresas como Solvay, que ahora debe competir con el carbonato natural que se exporta desde Turquía, o el futuro de Sniace?
A.F.R.– El futuro de Solvay lo veo, porque es una empresa que está siempre en vanguardia de todo lo que se hace a nivel mundial y actúa con medidas que siempre van por delante. Evidentemente, a estas industrias todos aquellos impuestos e impedimentos que influyan directamente en su productividad, como el céntimo verde, les va a hacer la vida mucho más complicada, y si les seguimos presionando les estamos invitando a que se vayan. Deberíamos tratar bien lo que tenemos, no descartar ninguna posibilidad que podamos añadir pero cuidar lo que tenemos. Por ejemplo, el Gobierno regional ha incrementado en un 70% el canon de vertidos al río, y quizá no sea el momento más adecuado.

P.– Además, se ha penalizado con impuestos la cogeneración, un sistema de generación eléctrica que precisamente está muy asentado en Torrelavega.
A.F.R.– Sí, cuando hace cuatro días se les ha estado invitando a las empresas a que lo pusiesen. Ese cambio normativo, dependiendo de quien esté o no esté en el Gobierno, es un error. Hay determinados temas, como el de la energía, que tienen que formar parte de un pacto de Estado.

P.– ¿Le ha perjudicado a Torrelavega la creación de la autonomía, al concentrar en Santander todo el aparato administrativo?
A.F.R.– Yo creo que ese debate nunca se han planteado; se ha asumido, como se ha asumido que nosotros somos una ciudad industrial y Santander una ciudad de servicios. Por ejemplo, en el caso de Valdecilla yo soy partidario de hacer el mejor hospital de España, porque estaremos a diez minutos. Si Santander tiene sus potencialidades, vamos a sumar para que se desarrollen, y si nosotros tenemos las nuestras, vamos a sumar para mejorarlas. Quizá haya cuestiones en las que en su momento no se hizo esto, por ejemplo en el Parque Tecnológico. Igual hubiera sido más lógico situarlo más cerca a Torrelavega, pero estamos hablando de diez kilómetros y, visto desde otros sitios, ese debate es muy aldeano. Yo siempre he rehuido el victimismo, Santander debe tener lo mejor de muchas cosas, pero ellos también deberían reivindicar para Torrelavega nuestras potencialidades.

P.– ¿Cómo lleva la Cámara de Comercio de Torrelavega la desaparición de la cotización obligatoria con la que se financiaba?
A.F.R.– En este momento, ninguna empresa nos ayuda a financiarnos, no está colaborando nadie y no tenemos ingresos. En los últimos años de bonanza nuestra Cámara ha ahorrado y gracias a eso podemos mantener nuestro funcionamiento de momento, hasta ver que ocurre. Pero todo tiene un tiempo. Esperábamos la nueva Ley de Cámaras hace muchos meses pero es posible que hasta final de año no se apruebe en el Parlamento.

P.– ¿Qué esperan de esa Ley?
A.F.R.– Lo más importante para las Cámaras es que se van a mantener como corporación de derecho público, eso ya les otorga el rango que se requiere; el problema está en que tienen que dar unos servicios públicos que lo justifiquen. Seguramente se tendrán que asumir servicios que ahora mismo está dando la Administración, o encomiendas de distintos tipos; habrá líneas de formación, comercio exterior… La mediación y el arbitraje también es algo de lo que se está hablando y sería muy interesante para las Cámaras, porque serviría para rebajar un poco la carga de los juzgados.

P.– ¿Pero se justifica a día de hoy el papel de las Cámaras?
A.F.R.– A nivel mundial y europeo el papel de las Cámaras es incuestionable. Por ejemplo en Alemania tienen una importancia extraordinaria. Somos la institución más cercana a las empresas para el asesoramiento, la formación o la intermediación con la Administración. En la de Torrelavega tenemos la suerte de que nuestro pleno está compuesto por personas que representan a todas las grandes empresas y eso nos facilita centrarnos en los temas que necesitan para poder ayudarles.

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