Backpack lleva el cine a las aulas
Javier Fernández-Espejo ha creado una plataforma para utilizar en las aulas el valor formativo de algunas películas
Utilizar audiovisuales en la formación no es nuevo, pero Javier Fernández-Espejo ha apostado directamente por el cine. Hay muchas películas que reflejan los problemas de la inmigración, de la contaminación, las aspiraciones de los habitantes de otros continentes o escenarios futuros que la ciencia empieza a intuir, y él pretende convencer a los centros de que ese material es útil y atractivo para los alumnos. Su plataforma online Backpack, para centros educativos, ya tiene unos 40 títulos en catálogo, seleccionados para ayudar a desarrollar el pensamiento crítico y educar en valores a los alumnos de Primaria, Secundaria y Bachiller.
El cine no solo es considerado el séptimo arte. Es una fuente de información, una herramienta con la que crear nuevas historias y mundos, sirve para transmitir valores, permite estudiar a la sociedad y es una herramienta pedagógica.
El santanderino Javier Fernández-Espejo siempre ha sido un amante del cine. Estudió Económicas en la Universidad de Cantabria y se trasladó a Madrid, donde trabajó varios años en empresas consultoras y auditoras, pero en 2012 decidió dar un cambio a su vida y crear su propia empresa. En 2014 abrió el Autocine Cantabria, en Torrelavega, una idea novedosa en la región que se vio obligado a cerrar a finales de 2019 por las obras de una cercana autovía.
Javier, junto con tres socios más, decidió abrir el Autocine Madrid Race en la capital de España, una iniciativa que sigue funcionando, aunque el cántabro ha decidido tomar un nuevo rumbo.
Su nuevo proyecto mantienen la vinculación con el cine, aunque ha pasado “de la exhibición natural a la digital”, explica. Conocedor de ese mundillo, tenía contactos en varias distribuidoras de películas y decidió aprovecharlos para fundar Backpack, una plataforma online destinada a unir el cine y la educación.
Una rápida creación
La concepción de este proyecto surgió en septiembre de 2019, aunque ha tardado hasta ahora en materializarse ya que los contactos con las distribuidoras para comprar los derechos de las películas que le interesaban se ralentizaron a consecuencia de la crisis sanitaria y el confinamiento.
Fernández-Espejo, que vive a caballo entre Madrid y Santander, también ha podido recabar en este tiempo el apoyo de la Cámara de Comercio de Cantabria, donde le han asesorado para elaborar un plan de negocio y conseguir la financiación.
Backpack (mochila, en inglés) ya está funcionando y utiliza el cine como contenido educativo y social para ayudar al profesorado y al alumnado de Educación Primaria, Secundaria y Bachillerato.
La plataforma cuenta en estos momentos con unos 40 largometrajes, cortometrajes y documentales, seleccionados por su valor educativo, que irán ampliando y actualizando, puesto que su objetivo es que este material sirva “prácticamente para cualquier asignatura”.
Un equipo de psicopedagogos ha sido el encargado de seleccionar los títulos, así como de elaborar el material que los acompaña, unas fichas de trabajo con las que pueden trabajar docentes y alumnos tras el visionado de cada título.
Funcionamiento
Para usar Backpack, los centros escolares deben pagar una cuota de 8,99 euros + IVA anuales por alumno, aunque la oferta de lanzamiento es de 6 euros, con un mínimo de 50 suscripciones. “Es un precio muy atractivo para los centros, porque la idea es que sean ellos los que asuman el coste y no las familias, y por esa cifra se puede acceder a más de 40 títulos, junto con sus fichas”, subraya Javier.
Cada alumno y profesor tendrá una contraseña, mediante la cual visualizarán los contenidos en la página backpackcine.com, a la que podrán acceder en el centro o en su domicilio.
Las películas están seleccionadas por ciclos educativos (Primaria, Secundaria y Bachillerato) y por áreas temáticas (diversidad, medio ambiente, respeto a derechos humanos e infancia, prevención de drogodependencias, cuidado de animales…). Todas ellas han sido elegidas por su valor pedagógico, lo que no impide que muchas de ellas hayan sido galardonadas en festivales internacionales.
Los títulos pueden verse en alta resolución y en español, aunque están introduciendo la versión original subtitulada en algunos de ellos, para fomentar el inglés en las aulas.
La relevancia de este servicio, según su creador, radica en que “el cine es un complemento educativo muy importante porque ayuda a desarrollar el pensamiento crítico y a despertar la conciencia social y las inquietudes artísticas. Además, el formato audiovisual es más cercano y fácil para los estudiantes”.
Hoja de ruta
En septiembre, Javier Fernández-Espejo inició el lanzamiento de Backpack en el mercado cántabro, pero su objetivo es llegar a todo el país. Una comercialización que, como reconoce, no le resultará fácil, debido al gran número de centros educativos existentes. “Ir contactando uno a uno es muy laborioso; y hay que explicar en qué consiste la plataforma, cuáles son sus objetivos…”, comenta. Por eso el primer año se centrará únicamente en Cantabria.
Por el momento, está muy satisfecho de la acogida que está teniendo en su tierra de origen, ya que varios institutos de la región se han mostrado interesados en contratarlo para algunas de sus clases.
Serán estos centros los jueces que trasladarán al emprendedor su opinión sobre Backpack, su funcionamiento y sensaciones antes de seguir la expansión de su proyecto, que ya tiene en mente: “De aquí a dos o tres años me gustaría consolidar Backpack y convertirlo en la plataforma de referencia a nivel educativo en la región para trasladarlo después al resto de España”.
El cine ha demostrado ya su capacidad para el ocio, para acercar culturas y puede tener todavía aún muchas otras posibilidades por descubrir, como esta que plantea Fernández-Espejo.
María Quintana